Terminó en la Justicia por un acompañante para su hijo en Roca

La asistencia a clases de un niño de cuatro años de Roca, que arrancó este año en el Jardín de Infantes Nº 12, fue una lucha para su familia. Tiene un retraso madurativo y, como no le aprobaban el ingreso de una acompañante terapéutico, su mamá lo acompañaba todo el tiempo para “atender sus crisis”. Desde la Supervisión no se la habilitó hasta que la Justicia resolvió lo contrario.

“Mi hijo tiene 4 años. Tiene retraso madurativo con tendencia autista. Una semana antes de las inscripciones nos acercamos a la supervisión para comunicar e interiorizar sobre la situación de él en particular”, explicó la mamá del nene, Ana Cáceres, que vive en el radio céntrico de Roca.

Lo anotaron, pero a pesar de contar con el Certificado Único de Discapacidad (CUD), el pedido médico y documentación que lo avala, no se aprobaba la asistencia del niño junto a su acompañante a clases.

“No se le dio lugar a su trayectoria médica”, sostuvo la mamá, quien incluso refirió a la evaluación del ETAP.

“Usa pañales, en sus desbordes emocionales no controla la fuerza”, apuntó. “Mi hijo demanda atención especial, que lleva a que la de los otros nenes se vea muy desdibujada”, consideró Cáceres, quien aseguro que desde la supervisión local “se transfirió al jardín toda la responsabilidad”.

Ante la falta de respuestas, la familia presentó un recurso de amparo. “Tiene una inmediatez de 48 a 72 horas máximo, fue una lucha de tres meses”.

“No estaba pidiendo un elefante rosado, sino lo que le corresponde a mi hijo”, sostuvo Cáceres. “Me decían que faltaban papeles que ya había presentado”, argumentó. Recién el lunes 22 de mayo comenzó la acompañante terapéutica con Joaquín.

A pesar de ello, la familia radicó una denuncia por discriminación ante el Inadi y ante Viedma, y solicitó que se tomen medidas en el sistema de educación.

“Río Negro” buscó la palabra de Educación, y se asumió el compromiso de dar una respuesta en las próximas horas.