Verdulerías al paso ganan las calles en Neuquén
Logran sobrevivir y solventar la economía doméstica.
Cecilia Maletti
NEUQUÉN (AN).- A Mauricio Painemal no le gustan las ferias. Dice que se siente “apretado, como invadido”. Su negocio es ambulante, un Renault 12 destartalado con cajones arriba del baúl y el techo. No le va ni mal ni bien, pero campea “la crisis”.
En el centro de esta capital, Claudio Rojas camina con su carro. Vende frutas de ensueño, con pinta, enceradas. Está en esa esquina hasta que despacha todas las que tiene. O hasta que lo corre algún inspector. Son desocupados que viven de la venta de frutas y verduras al paso.
Su negocio no es legal pero “básicamente” no molestan a nadie. Eso dicen ellos y eso parece ser lo real. Claudio Rojas, 37 años, mendocino, padre de una beba, se instala con su carro en Juan B. Justo y Brown, en una céntrica esquina y a metros de un supermercado.
Si logra colocar todo lo que compró en el Mercado Concentrador, serán unos 130 kilos de frutas y verduras y alrededor de 400 pesos de ganancia. “No es una fortuna, pero se vive”, cuenta mientras vende un par de bananas en 10 pesos.
Según dice, hay seis carros de frutas y verduras que recorren el centro, y tres hombres son los dueños. Él tiene dos, pero no consigue quien maneje el segundo.
Claudio trabajó en una empresa de seguridad hasta 2012, cuando lo despidieron.
Entonces, comenzó a deambular por la calle con el carro, que era de su padre. Pero el mayor de los Rojas falleció, y Claudio heredó la verdulería ambulante.
“Nosotros queremos que la municipalidad nos regularice, pero en vez de eso prefiere corrernos. Algunos dicen que somos una mafia, pero sólo queremos trabajar”.
Autoservicio
En avenida del Trabajador al 3800, Mauricio Painemal ríe por la ocurrencia: “Se llama Autoservicio”. Lo dice separando en sílabas, para que al interlocutor no se le escape el concepto.
Su verdulería es un Renault 12 azul desvencijado, al que carga con cajones de zapallos, batatas, tomates, bananas y unas mandarinas que parecen lustradas.
Tiene una pequeñita de un año y una mujer que está en la dulce espera.
“Estoy desocupado, y esto es mejor que andar pidiendo un subsidio. Eso tendrían que entender los de Bromatología. Mi mercadería está impecable, lo único sucio son mis manos cuando toco papa”. Le va mejor en verano, pero se siente un “agradecido. Mirá que con el Autoservicio logré comprarme un terrenito en la toma 2 de Mayo, y estoy haciendo mi casa”.
Las opciones que encontraron los desocupados.
Cecilia Maletti
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