Tangos del exilio por el dúo Sandra Luna-Juan Esteban Cuacci

La cantante Sandra Luna y el pianista Juan Esteban Cuacci, con diferentes militancias dentro y fuera del tango, editaron su primer disco conjunto, “Solos”, que retrata, aseguran, “exilios internos y externos” sin buscar la originalidad sino “una propuesta honesta”.

Luna y Cuacci, artistas con linaje porteño pero con carreras arraigadas en el exterior, grabaron el álbum en 2010 pero, a raíz de sus compromisos internacionales, recién lo presentarán los jueves 7 y 14, desde las 22. en el Centro Cultural Torquato Tasso (Defensa 1575).

“Solos” es un disco con una sonoridad delicada y tímbricas austeras que reúne tangos clásicos (”Anclao en París”, “Patio mío”, “Fuimos”), con obras de compositores contemporáneos (Alejandro Szwarcman, Fernando “Pino” Solanas) y citas ajenas al género (”Ojos verdes”, “María la portuguesa”).

Fue grabado en estudio en una única toma, con la intención de reflejar el vigor de una experiencia en vivo.

“El disco habla de exilios internos y externos. De cosas que se extrañan aun sin haberse ido a ningún lado”, comenta Sandra Luna.

Cuacci explica que el resultado de la experiencia conjunta “quizá no sea original, ni única, ni no repetida, pero seguro es personal y representa al dúo sin ningún disfraz”.

La cantante y el pianista se reunieron para dialogar con Télam sobre el resultado de su primera experiencia conjunta.

-Los dos han hecho extenso recorridos por separado, ¿Qué los estimuló para alumbrar el proyecto del dúo?.

-Cuacci: Me acuerdo que estaba de gira como pianista de Raphael y tenía la rutina de escuchar la 2×4, donde a Sandra la programaban con frecuencia y sin conocerla en persona me enamoré de su voz.

Yo vengo del tango y creo que es también el lugar hacia donde voy, pero el estar en el exterior (está radicado en España) impone cierta discontinuidad sobre las cosas que ocurren la Argentina, por eso agradezco el encuentro con Sandra, que fue muy estimulante.

-Luna: A Esteban lo conocí en un concierto de Raphael. Nos juntamos una vez para ver qué pasaba, para hacer un par de temas. Se generó un buen diálogo, una relación de confianza artística. Así fue que a la semana pasamos por el estudio y grabamos en disco en apenas seis horas y sin mayores planes.

-Si bien el repertorio surgió con esa espontaneidad, ¿encuentran algún punto de conexión entre las composiciones elegidas?.

-Luna: Hablamos de exilios internos y externos. Porque a veces no hace falta irse a algún lado para quedar envuelto en esos sentimientos. Simplemente, uno puede caminar por la calle y sentirse solo. Habla del desarraigo, de cosas que se extrañan aunque no te vayas.

-Cuacci: La idea del exilio es una idea eterna. Nunca se vuelve a ningún lado. Queríamos que el disco fuera la expresión espontánea de un momento determinado, algo honesto.

-El disco hace pie en el tango, pero tiene citas a músicas diferentes, ¿Les preocupan las lecturas que puedan hacerse de esos cruces?

-Cuacci: Hay una conexión con España que es natural. Porque es donde yo vivo, porque a Sandra le gusta mucho esa música. Creo que hay gente del tango que no va a tomar esas otras canciones ajenas al género como si vieran un plato volador.

-¿Como visualizan, desde la apertura que les da el haber transitado diferentes géneros, las expresiones contemporáneas del tango?

-Luna: Nunca me propongo hacer algo nuevo o algo antiguo. Me interesa la emoción que puede generar un tango y un tango como “Ciudad de nadie (José Ogivieski-Alejandro Swarcman) me rompe la cabeza, sea del tiempo que fuere.

-Cuacci: Hay una situación muy extraña con el tango porque se discontinuó. Hasta autores que como Astor Piazzolla o Eladia Blázquez no suenen muy antiguos será muy difícil hablar de lo que sucede en la actualidad.

No escribir como (Jorge Luis) Borges es lo más fácil del mundo. No escribir música como Piazzolla, también. Pero de ahí a que lo nuevo pueda dejar ese legado en el tiempo, hay un campo.

Hoy veo islas, lugares donde se están haciendo cosas, pero no veo una comunidad formada para compartir esas creaciones. El ambiente está raro. Hay mucha caricatura del tango: colegas que se rebajaron económica y artísticamente. Pero el tango no puede ser una postal.(Télam).-


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