Una multitudinaria marcha reclamó justicia por Lucas Caro en Bariloche

Cientos de personas marcharon este miércoles hasta el Centro Cívico para exigir justicia y que la muerte del joven de 17 años no quede impune.

Mientras los aplausos marcaban el paso de los manifestantes, que marchaban por la calle Onelli en dirección al centro de Bariloche, Luis Caro recordaba, emocionado, momentos que había vivido con su hijo, Lucas. “Me decía: viejo, cuando vos ya no puedas trabajar, vas a pasar a ser mi hijo, yo te voy a cuidar como vos me cuidaste a mi”, cuenta. “Lucas disfrutaba la vida”, afirma.

Luis salió con su esposa, Verónica, y los hermanos de Lucas, a las calles de Bariloche a reclamar que ninguna otra familia pase por el dolor que ellos enfrentan. No estuvieron solos. Cientos de personas se sumaron a la marcha para reclamar justicia. Todos exigieron en las calles que la muerte de Lucas Caro no quede impune.

“No es un pedido exclusivo de nosotros”, aclara Luis. “La marcha es para pedir que esto no vuelva a suceder, para que no le pase a nadie más”, sostiene.

La noche del 27 de febrero pasado, Lucas caminaba con su novia y la madre de la chica por la banquina de la avenida Bustillo. A la altura del kilómetro 9,500 aproximadamente, cerca del acceso al barrio Militar, un Subaru Legacy se salió de su carril, avanzó hacia la banquina de manera intempestiva y embistió al joven, que quedó tirado sobre el suelo, con graves lesiones.

El conductor escapó. Lucas sufrió un traumatismo de cráneo con fracturas de hueso temporal y occipital del lado derecho y una contusión pulmonar bilateral. Murió por la gravedad de esas lesiones. Tenía solo 17 años.

El personal del Cuerpo de Investigaciones Judiciales de la Policía comenzó la búsqueda del sospechoso por la zona donde había ocurrido el hecho, junto con el análisis de las filmaciones de las cámaras de seguridad.

Cuando lograron ubicarlo, avisaron a la fiscal de turno Silvia Paolini, que dirigió en esas primeras horas las pesquisas. La fiscal pidió la orden de allanamiento en el domicilio de Vázquez, que fue detenido a la mañana siguiente por empleados policiales cuando salía de su domicilio, informaron en ese momento fuentes judiciales y policiales.

“Ni en mi peor pesadilla me imaginé estar acá”, dice el padre de Lucas. La marcha avanza y faltan pocas cuadras para llegar al centro. “Esto es un sueño del cual no puedo despertar. Es como que nos arrancaron un pedazo del corazón”, asevera. Y expresa que el motivo de la movilización es para pedir “justicia para todos”.

Las personas que caminan junto a Luis cubren casi una cuadra. La marcha la cierran amigos que se sumaron en autos y motos.

«Lucas era un chico feliz, que siempre pensó en los demás y es un dolor tremendo que un inconsciente lo haya matado, lo haya dejado tirado como un perro y se haya ido a dormir”, sostiene el padre. “No tiene perdón de Dios y de nadie”, asegura.

El 1 de marzo pasado, la fiscal Betiana Cendón le atribuyó a Vázquez el delito de homicidio culposo, agravado por la conducción imprudente y antirreglamentaria de un vehículo y por haberse fugado y no socorrer a la víctima.

El juez de garantías Juan Pablo Laurence admitió los cargos y habilitó la investigación del caso y le impuso prisión preventiva a Vázquez porque advirtió que se había fugado del lugar. El acusado estuvo asistido por defensores particulares.

Días después, la fiscal accedió a concederle la prisión domiciliaria a Vázquez, en un acuerdo con los defensores, que se cerró en una audiencia que no se informó como corresponde, en un sistema procesal penal que pregona la publicidad de todos los actos, con muy pocas excepciones.

Luis está molesto con la prisión domiciliaria que se le otorgó al imputado. “Duele mucho porque hoy yo no tengo a mi hijo y él (por Vázquez) está con sus hijos”, afirma.

La marcha avanza hacia el Centro Cívico. Luis agradece el acompañamiento de familiares, amigos, conocidos de su hijo, vecinos y de todas las personas que caminaron a su lado. “Pedimos justicia por todos”, afirmó.

Unos metros detrás, caminaba Alberto Arabarco, que pasó con su familia por el mismo tormento que vive Luis. Arabarco sufrió la muerte de su hija, Camila, a manos de Fernando Penepil, que conducía la madrugada del 2 de abril de 2017 un Renault Clio a 86,53 kilómetros en la hora por una calle de tierra del barrio Pájaro Azul.

Penepil perdió el control del auto y chocó contra un árbol. Camila viajaba en el asiento del acompañante y murió por un traumatismo de base de cráneo. Tenía 17 años. A mediados de marzo de 2018, un tribunal de Bariloche condenó a Penepil a 4 años de prisión como autor penalmente responsable por la muerte de Camila. Le atribuyó el delito de homicidio culposo, agravado por la conducción antirreglamentaria e imprudente y por exceso de velocidad. Este miércoles, Alberto Arabarco marchó en solidaridad con la familia de Lucas Caro. A las dos familias los une el mismo dolor.


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