Un jefe y sus empleados neuquinos salieron a bicicletear 411 kms por la cordillera

Con desafíos deportivos y recreativos de este tipo, la constructora neuquina San Agustín SA se destaca también por su política de Recursos Humanos.

Un jefe y sus empleados neuquinos salieron a bicicletear 411 kms por la cordillera

Con desafíos deportivos y recreativos de este tipo, la constructora neuquina San Agustín SA se destaca también por su política de Recursos Humanos.

Un jefe y sus empleados neuquinos salieron a bicicletear 411 kms por la cordillera

Con desafíos deportivos y recreativos de este tipo, la constructora neuquina San Agustín SA se destaca también por su política de Recursos Humanos.

La constructora neuquina San Agustín SA se destaca también por la política de Recursos Humanos que ejerce hacia el interior de la empresa, donde las salidas a fin de año o principio de vacaciones en enero de jefes y empleados son una ocasión más que formidable para poner a prueba la voluntad, el trabajo en equipo y la fortaleza grupal.

Hugo Oscar Acito, titular de San Agustín, siempre planea algo distinto, que implique novedad, un fuerte desafío y que requiera un entrenamiento que motive a todos por igual. Alguna vez fue escalar el Lanín, otra remar por el río Negro… y ahora fue hacer en bicicleta un recorrido de 411 kms por la cordillera.

Acito dice siempre en la previa a una salida: “No vamos a pasear, vamos a esforzarnos por una meta. La idea es tratar de generar una nueva experiencia que nos permita darle un poco de impulso a la empresa, buscando el compromiso de nuestros trabajadores”. Maravilloso escuchar esto.

Días atrás, previo a las fiestas de fin de año, protagonizaron la última aventura. Los integrantes del desafío fueron Óscar Cruz, Juan Carlos Cruz (“Gusano”), Víctor Hugo Claro, Gustavo Estrada, Alejandro Castillo (“Cuchu”), Pablo Arnez, Hebert Claros Alcocer, Ariel Ibarra, Adolfo Cortez, Olegario Carrillo, Julia Bertezzolo, Mario Gioja, Luis Otaño, Hugo Acito y los guías Fabián, Walter y Jorge.

Como en un diario de viaje Acito relató a “Río Negro” esta experiencia más que motivadora que los unió una vez más como grupo de trabajo.

“Salimos de Neuquén capital en micro a las 6 rumbo a Zapala. Comenzamos a pedalear desde Zapata a las 9:30, en dirección a Quilca, con una parada técnica para almorzar. El recorrido fue muy exigente, hicimos 80 km hasta las 18:25 que pudimos descansar y recuperar energía. Armamos las carpas antes de que oscurezca mientras Claudia y Fabián preparaban un extraordinario guiso de lentejas. El viento complicó mucho, pero los paisajes maravillosos que vimos se transformó en una etapa inolvidable.

“Nos fuimos a dormir y nos despertamos con temperatura bajo cero. A las 05:45 desayunando inmersos en un paisaje inmejorable pero con un frío de aquellos.

“Arrancamos hacia Auminé a las 7 del jueves, haciendo una parada en la escuela rural 57 de Quilca, donde nos recibieron Gabriela y Daniel, docentes con los 15 chicos que están cursando en ese momento. Les entregamos dos pelotas de fútbol y algún otro presente, además de compartir unos minutos con ellos, contándoles alguna historia.

“Esta etapa fue más dura aún y por más que tuvimos un accidente con una caída importante, no pasó a mayores y se pudo continuar. Llegamos dos horas antes de lo previsto a Aluminé, lo que nos permitió disfrutar de una jornada de raffting. Debutando todos en esta actividad y disfrutando y sufriendo a su vez esta maravillosa travesía del río Aluminé. Llegamos al hostel Cauquenes, donde dormimos en camas, previo a disfrutar de una carbonada.

“La nota del día fue con la caída de Oscar en rafting. Al levantarlo del río y subirlo al gomón, lo levantamos de un lado y lo tiramos hacia el otro, después de las risas ocurrió lo mismo al rescatarlo por la izquierda apareció nuevamente en el agua a la derecha, y luego el guía pidió que se terminaron las bromas. No quedó más remedio que rescatarlo.

“La tercera etapa, luego de sumarse El Cordobés (Marcos), la hicimos en más de 108 kms de camino de montaña, donde aprendimos el significado de “la subida del Pilolil”. Fue un día extenuante y muy duro, pero así es nuestra gente, nuestro trabajo. Una vez más puestos a prueba, todos llegaron excepto Ariel, que por una lesión de rodilla de Ariel tuvo que dejar tras 85 km de exigencia por una inflamación y dolor muy grande.

“Almorzamos en una playa a orillas del río Alumine donde algunos de los muchachos pudieron refrescarse en sus heladas aguas, para seguir posteriormente en una tarde muy calurosa, con un sol implacable y un viento que dificultaba la travesía. Ya en Junín de los Andes nos pudimos acomodar en el cámping Beta Laura Vicuña y disfrutar no sólo del río Chimehuin sino también de un excelente pollo al disco. El cansancio nos llevó temprano a la cama, pero como cada día de mi vida, aquí estoy 04:30 despierto y ya escribiendo algo antes de olvidar los detalles de una experiencia irrepetible por la unicidad de cada momento de la existencia humana.

“No podremos dejar de pasar a ver las esculturas del Vía Christi antes de arrancar con la cuarta y anteúltima etapa de nuestro desafío rumbo a San Martín de los Andes.

“Comenzamos a pedalear pasado el mediodía lo que nos llevó a acelerar un poco, considerando la distancia a recorrer, pero sin perder de vista la espectacularidad del paisaje, de los cursos de agua que aparecen por todos lados y que son muy útiles a la hora de hidratar a nuestra gente. Cada subida parecía imposible, pero una y otra vez eran vencidas por el esfuerzo de nuestros corazones que solo tenían una meta, cumplir todo el desafío.

“Llegamos a San Martín a las 18 y luego de las fotos de rigor comenzamos la subida hacia el ingreso a Chapelco para parar en un camping, en dirección a La Angostura. El camping era muy agreste con un curso de agua donde se podía pescar. Nos apuró la llegada de la noche para armar el campamento y cocinar lo antes posible por la falta de luz eléctrica. Algunos se refrescaron en el arroyo que estaba muy frío.

“El último día nos levantamos temprano con la idea de comenzar el camino a las 7. Solo nos habremos retrasando unos 20 minutos en la partida. El camino era todo de asfalto que no estuvo excepto de subidas pronunciadas y bajadas que nos permitían jugar como niños en la alocada carrera por aprovechar estos empujoncitos a favor que te da la vida.

“El esfuerzo fue máximo, lo más extenuante que hemos realizado, pero llegamos antes de las 14 y fuimos a festejar a un camping, con todo el toque argentino, un asado a orillas del Nahuel Huapi , con baño en sus heladas aguas”.

Fueron en total 411 km, caminos de montaña, frío bajo cero, calor extenuante, senderos de piedras y arena, lugares únicos en el mundo, “una experiencia que llenaremos mientras estemos vivos”, afirma Acito. “Algo que creíamos que no podíamos hacer y una vez más lo logramos”.

“Gracias a todos los que creen que podemos superarnos cada día como seres humanos, gracias a las familias que animan y nos acompañan, gracias a los instructores, amigos y a Iván, que nos cuidó y sacó muchísimas fotos”, agrega el líder de San Agustín.

Siempre que hacen esta experiencia les hago una nota a los integrantes de esta firma: me parece que transmiten enseñanzas increíbles para cualquier grupo de trabajo y para más de un empresario.


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