una alegría máxima

<b>En Río se prepararon para una gran fiesta, pero la derrota trasladó la locura a Amsterdam.</b>

el dato

Brasil siempre da espectáculo. Cuando gana y también cuando pierde. Su alegría en el triunfo es directamente proporcional a su tristeza en las derrotas. Y lo que ayer sobrevino fue la derrota. Tan dura como inesperada, al menos para ellos. Tras el impactante triunfo de Holanda sobre la verdeamarela (2-1), el abatimiento se apoderó de los hinchas brasileños, que vieron cómo la canarinha se volvía de un Mundial de fútbol en cuartos de final por segunda vez consecutiva.

El silencio se adueñó de Rio de Janeiro terminado el juego, donde cincuenta mil torcedores se habían reunido en Copacabana, con escenas de total abatimiento, lágrimas y críticas a Felipe Melo y Dunga.

Miles de hinchas que se habían congregado en plazas y lugares públicos de las principales ciudades brasileñas para apoyar a su selección, convencidos de la victoria que los iba a llevar a semifinales, fueron dispersándose en total frustración. “Brasil entró en pánico y perdió la cabeza con Felipe Melo expulsado”, resumió también Folha de Sao Paulo.

En cambio, un solo color tiñó las calles de Amsterdam: el naranja. “Nederland Finale!”, coreaban los hinchas tras el 2-1. Y una ola de júbilo recorrió a la masa de aficionados en Amsterdam cuando Arjen Robben, la estrella de la selección, anunció en la pantalla: “Estamos entre los cuatro mejores pero eso no nos deja satisfechos todavía!”.

También delante del Rijksmuseum de Ámsterdam se agrupaban los fans. “En Holanda tenemos muchos viejos maestros”, apuntaba un aficionado en alusión a las obras maestras del pintor Rembrandt en la pinacoteca, “pero ahora también tenemos algunos muy noveles como Arjen (Robben) o Wesley (Sneijder)!”

Los “oranjes” encontraron después del pitazo final incluso el tiempo para “consolar” a los pocos aficionados de la “canarinha” que se toparon por Amsterdam, un mosaico cultural con más de 178 naciones representadas.

“No estén tan tristes”, decían algunos hinchas holandeses a los pocos brasileños que pasaban por la calle con una palmada al hombro. “No es una vergüenza perder contra el próximo campeón”.


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