Una casa en Mari Menuco, para que toda la familia se reencuentre

Fiel a un espíritu minimalista, la vivienda es un ejemplo de contención: pocos materiales, mínimo mobiliario y colores mínimos. Una obra del estudio neuquino LBLARQ.

Esta casa diseñada y proyectada por el estudio neuquino LBLARQ está ubicada en el barrio La Península, en el lago Mari Menuco, con una vista increíble al espejo de agua.

El estudio está integrado por los arquitectos Pablo Lorenzo, Susana Bonifacio, Rafael Lorenzo, Maximiliano Pérez y Juan Othaz Brida, espacio profesional donde dos generaciones diferentes experimentan también la complementaridad.

“El lote en particular sobre el cual nos solicitaron intervenir dispone de 800m2 y tiene unas características excepcionales, tanto de vistas como de orientación. Está posicionado en la parte más alta del desarrollo inmobiliario, con vistas plenas de 180 grados, sin interrupciones hacia el lago. En el sentido opuesto las vistas se orientan hacia una plantación de viñas que forma parte del proyecto general”, comenta Rafael Lorenzo a “Río Negro”.

Con respecto a la orientación la casa dispone del norte perfectamente perpendicular a la mejor perspectiva, permitiendo ver tanto el amanecer como el atardecer en toda su expresión. Mérito absoluto de los propietarios la elección del mismo.

La familia comitente está compuesta por los padres y tres hijos varones que ya no viven con ellos. El programa solicitado era sencillo pero debía responder tanto a la vida de los padres solos, como al grupo familiar completo en eventuales visitas, sin dejar de lado la privacidad.
La principal premisa planteada, que fue la que definió el proyecto, fue la de explotar al máximo las vistas que nos ofrecía el lugar.

Surgió naturalmente entonces el posicionar la casa en la parte más alta del lote y trabajar con dos plantas para generar una segunda perspectiva desde una gran terraza en planta alta.
Se propuso en planta baja, un área pública de living comedor cocina, dispuesto en forma de L y plenamente vidriado en sus 4 caras, hacia el lago y el viñedo, con expansiones que varían su profundidad y su grado de permeabilidad dependiendo de la orientación.

En la cara oeste, donde el sol en verano es el más fuerte se trabajó con una galería semicubierta de mayor profundidad. Se dispuso allí un sector de parrilla y gabinete de máquinas, que ayudaban también a cortar los vientos que predominantemente incidirían en esta cara de la casa.
Hacia el norte, sol constante y mayormente vertical, se trabajó con un filtro de lonas tensadas.

La cara este -al recibir el sol más agradable a la mañana- es la menos protegida; allí también se trabajó también con lonas tensadas pero de menor profundidad.
Se dispusieron para aprovechar el sol del despertar dos dormitorios de iguales características que pueden funcionar con diferentes configuraciones de camas, dependiendo de la cantidad de usuarios que fuera albergando la casa. Ambos dormitorios disfrutan de perspectivas plenas hacia el lago.

En relación con los dormitorios se plantearon dos baños de iguales características.
Cada elemento del programa fue trabajado como un volumen exento, permitiendo lograr que cada circulación interna de la casa disfrutara de un remate vidriado hacia una perspectiva larga.
El volumen de escalera que comunica ambas plantas disfruta de un amplio ventanal que mira hacia el viñedo. En planta alta se planteó un sector de escritorio como espacio de llegada. Tanto desde este sitio como del dormitorio se accede a una gran terraza norte, que disfruta de vistas infinitas.

El sistema constructivo fue mixto. Se trabajó con una platea de fundación y una serie de tabiques de contención de hormigón a la vista, que escalonan el gran desnivel que posee el terreno. Sobre este basamento pesado se trabajó con una estructura muy liviana de perfilería metálica soldada. La losa de entrepiso se trabajó con un encofrado perdido de chapa y una capa de compresión de hormigón. Los elementos de cierre se trabajaron con steel framing y revestimientos plásticos como terminación. La cubierta de la planta alta es de chapa galvanizada.

“Otra premisa interesante que nos plantearon los clientes fue la de mantener al máximo la vegetación existente, tan característica de nuestra estepa patagónica. No les interesaba generar un gran parque de césped que requiriera de un mantenimiento irracional. Se optó entonces por generar un único sector de expansión verde ‘artificial’ contenido por un tabique de hormigón y dejar todo el resto del lote en su estado natural”, comentó Lorenzo finalmente a “Río Negro”.

En definitiva, este es un espacio vibrante, luminoso y funcional para refugiarse durante todo el año.

Producción: Horacio Lara, hlara@rionegro.com.ar


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