Redescubren en el Parque Lanín flora nativa que no se veía desde los años 60: un hallazgo bajo amenaza

Científicos y guardaparques confirmaron presencia de piñol y más especies. Su reaparición reaviva el interés por conservar los bosques, cada vez más amenazados por la actividad humana.

Patagua. Foto: Gentileza.

Con el propósito de conservar la biodiversidad y proteger los ecosistemas de la cordillera, un equipo de investigadores y guardaparques del Parque Nacional Lanín impulsaron el proyecto Flora del Bosque Húmedo que buscaba registrar y preservar especies vegetales de alto valor de conservación. Los resultados fueron relevantes hallaron nuevamente especies de flora nativa de alto valor de conservación. Entre ellas, una planta que no se veía en Argentina desde la década del 60: el piñol.

El hallazgo se dio en el marco de un trabajo conjunto entre el Parque Nacional Lanín y la Universidad Nacional del Comahue (UNCo) y de la mano de las investigadoras Bibiana Chávez, Jaqueline Curruinca, la dendróloga Andrea Medina y Adriano Arach.

El listado de especies con alto valor de conservación se basa en distintos criterios. “Tienen que ver con cuánto crecen adentro del parque, si su distribución es muy restringida, si son interesantes desde lo taxonómico, raras desde lo botánico y más”, enumeró la integrante del equipo Andrea Medina.

El equipo lleva adelante relevamientos desde 2021, midiendo la altura, el diámetro y las características forestales de los ambientes donde crece.

Uno de los hallazgos fue el del piñol, una pequeña planta que se creía desaparecida en la región. «Justamente en el marco de estos proyectos de estudiar y analizar la flora de valor especial, cerca de Hua Hum encontramos un manchón que había sido citado hace décadas», señaló Medina. «Es una especie que en Chile es muy común, pero en Argentina la única vez que había sido registrada fue ese dato histórico”, explicó.

“Nosotros con esta salida fuimos a tratar de encontrarlo. Y no solo encontramos el manchón, sino que también lo medimos y lo caracterizamos”, relató.

Esa confirmación permitió determinar que la especie no había desaparecido, sino que permanecía en sitios muy poco accesibles. “El registro fue observado por un botánico en la década del 60. Después, al ser un lugar que no se frecuenta, pasan años que uno no va entonces no se sabía si seguía existiendo», explicó la dendróloga.

«Era muy chiquito el parche. Nosotros fuimos y lo medimos, pero empezamos a encontrar más porque otro colega encontró otro manchón, le avisó al guardaparque, el guardaparque nos avisó y allá fuimos a medirlo”, agregó.

Otra de las especies observadas es la patagua (Myrceugenia exsucca), un árbol nativo que crece en muy pocos lugares de Argentina y que forma parte de los bosques húmedos del suroeste. “En Chile tiene una distribución bastante amplia, pero acá entra muy poquito en algunos sectores del oeste del bosque patagónico y está mayormente protegida por los parques nacionales”, explicó.

En el caso del Parque Lanín, sus poblaciones se encuentran en sectores bajos y húmedos, cerca de los lagos. “Es una especie que no le gustan las alturas, más de 900 metros sobre el nivel del mar ya no le gusta. Entonces eso hace que el parque tenga muy pocos lugares con baja altitud», detalló las dendróloga.

Por ejemplo, en San Martín de los Andes, que contiene los lagos más bajos del parque, están las mayores poblaciones, tal vez las únicas».

“Vimos que la especie conforma dos tipos de bosque bien diferentes: uno bastante alto, con árboles de 25 metros, y otro ecosistema que es el que más preocupados nos tiene, porque son ecosistemas que forman como bosques en galería alrededor de los ríos y los lagos”, explicó.


Especies bajo amenaza


Tanto la patagua como el piñol comparten el mismo tipo de hábitat: zonas húmedas y costeras. Y ambas están amenazadas. “Vemos la amenaza principalmente por la presencia de árboles exóticos, que no son solo los pinos: vimos álamos y otras especies que crecen muy rápido y empiezan a tomar posesión de los sitios”, señaló Medina.

Además, según comentó la especialista, el turismo y la ganadería agravan el problema. “Lo único que vimos en estos bosques altos es un poco de presencia de ganado cuando se retira el agua. En los sectores costeros, en cambio, hay pisoteo, basura, y la gente muchas veces sin saber daña las raíces o cuelga cosas de las ramas. Si pudiésemos valorar lo hermosas y valiosas que son, sería distinta nuestra relación”, lamentó.

Para la investigadora, la clave de la conservación está en la educación y el vínculo de la comunidad con su entorno. “Hay un consenso mundial en que la única forma de conservar un ecosistema es a partir de la apropiación de la gente de la especie. No se puede amar ni respetar algo que no se conoce. La educación ambiental ahí es importantísima”, sostuvo.

Además, el valor cultural es inconmensurable. «La patagua es una especie que tiene mucha importancia para el pueblo mapuche», aseguró.

Desde el punto de vista ecológico, su rol es irremplazable. “Están conformando una frontera arbórea contra el lago y los ríos, recibiendo vientos fuertísimos durante gran parte del año. Forman un ecosistema que no muchas otras especies pueden soportar. Son relictos de una época tropical: cuando el clima cambió y vinieron las glaciaciones, quedaron como relictos de selvas tropicales. Por eso son tan valiosas”, explicó.

Es así que la presencia de estas especies en el Parque Lanín implica una gran responsabilidad. “Tenemos una responsabilidad realmente muy grande, desde la universidad y desde el parque, en su conservación y en hacerlas más conocidas», dijo, aunque indicó que «no es solo tarea de las instituciones. También de la gente que convive con ellas, para que las respete y las valore”, afirmó.



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