«Yo también quiero esquiar»: el anhelo de estudiantes rurales por llegar al Batea Mahuida
Dos instituciones trabajan en conjunto con un grupo de padres, para que los chicos y chicas de la Escuela Rural N°290 de Abra Ancha también disfruten de la nieve, como lo experimentan los turistas. El proyecto ya lleva varios años y en verano esperan que incluya rafting, kayak y observación de aves.
La resolución del 10 de abril de 1964 fue la que ordenó la creación de un «servicio de enseñanza primaria» en la zona de Abra Ancha, Neuquén. Ya en ese entonces, dice el documento histórico, ese avance llegó gracias a «la legítima aspiración» de vecinos, vecinas y autoridades, que «aunaron esfuerzos en acción solidaria». 61 años después, esa misma actitud sigue siendo el motor principal de este colegio, como tantos otros, en busca de mejores opciones para los estudiantes. Y en un entorno que queda rodeado de nieve, ¿por qué no enseñarles también a esquiar?
Llega esta época del año y para escuelas como la 209 de ese paraje, significa el fin del ciclo lectivo y la llegada de las vacaciones, hasta que vuelvan los días más templados. Algunos papás recuerdan de hecho que antes, con las primeras nevadas, el acto patrio del 25 de mayo ya se convertía también en la ceremonia de fin de curso, con el objetivo de anticiparse al crudo clima que se avecinaba.
«Yo también quiero esquiar», el anhelo en Abra Ancha | Cambio de mirada


Hablar de nieve con esa generación anterior no es sinónimo de disfrute ni de paseos, menos de snowboard o pistas de esquí. A lo sumo una “escapada” a Cuesta del Rahue y nada más. Para ellos, la nevada es necesaria para que haya buenos pastos para sus animales más adelante, pero implica mojarse los pies en cada salida, buscando leña, y pensar en el forraje que servirá de suplemento para atender a sus vacas, cuando el manto blanco no las deje salir al campo. Walter Gelves es uno de esos nacidos y criados allí, que egresó de ese mismo colegio N° 209 cuando era de madera y cuando el frío los obligaba a aprender primero a cortar leña y a acarrear agua para calentar, antes que salir a jugar.
Sin embargo los tiempos cambian y ya sus hijos tienen otras posibilidades. Y otros anhelos. Azul es una de ellas, actual estudiante en Abra Ancha, y una de las que espera con ansias la partida en septiembre hacia la zona de Villa Pehuenia, distante a más de 70 kilómetros, donde los espera el Parque Batea Mahuida. Asistida por sus hermanos mayores y primos, ya aprendió a disfrutar las bajadas con un gomón o en bolsas sobre la nieve, por las pendientes del mallín que rodea su casa, según contó Graciela Salazar, su mamá.
Esa señora integra el grupo de padres que junto al profesor de Educación Física, Marcos Aguerre, están sumando voluntades para este viaje, uno más de los que ya vienen realizando hace unos cuatro años, en una tendencia regional que busca alentar a los más chicos a esta perspectiva diferente. Esperan que en los meses más cálidos se pueda sumar rafting, kayak y observación de aves, otro de los hobbies del docente que reparte sus jornadas de trabajo con la Escuela Albergue N° 57 de Quilca.
«Yo también quiero esquiar», el anhelo en Abra Ancha | El apoyo solidario desde Junín
Hechas las solicitudes, los espera la Planta de Campamentos N°11 de Pehuenia, que estuvo algunos meses sin actividad por tareas de mantenimiento. Para hacerlo posible, necesitan recaudar el dinero necesario para el transporte y la ropa de abrigo acorde para la actividad de iniciación al esquí, que protagonizarán por unos cinco días.
Ahí es donde aparece la labor de la Misión “Nanito Calfunao”, grupo solidario de Junín de los Andes, que los visita con ayuda hace tiempo, y que en este caso, viene juntando pantalones y camperas térmicas en las últimas semanas para hacer realidad el sueño. Ya acercaron el primer envío con lo conseguido y grande fue la algarabía de los chicos cuando pudieron probarse las prendas para ver a quien le quedaba mejor cada una.



Así, tanto Aguerre, como el resto de la comunidad educativa, con los docentes de otras áreas articulando la labor, tratan de “transmitirle a los chicos lo que nos brinda el lugar y que no está disponible en las grandes ciudades, y que por eso hay que aprovecharlo”. Saben que los costos de las clases o el pase para esquiar serían impagables para muchos de sus alumnos, si tuvieran que abonarlos en el ámbito privado.
Por eso insisten cada año en que ellos también puedan disfrutar de su paisaje y su entorno, de la misma manera que lo hacen los turistas y visitantes que pasan y se van. La satisfacción de verlos completar sus primeros deslizamientos hacen que todo el esfuerzo haya valido la pena.
Para ayudarlos, comunicáte al 2942 54-5657.
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