Sube el consumo de alcohol entre los chicos: alarmantes cifras en la región

Además del asesinato llevado a cabo por 10 rugbiers, el consumo de alcohol quedó en la mira. “Es la droga que más consumen los argentinos de todas las edades”.

Además del combo letal de violencia machista protagonizado por un grupo de 10 rugbiers en Villa Gesell, el asesinato de Fernando Báez Sosa dejó otro tema sobre la mesa del debate: el consumo de alcohol.
El intendente de la villa balnearia resolvió prohibir el consumo en la calle y en la playa, y por estos días, el ingreso a los balnearios deja postales similares al ingreso a una cancha. Se revisan las conservadoras, mochilas y hasta el contenido de los termos.


Sin llegar a ese extremo, desde la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación (Sedronar), la flamante responsable del organismo, Gabriela Torres, consideró que “si hablamos solo de los rugbiers nos estamos perdiendo la oportunidad como sociedad de hablar del problema que tenemos del descuido a los jóvenes y sobre todo con el consumo de los jóvenes, particularmente con el consumo de alcohol. El alcohol es la droga que más consumen los argentinos de todas las edades y, sin embargo, no se habla del tema porque hay una representación cultural muy arraigada que no lo asocia a un problema”.


Según datos de la Sedronar de 2017, el consumo de alcohol en los jóvenes de entre 18 y 24 años aumentó 12 puntos en siete años.
En Río Negro, según datos de la Agencia de Prevención de Adicciones y Consumo de la provincia, las sustancias que presentaron mayores tasas de consumo en un año fueron alcohol (74,2%) y tabaco (30,3%), muy por encima de los números nacionales.


El informe de RíoNegro destaca que en el caso del alcohol, el mayor índice de consumo se presenta entre los 25 y los 34 años. Pero, el informe agrega un dato alarmante: el 70,5 % de los adolescentes de 12 a 17 años consumió alcohol a lo largo de un año. Las encuestas dan 4 décimas más arriba en Neuquén para es misma franja. En ambos casos, el número está muy por encima del 53,8% en el nivel nacional.


Según esos mismos datos, la media de inicio en el alcohol para los jóvenes de una y otra provincia es a los 16 años.

Consumo avalado


El médico de adolescentes Emilio Pevsner señala que el consumo es un problema grave y creciente de la salud pública a nivel mundial porque “es avalado y aceptado socialmente”.


Pevsner, que suele ser convocado por instituciones educativas o padres, antes de las famosas despedidas de quinto año para dar charlas sobre el consumo de alcohol, explica que en el último tiempo “se ha modificado el perfil tradicional de consumo que antes estaba asociado a la mesa familiar, y donde la embriaguez era un efecto no deseado, a otro, que denominamos consumo episódico excesivo, en el que la embriaguez es el motivo para la ingesta.”


Mabel Dell´Orfano, directora de la Agencia de Prevención de Adicciones y Consumo de Río Negro, insiste en que el principal problema es no llamar las cosas por su nombre (“el alcohol es una droga”) y la actitud de los adultos. “Los adultos no tomamos conciencia de la complicidad que tenemos respecto a los daños provocados a los jóvenes”, sostiene.


En ese mismo sentido, Pevsner resalta que son los adultos quienes “colaboran con la elaboración de la previa o las despedidas; son quienes permiten que suceda, o ponen el lugar (la casa)”. Y destaca: “Los padres no son los culpables de cómo se desarrollan la previa y la pre-previa, las fiestas y los desbordes posteriores. Pero los adultos no dejamos de ser los responsables”.


Tanto Dell’Orfano como Pevsner entienden que el consumo en los adolescentes es particularmente grave porque hasta los 20-25 años, el lóbulo frontal no está desarrollado. “Al comenzar el consumo de alcohol en la adolescencia, el cerebro se habitúa antes de terminar su proceso de maduración, y el problema se prolonga en el tiempo, no sólo porque va generando mayor tolerancia al alcohol, sino también, por los daños (en el cerebro, como la disminución de las capacidades cognitiva, o en otros órganos)”, explica Dell’ Orfano.


Y tanto uno como otro señalan que la costumbre de consumir alcohol antes de cada salida es una cuestión cultural que tiene que cambiar desde varios ejes.


Uno de ellos es el de los padres, que tienen “miedo a decirles no a los hijos: en medio de tanto miedo, miedo a los límites, miedo a perder la simpatía y la benevolencia de nuestros vástagos, aprendimos a decir solamente sí y nos reprimimos con el no, como si fuera maléfico”, señala Pevsner. Y agrega Dell’ Orfano: “Si los padres fueran conscientes de que esto es un tema de salud, van a actuar”.


Justamente ese, asegura Dell Orfano es uno de los objetivos de la agencia que conduce: “desnaturalizar el consumo, aumentar percepción del riesgo y fortalecer los espacios de asistencia”.


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