Un socio de Santarelli confesó haberlo asesinado

Tenían un colectivo a medias, que compraron para vender fruta. El confeso autor, fingió haber encontrado el cuerpo sin vida. Luego su coartada comenzó a debilitarse y confesó.

CIPOLLETTI (AC)- El lunes a las 16, Daniel Barrera (23) le avisó a la policía que había encontrado el cuerpo sin vida de su amigo y socio Oscar Santarelli (64) y lloró, consternado por lo sucedido. Sus dichos fueron tomados muy en cuenta por tratarse de una persona cercana a la víctima, a tal punto que sirvieron para detener a otro socio, Daniel Yini (35).

Pero con el correr de las horas, su declaración comenzó a desmoronarse. De principal testigo pasó a ser principal sospechoso y quedó detenido. El miércoles por la noche, acorralado por la situación, confesó: «Yo lo maté», dijo.

Los investigadores consideran que el caso Santarelli está prácticamente esclarecido, por-que sólo falta corroborar si exis-tió o no algún instigador, como se sospechó en un principio en base también a los dichos de Barrera.

Por lo que se pudo reconstruir, se supo que Barrera, Yini y Santarelli conformaron una sociedad para comercializar fruta. Ninguno tenía la solvencia económica suficiente, y «sin plata» decidieron adquirir un colectivo para enviar peras y manzanas a la provincia de Buenos Aires.

Barrera aportó unos cheques sin fondo para hacer la operación -no se sabe si Santarelli lo sabía- y perdieron el colectivo.

«Santarelli era un buen tipo con malos negocios», comentó una fuente ligada al caso. Lo mismo dijeron allegados a la víctima. «Era muy bueno, y creía que todos actuaban como él».

Aparentemente Barrera empezó a reclamar por este negocio (se habla de unos 20.000 pesos), sobre todo desde hace unos pocos días cuando regresó de Punta Alta, de donde es oriundo. «Se había quedado sin los cheques y sin el colectivo», se informó.

El domingo por la noche, habría ido a la vivienda de Santarelli, aparentemente a «apretarlo». Pero la discusión se fue de las manos: tomó un martillo que había en la casa y golpeó a su socio hasta destrozarle la cabeza.

Barrera se fue del lugar del crimen, se bañó, se cambió, y al día siguiente preparó la escena. Dejó los cajones de un armario abiertos y desordenados, se llevó el saxo, un celular y rompió algo de documentación, para aparentar un robo. Cerca de las 16, avisó a la policía.

Cuando los efectivos llegaron, parecía destruído y conmovido por lo sucedido. Decía que era amigo de la víctima y que no entendía por qué lo habían matado de esa manera.

Fue uno de los primeros aportes que recibieron los investigadores. Pero después se supo que Barrera no tenía una buena relación con Santarelli, quien a fines de febrero, hasta le había dado albergue en su casa porque no tenía adónde ir. «Durmió con el enemigo», dijo un allegado a la familia .

Barrera intentó despistar en todo momento. Cuando declaró, volvió a llorar, tembló, y empezó a dar pistas falsas mientras pedía protección como testigo. Estuvo cerca de cinco horas ante la fiscal Alejandra Berenguer.

Fue quien mencionó a Daniel Yini como uno de los responsables y fue quien aportó la hipótesis de que había autores materiales y personas de otro nivel económico como instigadores.

Pero sus dichos empezaron a caerse a medida que avanzaba la investigación. Sobre todo, cuan-do en un allanamiento realizado en Neuquén el miércoles, se encontró la ropa que utilizó el día del crimen, el saxo y el celular de la víctima. Horas después, confesó. «Se veía agobiado», comentaron quienes lo vieron.

Aunque mencionó a una sola persona, Yini igual quedó detenido porque fue quien el viernes amenazó de muerte a Santarelli. «Te voy a reventar», le habría dicho.

Cierta similitud con la actitud de Kielmasz

CIPOLLETTI (AC).- El modo de actuar de Daniel Barrera (23) hizo recordar a Claudio Kielmasz, el condenado por el secuestro agravado y reagravado de las víctimas del triple crimen.

Kielmasz se presentó solo ante la familia González y lloró al relatar lo que supuestamente había visto el domingo 9 de noviembre de 1997, día del hecho. Estuvo como un testigo «estrella» dando distintas versiones de lo sucedido, y por sus dichos se logró detener a los hermanos Marcelo y José Luis Arratia, a Miguel Alberto Torres y a Juan Andrés Vargas; todos conocidos suyos.

Pero de «testigo protegido» pasó a ser detenido. Y a mediados del año pasado, condenado por el triple crimen.

Barrera intentó hacer algo similar. El joven de Punta Alta no se presentó ante la familia pero fue quien avisó a la policía que había encontrado al productor Oscar Santarelli asesinado. También lloró.

En los contactos con los investigadores dio una versión falsa de lo ocurrido, tratando de involucrar al otro integrante de la sociedad, Daniel Yini (35).

Se mostró preocupado y le pidió a la justicia que le diera protección como testigo. Pero al igual que con los dichos de Kielmasz, su testimonio empezó a derrumbarse.

El miércoles por la noche, abatido, confesó ante la policía que él solo había matado al productor cipoleño.


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