Semana del alfajor: la historia de Roberto y Carmen, con los alfajores de montaña, desde Bariloche
La pareja se propuso crear un alfajor que, "al probarlo, nadie pudiera dejar de comer". Pese a ser un microemprendimiento familiar, lograron subsistir a las diversas crisis económicas, incluso la pandemia.
Más allá de ser la capital nacional del chocolate, Bariloche también es marca registrada en alfajores, con la marca Bambi que transita casi 36 años de vida. Estos alfajores “de montaña”, con una fuerte impronta patagónica, pisaron fuerte primero en otras localidades del país, como Río Gallegos, El Calafate, Córdoba y provincia de Buenos Aires -incluso en muchas estaciones de servicio de las rutas patagónicas- hasta que finalmente, lograron imponerse en la ciudad que les dio origen.
El emprendimiento logró surfear todos los vaivenes económicos del país y hoy sobrevive como empresa familiar, de la mano de sus fundadores y dos de sus seis hijas.
La iniciativa nació a fines de la década del 80, por parte de Roberto Boretsky y Carmen Stoyanovich, pareja que está a punto de cumplir 57 años de casados.
Roberto tiene 77 años, es hijo de padre ruso y madre italiana que desembarcaron en Argentina, después de la guerra en Europa. Nació en San Miguel, provincia de Buenos Aires, pero sus padres se radicaron en Bariloche siendo muy pequeño. Se define como “un viajante de comercio”: “Desde chico, viajaba ofreciendo productos de almacén, de librería, mercería. Con mi señora nos casamos muy jóvenes y en los 80, un momento muy difícil del país, decidimos empezar a producir chocolate en la calle Onelli”.

La idea era aprovechar la experiencia de Roberto y vender a otros mercados. Pero la pareja descubrió rápidamente que el chocolate “no tenía tanta rotación”. “De modo que empezamos a pensar qué serviría. Analizando todo, nos enteramos que el 50% de las golosinas más vendidas en el país son los alfajores. Y nos propusimos hacer un alfajor que, al probarlo, uno no pudiera dejar de comerlo. Así arrancamos”, comentó Roberto.
La producción arrancó en la avenida Pioneros, en el barrio Melipal, y luego se trasladó a Dina Huapi. “Mi señora era muy buena en repostería y chocolatería, de modo que eso ya era una garantía. Nos propusimos hacer una mini torta. Arrancamos con una receta de torta«, dijo.
Tras la sugerencia de un amigo, la pareja decidió que el emprendimiento se llamara Bambi. «Uno lo asocia con algo dulce y tierno. Pero nos costó horrores registrar la marca. Muchos años. Casi que tuvimos que arreglar con la prima de Walt Disney«, comentó risueño.

¿Cuál fue la idea que dio origen a Bambi? Lograr un verdadero alfajor de montaña: «Queríamos hacer un alfajor bien anti-dieta, con muchas calorías. Y así quedó: mucho chocolate y dulce de leche, mouse al rhum, frambuesa, calafate. Todas cosas potentes. Recuerdo que uno de los alfajores surgió a partir de un pedido que nos hicieron para ofrecer un postre a los estudiantes egresados que venían a Bariloche».
Como Roberto era un «viajante», durante muchos años no tuvieron un local comercial para el público. «Siempre vendimos al por mayor, hasta que mis hijas -Laura y Andrea- se involucraron. Así arrancamos con un negocio en Belgrano 33, luego en la primera cuadra de la calle Mitre y ahora en la galería Paseo de la Catedral. También tenemos un local en la fábrica en Dina Huapi», afirmó.

«Y ahí está Carmen -destacó el hombre-, con sus 78 años, adentro de la fábrica poniendo todo de ella, como desde el primer momento». A lo largo de estos años, reconoció, «hemos vivido momentos muy buenos; otros no tanto. Pero hoy seguimos manteniendo la marca. Solo Dios sabrá hasta cuándo«.
Una incorporación tardía al Código Alimentario Argentino
Por extraño que parezca, recién en 2002 se incorporó la denominación alfajor al Código Alimentario Argentino.
El flamante artículo especificaba: «Se entiende por alfajor el producto constituido por dos o más galletitas, galletas o masas horneadas adheridas entre sí por productos tales como mermeladas, jaleas, dulces u otras sustancias o mezclas de sustancias alimenticias permitidas«.
La resolución de la SXecretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación de la Nación también aclaraba que la denominación de venta será: «alfajor de…» o «alfajor con…» o «alfajor relleno de…» o «alfajor con relleno de…», seguido de «con baño de…» y/o «cubierto con…».

También permitió que el alfajor se denomine con una procedencia que identifique su tipo, como cordobés o santafesino.
El Departamento de Bromatología del Ministerio de Salud de Chubut detectó que el alfajor no estaba contemplado en el Código y el trámite duró casi dos años.
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Más allá de ser la capital nacional del chocolate, Bariloche también es marca registrada en alfajores, con la marca Bambi que transita casi 36 años de vida. Estos alfajores “de montaña”, con una fuerte impronta patagónica, pisaron fuerte primero en otras localidades del país, como Río Gallegos, El Calafate, Córdoba y provincia de Buenos Aires -incluso en muchas estaciones de servicio de las rutas patagónicas- hasta que finalmente, lograron imponerse en la ciudad que les dio origen.
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