Teatro de jóvenes para público adolescente en la cordillera

La obra está dirigida a un público de 8 a 18 años ya que aseguran que hay escasa oferta teatral para ellos en la ciudad. Se presenta durante tres sábados.

La mezcla de entusiasmo y calidad actoral de los alumnos de un taller de teatro para adolescentes en Dina Huapi llevó al profesor a escribir una obra especialmente para ellos.

Con varios ensayos, “¡Ah, re!” ya tiene funciones pautadas para los próximos tres sábados de septiembre en el multiespacio Moma, en la calle Traful 210, en el barrio de Melipal, a las 20 horas.

Escrita y dirigida por Alex Benn, la historia transcurre en la sala de dirección de un colegio secundario, donde estudiantes “sospechosos” esperan ser interrogados respecto a la aparición de una misteriosa caja en la puerta de entrada.

“Divertida y disparatada, la pieza apunta a entretener a niños y niñas de 8 a 18 años que, de por sí, cuentan con poquísimas ofertas teatrales en la ciudad”, enfatizó el director.

Protagonizada por ocho jóvenes, “¡Ah, re!” tiene una duración de casi una hora.

Con más de 30 años de trayectoria como actor, director, dramaturgo y docente, Benn reside desde hace 9 en Bariloche donde combina su actividad artística con la docencia teatral. En los últimos años, actuó y dirigió obras como “Volvió Una Noche”, “Días Contados”, “Ella en mi Cabeza”, “Rotos de Amor”, “El Pase del Año”, “Cenizas Quedan” y “Uno Nunca Sabe” (actualmente en cartel), entre otras. Además de la película “Señales de Humo”.

Hace unos años, Benn también escribió y dirigió “Alapucha!”, obra actuada por estudiantes de la escuela 284, que se estrenó en la Biblioteca Sarmiento.
“Era teatro para chicos hecho por chicos y el público infantil deliraba al ver que los protagonistas tenían su misma edad. Con Ah, re!, la idea es que ocurra lo mismo, aunque con un público preadolescente y adolescente”, explicó.

Benn destacó la calidad del elenco: “No tiene que ver con la edad. El tema es si son realmente buenos o qué experiencia tienen y si se comprometen”, dijo.

Todo surgió el año pasado cuando en el taller de teatro se hacían improvisaciones a partir de una pequeña caja. “Un alumno aparecía y le decía a su compañero ‘traje la caja’. Nadie sabía qué había adentro y a partir de ahí se suscitaban las más diversas situaciones, mayormente disparatadas”, relató Benn.

En las vacaciones de verano, pensando en qué escribir para este público, Benn recordó la caja y pensó en qué circunstancia podría aparecer como disparadora del desarrollo de una historia.

“Ahí surgió la idea del colegio secundario, una caja que habían dejado en la entrada de la escuela de manera sospechosa y un llamado anónimo. Por eso, la acción transcurre en la sala de dirección del colegio. Como los directivos ya se fueron, queda todo a cargo de la portera”, adelantó.


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