Una pequeña venganza dorada

Brasil terminó con el trauma y de la mano de Neymar se quedó con el oro olímpico ante Alemania, su verdugo en el último Mundial, al superarlo por penales 5-4 (1-1). Su capitán y referente marcó el primer gol y el último disparo de la serie.

Cuando clavó la pelota en el ángulo para adelantar a Brasil con un golazo de tiro libre y luego en la definición por penales, al marcar el quinto disparo, Neymar Da Silva Santos Júnior empezó a descolgar las telarañas más traumáticas del pasado del fútbol brasileño una tarde de agosto en Maracaná. Y quizás también sirva para abordar un futuro más saludable, capaz de recuperar la gloria y sobre todo el juego de antaño.

Brasil tuvo ayer un pequeño desquite de la tragedia que vivió en el Mundial que organizó hace dos años, cuando fue aplastado por 7-1 ante el mismo rival, aunque con protagonistas muy diferentes.

Además, se quitó las ganas de celebrar un gran título en casa. El pentacampeón mundial ganó 5-4 en los penales (1-1), ahora sí tiene el oro olímpico en sus vitrinas, el único título que le faltaba.

Alemania, en cambio, no pudo lograr el primer oro de su historia en el fútbol y añadir la corona olímpica a su título mundial. Tampoco pudo hacer doblete tras el oro de las mujeres el viernes.

Neymar le quitó al fútbol brasileño un peso del tamaño de su riquísima historia, y lo hizo donde debía, en el Maracaná, donde en 1950 Uruguay silenció a más de 150.000 personas con un 2-1 para la historia.

No fue fácil, ni antes ni después del gol. Porque el juvenil equipo germano tuvo la categoría que pedían las circunstancias. Alemania tiene la enciclopedia completa del saber futbolístico, sin importar nombres ni edades de los jugadores que integren sus equipos. Sus conjuntos serían reconocibles aun sin camiseta. Por el respeto a la pelota, el espíritu solidario y la personalidad imprescindible para imponer su idea en el lugar y el momento que sea.

Neymar fue casi la exclusiva bandera de Brasil para oponerse a semejante muestra de funcionamiento colectivo. Incluso cuando el físico le daba claras señales de agotamiento siguió siendo el mejor, el único. En el segundo tiempo del suplementario, con el estadio dominado por la ansiedad, le puso una pelota de gol a Felipe Anderson y otra a Rafinha, pero no hubo caso. Era Neymar o el desierto.

Hasta que Brasil se tuvo que jugar la medalla que tanto deseaba en los penales. Entonces se guardó el último para él. Weverton llegó en su auxilio atajándole a Petersen el quinto disparo de los alemanes.

Y tal como había hecho dos horas antes, Neymar apuntó arriba, a la izquierda. Y acertó, para colgar del cuello de todo un país la medalla que le faltaba. Para entrar en el Olimpo del fútbol brasileño. Para empezar a limpiar, por fin, las traumáticas telarañas del pasado.

Neymar necesitaba un partido como el de ayer para sanar el orgullo herido y frenar la caída libre de la auriverde desde la vergüenza en el Mineirao hace dos años.

La cosecha

del anfitrión

Lo que dejó

la final

Muy enojado por la derrota en la final, el alemán Robert Bauer dejó el Maracaná con siete dedos en alto, recordándole a la hinchada brasileña la goleada del último Mundial.

“Nuestro fútbol está vivo, esto es una recuperación de nuestra autoestima. El torcedor debe saber que no todo está perdido. Necesitábamos de un acierto y pudimos darle a nuestro pueblo un poco de felicidad”, aseguró el técnico de Brasil, Rogério Micale.

Un desahogo que vale oro. Brasil dejó atrás, ayer, los traumas de un pasado inmediato y festejó en lo más alto del podio olímpico.

Datos

Neymar necesitaba un partido como el de ayer para sanar el orgullo herido y frenar la caída libre de la auriverde desde la vergüenza en el Mineirao hace dos años.
6
medallas de oro suma ahora Brasil en los Juegos, con la conquista de la final del fútbol masculino.

Temas

Brasil

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora