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Sin lluvias en primavera, se espera que continúe la sequía y el calor en Neuquén

Se está en un período de transición y se espera el nuevo año hídrico que comenzará en el otoño para ver si cambia la tendencia. La nieve del invierno y el deshielo ayudaron a paliar la situación y el caudal de los ríos, pero desde hace tres años que no llueve mucho en otoño y primavera.

¿Volverá a quedar sin agua el brazo que rodea la isla 132? ¿Los crianceros tendrán inconvenientes para alimentar a su ganado? La sequía que ya tenía 13 años en la región aminoró su impacto aunque no se llegó a los niveles de humedad que había en la etapa previa.

Las olas de intenso calor, las lluvias convectivas que producen daño en la zona de cañadones y la combinación de temperaturas cálidas más viento persistente que seca y que propician los incendios, parece que llegaron para quedarse.

Para la segunda quincena de este enero y a fines de febrero también se prevén períodos calurosos. Por la condición de un océano Pacífico frío frente a las costas de Chile, Perú y Ecuador y una tercera Niña, los veranos son calurosos y los inviernos más rigurosos, es lo que tenía en hipótesis la Autoridad Interjudisdiccional de Cuencas (AIC).

El presidente del organismo, Daniel Figueroa, fue cauto e indicó que está garantizada el agua para los usos que se fiscalizan. «La AIC, órgano de control de un recurso tan importante como es el agua, tiene como función principal el cuidado del abastecimiento del agua para uso humano, en segundo lugar para la producción agrícola, en tercer lugar la industria y en cuarto lugar la producción hidroeléctrica», definió.

El pronosticador de la AIC, Fernando Frasetto, dijo que «la tendencia es un Pacífico frío con veranos calurosos e inviernos rigurosos, pero hay que ver que estamos en un período de transición porque en febrero y marzo La Niña se retira y comienza a calentar las aguas del Pacífico en las costas de Sudamérica y eventualmente podríamos tener (el efecto climático conocido como) El Niño en el segundo semestre del 2023″.

En un contacto que mantuvo con Telefé Neuquén, el profesional aclaró que «es un tema para ver más adelante porque puede haber un escenario auspicioso aunque se requiere esperar para ver cómo se desarrolla».

Técnicamente se observa la continuación de la sequía en función de que las tres últimas primaveras y otoños se han caracterizado por ser secas sin registrar precipitaciones de relevancia, en la alta cuenca. Hubo nieve en invierno lo que implica, a juicio de la dirección política de la AIC, que se pueda garantizar los cuatro usos del agua para los próximos meses.

«Seguimos en emergencia hídrica», dijo Figueroa quien recordó los altos porcentajes de reducción de caudal por falta de alimentación de la alta cuenca del río Neuquén desde donde se abastece el sistema de riego de todo el Alto Valle.

¿Qué significa que hubo seis estaciones en tres años secas? Básicamente que el agua de los ríos se nutre sólo del deshielo que siempre aporta en forma parcial para la cuenca que lleva hacia el Negro.

Ahora se deberá esperar el inicio del ciclo hidrológico en el próximo otoño, aunque no se descarta que antes se produzcan lluvias. Hay que aclarar que las lluvias en la baja cuenca, es decir, sobre la zona petrolera o en la zona periurbana de la ciudad de Neuquén aunque sean intensas no ayudan a incrementar el caudal. Las lluvias que ayudan a ese objetivo son las que se desarrollan en la zona cordillerana y precordillerana que actúa como una especie de esponja que absorbe la humedad.

Frasetto indicó que la actual ola de calor y la anterior se focalizan en Argentina y Australia y advirtió que en el centro del país la situación es más preocupante porque el déficit de precipitaciones es tan importante que viene soportando olas de calor desde noviembre. Hubo lluvias pero no se llegó a cumplir la cuota de evaporación sino de deshidratación para la zona de producción agrícola.

En lo que hace a la producción frutícola, hay una previsión en función de lo que almacena el complejo Cerros Colorados en los lagos Los Barreales y Mari Menuco, con sus cuatro diques de los cuales sólo uno produce energía. Del Neuquén se alimenta el canal principal de riego desde el inicio de la temporada en agosto.

