Un problema de seguridad

La seguridad es uno de los aspectos preocupantes en el sector de las vías cercano a la ex estación del ferrocarril. En marzo de 2001, a poco de las privatización de los ferrocarriles argentinos, en una de las habitaciones asesinaron a Jorge Ortiz. Su madre, Ana Silva, sigue reclamando por una justicia que nunca llegó. El lugar estaba abandonado y hasta allí una joven habría llevado a Ortiz. Adentro, al adolescente lo golpearon en la cabeza con un caño hueco de metal en varias oportunidades y lo abandonaron moribundo. Era tal la oscuridad que cuando llegaron los médicos y la policía tuvieron que alumbrarse con encendedores para revisar el lugar. Aunque el edificio de la estación fue ocupado por la delegación del IPPV, la iluminación en la zona que da hacia el sur es casi inexistente. En muchas ocasiones, perseguidos por la Policía, los delincuentes lograron huir por las vías y así evitar ser atrapados.


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