Transacciones en moneda nacional

Las transacciones inmobiliarias estuvieron dolarizadas durante décadas. Últimamente, ante las restricciones y otras dificultades para adquirir la moneda estadounidense, hubo oferentes que retiraron sus propiedades del mercado a la espera de que se normalice la situación, otros pactaron las operaciones al valor del dólar paralelo –y aún más– y aparecieron desarrolladores y operadores persuadidos de que parte de la población tiene capacidad de ahorro y por lo tanto convendría que el mercado inmobiliario mantuviera alternativas de inversiones pesificadas. A los agentes inmobiliarios y a los escribanos no les modifica su situación cobrar en pesos porque pagan impuestos y sueldos, obviamente, en la moneda local. El problema, generalmente, suelen plantearlo los vendedores. Últimamente crecieron las ofertas inmobiliarias en pesos, aunque muchas personas mantienen la incertidumbre por recordar lo ocurrido durante la década pasada, como el “corralito” financiero y el posterior “corralón” cuando concluía el 2001 y se iniciaba el 2002. Existen escasas ofertas de desarrolladores y operadores que aceptan pagos y en las ventas de unidades usadas se complica aceptar la moneda local ya que las referencias por años se hicieron en dólares. Uno de los bancos que siguen ofreciendo créditos hipotecarios anunció el suyo para vivienda única familiar y de ocupación permanente, en pesos, a tasa fija y a un plazo único de 10 años. Propiedades terminadas o en construcción “en pesos argentinos” fueron publicitadas por una inmobiliaria. Ante esto, una colega indicó que para una obra realizada y financiada en dólares, nueva, terminada, no era factible aceptar pesos al valor del dólar oficial y que la alternativa, entonces, era tomarlos de acuerdo con lo que ocurría en el mercado “negro” y hasta algo más. Para adquirir departamentos desde los “pozos” (comienzo de las obras), se están aceptando pagos iniciales en dólares y saldos en pesos (destinados a pagar salarios e insumos de la construcción). Bullrich Patagonia publicita las ventas de departamentos en el edificio Centro Cívico de Bariloche, con paseo comercial, por entregarse en mayo próximo, con financiación en pesos (50% de anticipo y saldo en 50 cuotas y descuentos por pago al contado). Para la misma fecha está prevista la entrega de la segunda etapa de 32 monoambientes de HHG Arquitectura en San Martín 460 de la misma ciudad rionegrina. Para Néstor Walenten, presidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina (CIA), el mercado “podría reactivarse con la pesificación de las operaciones”, sobre todo si se tiene en cuenta que “el negocio de invertir en ladrillos, en obras en construcción y en fideicomisos del sector está pesificado”.


Las transacciones inmobiliarias estuvieron dolarizadas durante décadas. Últimamente, ante las restricciones y otras dificultades para adquirir la moneda estadounidense, hubo oferentes que retiraron sus propiedades del mercado a la espera de que se normalice la situación, otros pactaron las operaciones al valor del dólar paralelo –y aún más– y aparecieron desarrolladores y operadores persuadidos de que parte de la población tiene capacidad de ahorro y por lo tanto convendría que el mercado inmobiliario mantuviera alternativas de inversiones pesificadas. A los agentes inmobiliarios y a los escribanos no les modifica su situación cobrar en pesos porque pagan impuestos y sueldos, obviamente, en la moneda local. El problema, generalmente, suelen plantearlo los vendedores. Últimamente crecieron las ofertas inmobiliarias en pesos, aunque muchas personas mantienen la incertidumbre por recordar lo ocurrido durante la década pasada, como el “corralito” financiero y el posterior “corralón” cuando concluía el 2001 y se iniciaba el 2002. Existen escasas ofertas de desarrolladores y operadores que aceptan pagos y en las ventas de unidades usadas se complica aceptar la moneda local ya que las referencias por años se hicieron en dólares. Uno de los bancos que siguen ofreciendo créditos hipotecarios anunció el suyo para vivienda única familiar y de ocupación permanente, en pesos, a tasa fija y a un plazo único de 10 años. Propiedades terminadas o en construcción “en pesos argentinos” fueron publicitadas por una inmobiliaria. Ante esto, una colega indicó que para una obra realizada y financiada en dólares, nueva, terminada, no era factible aceptar pesos al valor del dólar oficial y que la alternativa, entonces, era tomarlos de acuerdo con lo que ocurría en el mercado “negro” y hasta algo más. Para adquirir departamentos desde los “pozos” (comienzo de las obras), se están aceptando pagos iniciales en dólares y saldos en pesos (destinados a pagar salarios e insumos de la construcción). Bullrich Patagonia publicita las ventas de departamentos en el edificio Centro Cívico de Bariloche, con paseo comercial, por entregarse en mayo próximo, con financiación en pesos (50% de anticipo y saldo en 50 cuotas y descuentos por pago al contado). Para la misma fecha está prevista la entrega de la segunda etapa de 32 monoambientes de HHG Arquitectura en San Martín 460 de la misma ciudad rionegrina. Para Néstor Walenten, presidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina (CIA), el mercado “podría reactivarse con la pesificación de las operaciones”, sobre todo si se tiene en cuenta que “el negocio de invertir en ladrillos, en obras en construcción y en fideicomisos del sector está pesificado”.

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