Video | El nuevo valle del río Negro: de la mano de las vedetes del agro, asoma el Negro Muerto
Cuál es el plan del Gobierno rionegrino para que más de 60 mil hectáreas vírgenes entre General Conesa y Choele Choel se incorporen al riego y se desarrollen. El éxito con la soja es apenas una muestra del enorme potencial productivo del área.
En la margen norte del río Negro, sobre el Valle Medio, una nueva gran área productiva en la Norpatagonia promete: su nombre es Negro Muerto. Es el escenario donde se desarrollan con éxito cultivos tradicionales de la zona núcleo agrícola de Argentina, entre ellos la soja.
Se calcula que el área regable de esta región geográfica es de unas 62.000 hectáreas. La misma estaría a las puertas de un despegue definitivo debido a un plan de inversiones en electrificación, elaborado por el gobierno de la provincia de Río Negro.
Uno de los casos testigos del potencial de Negro Muerto es el del campo Kaita-Co, ubicado a media hora de la localidad de General Conesa. Gracias a un extraordinario proceso de formación de suelos (que no estuvo exento de errores), hoy alcanzan rendimientos que superan largamente a los de la pampa húmeda.
La experiencia en Kaita-Co y otras chacras cercanas redundó en un cúmulo de conocimientos que permitiría a otros productores encarar un proyecto agrícola sobre una base más firme: hoy el riesgo es menor. El rol de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) ha sido fundamental en esta curva de aprendizaje.
Negro Muerto, el nuevo valle del río Negro
Una de las grandes ventajas comparativas que ofrece la provincia de Río Negro para el desarrollo de actividades agrícolas radica en la abundancia de agua de alta calidad proveniente del río homónimo. Su bajo nivel de salinidad es la virtud más destacada de la misma.
Sin embargo, en las costas de ese cauce hay aún grandes extensiones de tierras sin regar y, por ende, improductivas: las precipitaciones son escasas en el lugar. En particular, una de esas zonas es el valle conocido como Negro Muerto.

Como se observa en el mapa adjunto, el Negro Muerto se ubica en la margen norte del río Negro, entre las ciudades de Choele Choel y General Conesa. Según indicaron desde la Secretaría de Agricultura provincial, esa llanura tiene una extensión mayor a las 90.000 hectáreas, de las cuales unas 62.000 son “fácilmente regables”.
Actualmente, la principal limitante del Negro Muerto radica en la falta de infraestructura. La ruta provincial 53, que atraviesa ese valle, no está asfaltada. Sin embargo, la carencia más apremiante (y el principal reclamo) radica en la inexistencia de tendido eléctrico en la zona.
El bombeo de agua para el riego en Kaita-Co se realiza a base de gasoil, lo que encarece el proceso y lo hace menos eficiente desde el punto de vista energético y ambiental. Para el reemplazo por sistemas de riego eléctricos, son necesarias obras de electrificación: no solo transformarían la ecuación de los productores ya instalados, sino también el futuro del incipiente valle.
El secretario de Agricultura de Río Negro, Lucio Reinoso, confirmó a Diario RÍO NEGRO que el proyecto de electrificación del Negro Muerto ya está terminado y presentado. Su ejecución tiene un plazo estimado de 18 meses, y se iniciará una vez que se consiga el financiamiento necesario. La iniciativa, según explicó Reinoso, prevé la construcción de una línea eléctrica de media tensión para abastecer de energía a esta vasta área y eficientizar el riego.
La ejecución de la primera etapa de la obra de electrificación contempla 15.000 hectáreas con potencial de riego, y una inversión de US$8,5 millones.
“El proyecto contempla una doble terna de 33 kilovatios que partirá desde la estación transformadora El Solito y cruzará el río Negro. Desde allí se desplegarán unos 35 kilómetros de electroducto con siete subestaciones transformadoras, que permitirán reducir la tensión a 13.000 voltios, aptos para que los productores puedan conectarse y utilizar equipos de riego eléctricos, tanto gravitacionales como por pivote”, explicó el funcionario.
La ejecución de esta primera etapa contempla 15.000 hectáreas con potencial de riego, y una inversión de US$8,5 millones. Se trata de una fracción del total, pero con impacto inmediato: solo esta etapa beneficiaría a ocho productores, entre ellos el establecimiento Kaita-Co. El proyecto se diseñó en cuatro fases para hacerlo técnica y financieramente viable.
Reinoso destacó además que el plan fue elaborado en conjunto con otras áreas del gobierno provincial, como la Secretaría de Energía y la Secretaría de Ambiente y Cambio Climático. Ya cuenta con el estudio de impacto ambiental aprobado y fue validado con los productores de la zona mediante talleres participativos. Mientras se buscan alternativas para solventar la iniciativa, el Negro Muerto espera por su transformación definitiva en un nuevo polo agrícola de Río Negro.
El potencial del Negro Muerto
Este valle está abordado por varias condiciones medioambientales favorables. La mencionada abundancia de agua de calidad es solo uno de los factores beneficiosos del lugar: el clima ofrece también grandes ventajas.
La primavera y el verano en la Norpatagonia se caracterizan por los altos niveles de radiación solar y heliofanía. Las horas de sol son más que en el centro del país, y son pocos los días nublados. “Es como tener más horas abierta la fábrica”, explicó Hugo Ghio, uno de los propietarios de Kaita-Co. Además, las temperaturas de la región son apropiadas para todo tipo de cultivos de verano.
“En una condición natural tan favorable, con el agua, la radiación y las temperaturas que tiene esta zona, vimos que podíamos hacer agricultura o ganadería. Pero si algunas de esas actividades no funcionaran bien, sabíamos que podíamos hacer horticultura o fruticultura. El ambiente acá no es para producir algo determinado, hay opciones«, agregó el productor.

