Tensión, amenazas y armas en el conflicto entre mapuches y un privado

Un fiscal de Bariloche intervino para evitar un enfrentamiento entre quien dice ser propietario de las tierras y los Buenuleo, que reivindican el lote para sí.

La comunidad mapuche Buenuleo inició ayer una “recuperación territorial” en el faldeo del cerro Ventana y mantuvo un tenso cruce con el supuesto dueño de las tierras, quien dice haberlas comprado hace más de diez años y se presentó en el lugar acompañado de varias personas armadas.

Emilio Friedrich aseguró que posee un boleto de compraventa por 90 hectáreas firmado en 2009 por Antonio Buenuleo, el entonces lonko de la comunidad, quien falleció cinco años después. Sus descendientes afirman hoy que ese documento es “fraudulento”, que todo el lote pastoril 127 (en total 627 hectáreas) les pertenece y por eso la ocupación de ayer se inscribe en “el ejercicio de un derecho como pueblo originario”.

A media mañana llegaron al lugar Friedrich, otro individuo que se presentó como “cuidador” y varios jóvenes decididos a “echar” a los mapuches. Exhibieron armas de fuego, cuchillos y los amenazaron de muerte.

Deolinda Buenuleo, integrante de la comunidad, dijo que ante la gravedad del incidente decidieron convocar a la policía, con la intención de evitar una escalada de las agresiones.

Más tarde, a las 14.30, llegó al lugar el fiscal Inti Isla, quien luego de larga negociación con las partes acordó fijar un audiencia de conciliación para hoy a las 11. Los Buenuleo advirtieron que no iban a levantar la “recuperación territorial” y finalmente el fiscal los autorizó a mantener una presencia que no supere las nueve personas.

La Policía de Río Negro estuvo en el lugar ante la tensión por el conflicto de tierras entre mapuches y un privado. Foto: Marcelo Martínez

En tanto que Friedrich y sus acompañantes cerraron la cabaña que montaron tiempo atrás en el lugar y que les sirve de morada y se retiraron del predio. El fiscal dispuso la presencia permanente de custodia policial para evitar nuevos choques.

El campo reclamado por ambas partes se ubica hacia el sur del barrio Pilar II, aproximadamente un kilómetro más arriba de la toma de agua sobre el arroyo Ñireco, que abastece algunos barrios de Bariloche.

El sitio donde se asentó la comunidad es un añejo lengal donde hasta ayer perduraban grandes manchones de nieve. A un costado corre el arroyo Ñireco y la huella de acceso permite llegar sólo con vehículos altos, luego de varios vadeos.

Lucas Dinamarca, también miembro de la comunidad, dijo que ellos actuaron de manera pacífica y cuando se presentaron Friedrich y el cuidador fueron “amenazados con armas” y uno de ellos recibió “un planazo”. Por eso convocaron a la policía y al fiscal, ante la evidencia de que “se podía ir todo de las manos”.

Pasado el mediodía llegó a haber en el lugar unos 15 uniformados, que comenzaron a “cachear” a las personas que entraban al predio y a un hombre identificado como el padre de Emilio Friedrich le secuestraron una pistola con mira y cargador, más una caja de proyectiles.

Deolinda Buenuleo dijo que estaban allí para “resguardar el territorio” y preservar la memoria de su abuelo Antonio, “quien decía que a su tribu nadie la tocaba”. Señaló que los barrios Pilar I y Pilar II fueron constituidos sobre tierras cedidas a los primeros pobladores por el propio Buenuleo, a pesar de que hasta hoy nadie tiene títulos y el municipio lleva desde hace años un trámite de regularización.

La comunidad mapuche Buenuleo se instaló en tierras de la ladera del cerro Ventana. Foto: Marcelo Martínez

Frenar posibles actos violentos


El fiscal Isla escuchó las razones de cada uno, valoró “la voluntad de diálogo” encontrada y dijo que su misión era evitar “las vías de hecho”, pero no resolver sobre la titularidad de la tierra, que corresponde a la Justicia Civil.

Recomendó sin embargo que a la audiencia de hoy los representantes de las partes lleven los papeles que tengan. Su fiscal adjunto se comprometió también a revisar el expediente de escrituración que tramita en el Juzgado Civil N°3.

“Esta intervención nuestra no va a resolver el fondo de la cuestión”, aclaró Isla. A la vista de la hostilidad reinante, dispuso mantener presencia policial permanente para garantizar “la integridad física de las personas”. Ordenó también la identificación de los integrantes de la comunidad y del grupo de jóvenes que había llevado Friedrich.


Un «proyecto» en juego


Emilio Friedrich explicó que las 90 hectáreas que considera de su propiedad fueron vendidas por Antonio Buenuleo en 2001 a otra persona “de apellido Thieck”, a quien a su vez él le compró en 2009. “Como se sabía que Buenuleo no era de fiar, para comprar exigimos que firme un boleto ante escribano público, y así lo hizo”, relató a este diario.

Dijo tener todos los papeles en regla y un trámite de escrituración abierto, con expediente en la Justicia Civil. En el lugar también se presentó su asesora letrada, Laura Zannoni, quien hasta hace pocos meses era la titular del Instituto Municipal de Tierra y Vivienda.

La comunidad Buenuleo acusa a Friedrich de haber volteado una gran cantidad de árboles y “meter máquinas” para realizar movimientos de tierra, que “ya han provocado turbiedad del agua y aludes” en el arroyo Ñireco.

Una de las mujeres acompañó a los cronistas a comprobar rastros de ese trabajo, en una gran planicie desmontada ladera arriba.

Friedrich dijo que el conflicto es de vieja data y la vivienda que él construyó “fue tiroteada varias veces”. Aseguró que las tierras están dentro del ejido municipal, pero según los mapuches es jurisdicción de Parques Nacionales.

El presunto comprador del predio aseguró también que un “proyecto” para desarrollar en el lugar, una vez que consiga regularizar los planos y el título. Ante una pregunta expresa, se negó a dar otros detalles.


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