Murió un hombre en situación de calle que vivía en su auto: cómo funcionan los dispositivos de contención en Bariloche

Los hogares para personas en situación de calle se llenan de usuarios de Salud Mental y adultos mayores en Bariloche

Días atrás, personal de la Policía de Río Negro detectó que un hombre había muerto en el interior de un auto que estaba estacionado un descampado en proximidades de las vías del tren, en el barrio Ñireco, al este de Bariloche. Era conocido como «El Gitano» y vivía desde hace años en el vehículo en ese sector. Dormía sin calefacción. Según indicaron, al encontrarlo, estaba «congelado». Las temperaturas por las noches, desde hace algunas semanas en la región, son bajo cero.

Desde el hogar Emaús para personas en situación de calle, confirmaron que habían tenido contacto con el hombre en los últimos dos años, pero que se resistía a alojarse allí. «Ante eso, sale del radar. Lo cierto es que hoy, tenemos menos personas que mueren en la calle. Pero si una persona no quiere venir a Emaús, no seguimos interviniendo«, explicó Jorge Linquiman, coordinador de Emaús y empleado del Municipio de Bariloche. En este sentido, mencionó que «son muchos los no aceptan las reglas del hogar, como levantarse temprano y no consumir sustancias», al menos, mientras están ahí.

Desde hace tiempo, el cupo del hogar Emaús -45 personas aproximadamente- está completo en Bariloche. Las personas que transitan una situación de Salud Mental y los adultos mayores representan más del 50%.

«Sin Emaús, estas personas quedarían en la calle, a la deriva, porque no pueden vivir de manera independiente, sin acompañamiento. Hay gente en sillas de rueda o con andador que requieren de otro tipo de instituciones o acompañamiento que no existen en la ciudad», advirtió Linquiman.

Señaló que muchos tienen familias aunque no están en condiciones de acompañarlos ya sea «porque no tienen capacidad en su casa o hay una historia de vínculos rotos». A la vez, hay casos de adultos mayores que no podrían afrontar el costo de un geriátrico. «Hablamos de muchas falencias que nos han llevado a un cuello de botella con muchas personas que terminan quedándose en el hogar. Permanecen las 24 horas«, dijo.

Rodrigo Rapela, presidente de la Fundación Emaús Bariloche, admitió que «no están capacitados para atender a personas con problemáticas de Salud Mental. La ley de Desmanicomialización es buenísima, pero esto de alguna forma, marca su fracaso».

En relación a la permanencia de adultos mayores en Emaús, destacó que «no hay lugares para las personas de este segmento que son pobres. Y terminan en el hogar».

Si bien el objetivo de los operadores es enfocarse en la autonomía de las personas, muchos no están en condiciones de irse. Otros, simplemente, no quieren hacerlo porque encuentran «en el hogar, un lugar de pertenencia».

Linquiman mencionó que también registran casos de personas atravesadas por situaciones de consumo de sustancias y otros casos de quienes, «con escasos recursos, no consiguen alquilar un lugar donde vivir. Quizás podrían pagar una pieza, pero la presión inmobiliaria sigue siendo fuerte. Ni hablar de contar con una garantía o recibo de sueldo».

Cada vez más, en el último tiempo, admitió, deben responder que no hay lugar en Emaús: «Es tremendo, pero es la respuesta que podemos dar. No podemos alojar 200 personas porque se vuelven inmanejable. Tenemos que enfocarnos en cuidar a los que están adentro«.

El crecimiento de la demanda, consideró Rapela, está vinculado al incremento de la población.

En Bariloche, el hogar recibe asistencia por parte del municipio de Bariloche, el gobierno de Río Negro y Nación. «Somos una fundación desde hace 6 años, pero trabajamos como grupo de voluntarios desde hace 18, preocupados porque se moría gente en la calle«, recordó.

Contó que, desde un primer momento, recibieron la ayuda municipal destinado al pago de los salarios de 13 operadores -lo que permite funcionar las 24 horas-, la comida que se le brinda a la gente y el pago de servicios: «En realidad, la situación de calle es una problemática de la Municipalidad y se hace cargo. Nos ayuda un montón. Hay muchachos que duermen en los pasillos de los hoteles, en los cajeros o en el hospital y nos llaman a nosotros. Somos un dispositivo de la municipalidad. Por eso, ningún intendente se animó a recortar estos gastos«, indicó Rapela.

Lamentó que «desde hace tiempo, el hogar está completo y no estaría mal conseguir un dispositivo más grande o un lugar para alojar más gente. Tratamos que nadie duerma en la calle. Algunos paran en algún hostel y vienen para ahorrar. Los alojamos uno o dos días, pero después les explicamos que hay gente que necesita más que ellos».

La falta de ayuda en El Bolsón

Años atrás, los mismos voluntarios replicaron la experiencia del hogar Emáus en El Bolsón al ver que también allí, había gente que dormía en la calle. El obispo de Bariloche colaboró en la puesta en marcha del dispositivo y de hecho, uno de los mentores de la institución, el sacerdote Pepe Lynch, fue trasladado a El Bolsón.

Hoy, reciben a unas 15 personas en situación de calle.

Sin embargo, Rapela lamentó que «la presencia del estado municipal es casi nula»: «Hay una diferencia abismal entre la ayuda del Municipio que recibimos en Bariloche y la de El Bolsón. Si no enviáramos recursos de la Fundación de Bariloche, el dispositivo se cae«.


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