En cuanto al agua potable, en la temporada de otoño invierno pasado, el EPAS y Recursos Hídricos trabajaron para poder dragar, encauzar y canalizar el río Limay. Así se consiguió mejorar la llegada del agua a los sectores de bombeo que abastece al 30% de la ciudad capitalina. Los sectores este y centro se abastecen del Limay y no del acueducto Mari Menuco.

También fue necesario que se profundizaron los pozos para tener mejor capacidad de recuperación. El organismo sanitario está pendiente de la cisterna de la zona alta, ubicada en inmediaciones del Balcón del Valle, porque desde allí se abastece gran parte del este y centro de la ciudad capital. De todas formas, se aclaró que en invierno como no hay riego el consumo tiende a disminuir.

En julio del año 2021 se declaró la emergencia hídrica que limitó la operación de los embalses. Es decir que desde la empresa Cammesa, que compra la energía que se produce en el país, no podrá pedir que se erogue más allá de los caudales que se fijaron para el riego.

Esto es de 170 metros cúbicos por segundo (m3/s) a 280, para el río Limay aguas abajo de la represa de Arroyito. En el caso del Neuquén pasó de 35 a 90 m3/s.

Estos son los caudales que se mantendrán hasta el fin de la temporada, el 1 de mayo de 2023, según la AIC.

Hay obras previstas en el presupuesto nacional


El presidente de la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC), Daniel Figueroa, reveló que en el presupuesto nacional hay un fondo equivalente a 52 millones de dólares destinado a que se realicen obras por parte del organismo que integran las provincias de Neuquén, Río Negro y Buenos Aires.

Indicó que, más allá de las precipitaciones, hay una previsión en los embalses que garantizan agua para consumo humano, uso industrial, de riego y para producción de energía. «Estamos esperando que se vaya El Niño y que venga La Niña», en alusión al nombre que tienen los fenómenos climáticos que pueden implicar mayores lluvias en la región. Dijo, de todas formas, que la sequía seguía persistiendo.

Deseó que se comience con la obra de Chihuidos e indicó que, en menor medida pero con suficiente agua, el Limay viene más cargado y que el Neuquén está estable, lo que permite mantener los embalses.
«Podemos decir de que hasta mayo tenemos asegurada el agua, hay que tener en cuenta que cualquier lluvia, aunque sea torrencial en los valles, no permite acumular agua», dijo.

Sostuvo que los directores de la AIC «actuamos con el consenso y armonía» en las decisiones y «no se va a hacer aquello que perjudique a la cuenca porque, más allá de las disputas, hay que buscar y preservar el punto de equilibrio».

En cuanto al financiamiento, dijo que se había terminado el 2022 en forma equilibrada y esperaban que se continuara este año.

En referencia a la previsión presupuestaria, dijo que «hay una serie de obras enfocadas en el marco de la seguridad de las riberas que son necesarias, máxime cuando las ciudades crecen». También explicó que, si bien la AIC no tiene opinión sobre el tema de la renovación de las concesiones, sería interesante que se previera en los nuevos contratos cómo se financia el organismo que, de 90 técnicos, se quedó con 45.

Afirman que es por el cambio climático


Se trata de una sequía histórica que responde, de alguna manera, al cambio climático, resumió el Colectivo Ambiente Patagonia, una organización relativamente nueva en la región que carece de entidades que se dediquen al cuidado del ambiente.

Insisten en hablar no de emergencia hídrica sino de emergencia climática. Las perspectivas en la región Patagonia y en buena parte del país es que las sequías van a ser más persistentes y más pronunciadas.
Advirtió que el cambio climático implica la ocasión de lluvias repentinas pero con una disminución de las precipitaciones que son las que generan humedad.

El gobierno neuquino decretó la emergencia hídrica social y productiva donde se observa esta situación y se creó un comité para abordar la emergencia con la asignación presupuestaria. Se hizo por 180 días y se prorrogó por igual período.


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