Semana del Alfajor: en Allen el homenaje pasó de la Fiesta de la Pera a una esquina llena de sabor

La combinación entre curiosidad y vocación hizo que Ana Gordillo se animara a producir sus delicias rellenas, caseras y naturales, nacidas de un primer experimento con el dulce de esa fruta emblemática. Hoy su foco está puesto en lo tradicional, pero con un toque propio.

Dulce de leche, nuez, chocolate, café y ese dulce de pera que marcó el comienzo de todo, son algunas de las variedades que ofrece en sus pedidos la impulsora de “La Fábrica”, un local de sabores que esta semana homenajea al alfajor, desde Allen. 

Administrativa en el laboratorio familiar de análisis clínicos, Ana Gordillo se animó a probar con una faceta suya diferente, en la que no sólo pudo hacer realidad un emprendimiento propio, sino también disfrutar de ese gusto por la pastelería que nació hace años y que las obligaciones de la vida habían mantenido dormido. 

Un homenaje al Alfajor desde Allen | Cocinar saludable y rico


Atrás habían quedado aquellas tardes en las que pasó ratos anotando las recetas que veía en manos y relatos de las expertas del desaparecido canal «Utilísima«, pero de todo eso atesoró un recuerdo: la vez que se animó a preparar alfajores caseros con dulce de pera, para ofrecerlos en una edición de la Fiesta Nacional allense, que reconocía a los platos realizados con la fruta homenajeada.

El tiempo pasó y fue recién después de la pandemia cuando, como suele pasar, la necesidad de aumentar sus ingresos venció a los obstáculos y le metió la presión suficiente para tomar coraje: así nació “La Fábrica”, en la esquina de Italia y San Martín, a donde se zambulle desde entonces cada tarde, para repartirse con sus otros roles de ama de casa, de empleada, de esposa y de madre.

Un homenaje al Alfajor desde Allen | Delicias para una tarde de mates o para eventos especiales


Allí se da el gusto de cocinar lo que le gusta y como le gusta, delicias de todo tipo, entre ellas, los tradicionales alfajores de maicena y también de harina integral, en un espacio pensado para elaboraciones artesanales, sin conservantes ni aditivos, en sintonía con las necesidades de quienes eligen comer saludable o lo hacen para cuidar su salud. 

En pedidos por encargo y gracias a una formación constante con especialistas de la región, como Verónica Canero, Ana se anima cada semana a buscar su propia versión de cada propuesta, con la satisfacción de que sus clientes llevan a la mesa, en tiempo y forma, las delicias que puede ofrecerles tanto para una tarde de mate cualquiera como para los eventos más especiales. Hoy este emprendimiento la ayudó a cambiar la mirada que tiene sobre sí misma, a darle valor a su esfuerzo y a confiar en que puede ir por más. Todo gracias a esos primeros alfajores.


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