Uno tras otro, cinco jóvenes murieron ahogados en Bariloche

El accidente ocurrió en el lago Moreno.

SAN CARLOS DE BARILOCHE .- Uno tras otro. Así murieron ayer los cinco jóvenes que se metieron accidentalmente en el lago Moreno. Así, poco después del mediodía, se produjo la mayor tragedia que se recuerde en los ríos y lagos de la región.

Al cruzar la desembocadura de un arroyo a uno de ellos se le cayó una prenda al agua y en el intento de recogerla fue arrastrado por la correntada. De a uno, tres de sus compañeros y un coordinador acudieron en auxilio y fueron corriendo la misma suerte. En la costa, una treintena de egresados de Isidro Casanova miraban aterrados e impotentes lo que sucedía. Los veían desaparecer en las aguas y debieron frenarlos para que la tragedia encontrara un final y no se arrojaran tras ellos.

Buzos privados y personal de la Prefectura Naval Bariloche rescataron los cuerpos cuatro horas y media después, a unos 50 metros del lugar en que se habían sumergido. Los muertos fueron identificados como Claudio Villafañe, César Rodríguez, Matías Flores, Pablo Maidana y Gustavo Guzmán, todos de entre 17 y 19 años, salvo el último, el coordinador que acompañaba al grupo, de 24. Los tres primeros eran egresados de la Escuela República de Portugal y Maidana de la Escuela de Educación Media 7, todos de Isidro Casanova, e integrantes de un contingente que había sido transportado por la empresa El Rápido Argentino.

Los estudiantes habían contratado una excursión con la empresa Safari 4 por 4 para pasar en una playa del lago Moreno, ubicada a 18 kilómetros al oeste de Bariloche, una jornada de temperatura excepcional. «Los 29.1 grados de temperatura jamás se habían registrado en la historia de Bariloche en esta época de primavera, y en los últimos 50 años la máxima había sido de 27.5» declaró el meteorólogo Gilberto Taddeo.

De acuerdo con los testimonios recogidos en el lugar por «Río Negro», a las 14.30 los chicos recorrían las costas del lago y la desembocadura del arroyo Casa de Piedra, cuando uno de ellos perdió una ojota, una remera o una gorra (los testimonios difieren), y trató de recuperar la prenda cuando ya la corriente la llevaba hacia el lago. El estudiante se dio cuenta de su imprudencia y comenzó a demandar auxilio, y sus compañeros se fueron arrojando uno tras otro sin poder regresar a la costa.

La desembocadura de los arroyos suele ser amplia y de escasa profundidad debido a los sedimentos que arrastran a su paso. Esa es la generalidad, pero no fue la realidad de ayer en el «Casa de Piedra». El intenso calor aceleró el proceso de deshielo y el arroyo corría caudaloso como pocas veces. La velocidad del agua había formado un profundo surco en la desembocadura del arroyo, que se internaba en el lago formando un largo torrente.

Las tareas de rescate comenzaron poco después y estuvieron a cargo de la Prefectura, pero participaron los bomberos, la policía provincial, botes y buzos particulares y hasta una avioneta que sobrevoló la zona en busca de señales. La mitad de las personas que se ahogan en las aguas frías de los lagos de la región nunca fueron rescatadas, y debían intensificar la búsqueda antes que la corriente internara los cuerpos en aguas profundas y los dispersara.

A las 18.30 los buzos de la empresa Arum-Co localizaron los cuerpos y se organizó el equipo de rescate. Estaban los cinco juntos, a unos cincuenta metros de la costa y todavía dentro del surco que formaba el torrente del arroyo.

El juez Héctor Leguizamón Pondal y su secretaria, la doctora Alicia Nieto, fueron al lugar y ordenaron que se los traslade a la morgue judicial.

En diálogo con «Río Negro» el magistrado opinó que «las causas de la muerte son claras: accidente y asfixia por inmersión, porque estuvieron cuatro horas debajo del agua. Pero igual los llevamos a la morgue porque necesitamos tomarles dosajes en la sangre y otros análisis».

En el lago quedaba la memoria de un hecho estremecedor. Los cinco en short y muy juntos, casi representando la solidaria actitud que los llevó a desafiar el peligro y a despreciar los riesgos en el intento de salvar a un compañero.


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