Las heladas tempranas y tardías constituyen un desafío climático para los productores. A fin de minimizar riesgos y daños, se recomienda para la soja las semillas de ciclo más corto del mercado.
Sin embargo, el principal obstáculo para desarrollar la actividad agrícola a gran escala en Negro Muerto radica en los áridos y pobres suelos del monte. Una barrera que, a fuerza de prueba y error, ha sido superada.
La formación de suelo, la clave del éxito de Kaita-Co
Jorge Mazzieri, otro de los dueños del campo, explicó con un bloque de tierra en sus manos los resultados del proceso formativo de suelos que han realizado en el lugar. En sus primeros 10 centímetros, el suelo tiene una estructura, un color y un olor totalmente diferentes del que se ubica más abajo y que caracteriza al monte patagónico.
Estas diferencias se traducen en capacidades distintas de absorción y retención de humedad. «Con el paso de los años, tenemos que lograr al menos entre 40 y 50 centímetros de profundidad de suelos de estas características, para que el agua de riego infiltre rápidamente y seamos muy eficientes en la lámina aplicada”, detalló Mazzieri.

La construcción de suelo es un trabajo largo y acumulativo. Particularmente, los ejes de las labores en Kaita-Co son dos: uno de ellos es la rotación de cultivos. “Lo que vemos acá es el desarrollo de más de 10 años de suelo, donde hubo varios cultivos de maíz, de trigo, de soja, de vicia. Es el resultado de acumular mucha materia seca que se fijó en el suelo. No es algo de este último año, es la expresión de todo lo que se viene haciendo, por eso la uniformidad”, contó Ghio mientras observaba las más de 100 hectáreas cubiertas de vicia de excelente calidad.
El otro eje es la siembra directa, un sistema de cultivo en el que se siembran las semillas directamente en el suelo sin realizar remociones previas, preservando los residuos de cultivos anteriores en la superficie. Esto es clave para incorporar materia orgánica al suelo, mejorar su estructura y capturar carbono.

Los resultados están a la vista. En Kaita-Co la cosecha de 130 hectáreas de soja ya finalizó, y los rendimientos medios se estiman entre los 45 y 50 quintales por hectárea (qq/ha) para esta temporada. Para comprender este guarismo, es oportuno mencionar que la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) estima para la zona núcleo agrícola rindes por debajo de los 30qq/ha para la campaña 2024/2025.
En este establecimiento también se produce trigo con éxito. La última cosecha, que tuvo lugar entre diciembre y enero, arrojó resultados excelentes. Los rindes de trigo de ciclo corto (sembrado en agosto) con riego en pivote fueron de 70qq/ha, mientras que para el caso del trigo de ciclo intermedio (sembrado a fines de julio) el rendimiento promedio estuvo en torno a los 80qq/ha, con un lote de 84qq/ha. Estos resultados también fueron muy superiores a los logrados en la pampa húmeda bajo condiciones de secano.
Los productores están convencidos de que el potencial del proyecto no es solo económico, sino también ambiental. “Estamos tomando carbono de la atmósfera y lo volcamos al suelo, todo lo que produzcas acá desde el punto de vista agrícola-ganadero es constructivo para la naturaleza, es un beneficio que va a durar y perdurar en el tiempo”, explicó Ghio.
Kaita-Co está emplazado en un lugar que promete ser un nuevo motor para la economía rionegrina. “Negro Muerto puede correr en Fórmula 1, mientras la pampa húmeda tiene techo: como mucho puede llegar a Turismo Carretera”, ilustró el productor.
En la margen norte del río Negro, sobre el Valle Medio, una nueva gran área productiva en la Norpatagonia promete: su nombre es Negro Muerto. Es el escenario donde se desarrollan con éxito cultivos tradicionales de la zona núcleo agrícola de Argentina, entre ellos la soja.
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