Otro golazo del Messi de la pesca: mirá la trucha gigante que picó en esta joya de la Patagonia

El guía Pablo Oscar Blasco reparte su tiempo entre su taller mecánico en Cipolletti y las escapadas al Limay Medio, el río que corre entre Neuquén y Río Negro. Ayer pescó y devolvió una de esas truchas migratorias que generan admiración entre sus amigos. Acá comparte la historia y sus tips.

Pablo Oscar Blasco, Andrés Klein y la trucha de unos 70 cm pescada y devueltaó el sábado pasado en el río Limay Medio, al norte de la Patagonia.

Para los pescadores del Alto Valle, el Limay Medio es el lugar cercano con el que sueñan con una gran trucha migratoria, uno de esos torpedos que remontan durante abril y mayo el río que corre entre Río Negro y Neuquén en este paraíso al norte de la Patagonia. Para el guía de pesca Pablo Oscar Blasco es algo más que eso, es su lugar en el mundo: aquí aprendió los secretos de la caña y las moscas con su padre, aquí enseña ahora, aquí llega cada vez que puede escaparse de su taller mecánico para hacer lo que más le gusta.


El delta de la desembocadura


Aquí, en el delta de la desembocadura en el lago que generó la represa de El Chocón, a unos 170 km de Neuquén capital, Pablo sale a probar suerte. Con sus amigos, a puro esfuerzo montó un campamento y se sube a la lancha o pesca de vadeo con ellos o con sus clientes. «Esta locura, no la traten de entender», cantan contentos camino a la orilla, en la adaptación pesquera en estos pagos del himno futbolero que La T y la M dedicó a la Selección y que copó Qatar.

El campamento que Pablo y sus amigos del grupo Limay Medio Desembocadura montaron a metros del rio. Foto: Juan Thomes.

Fuera de la temporada, atiende su taller mecánico en Cipolletti. Y cuando se abre, del 1° de noviembre al 31 de mayo, cada vez que puede, se manda al Limay Medio, 95 km entre la represa de Pichi Picún Leufú y el lago de El Chocón. Y suele pescar unas truchas gigantes de esas que levantan oleadas de admiración entre sus compañeros de aventuras. Para ellos, es como un Messi de la pesca, aunque él suelta los consejos con frases cortas como acompañando la situación, sin presumir, con el tono justo mientras castea en esta joya de aguas cristalinas que dejan ver el color de las piedras y cerca, ahí nomás, en la otra margen, galopan en libertad los caballos de los puesteros y vuelan las bandadas de avutardas entre los sauces. Este escenario de película tiene su propia banda de sonido: el rumor del río, los relinchos, el canto de las aves y ese chirrido leve, inconfundible y esperanzador de las líneas que se despliegan desde los reels. 

Probando suerte al atardecer en el Limay Medio. Foto: Juan Thomes.

Pueden ir a pescar desde la orilla cerca del campamento o subirse a la lancha Traker North Carolina 4.60, con plataforma de casteo, plana y liviana como las que usan los yanquis en los pantanos de La Florida, para llegar a los mejores pozones y correderas de los brazos y arroyos entre las islas y los sauces para pescar de vadeo.

Otra hermosa trucha. En este caso, la pescó en marzo. @pabloblasco_fly/

Lo que sigue: preparar los equipos siguiendo la regla de oro (moscas grandes para truchas grandes), líneas pesadas y una vez leído el río tirar y tener paciencia para esperar un buen pique. Si son más de cuatro lo acompaña su papá en otra lancha. “¿Si el alumno superó al maestro? Y un poquito puede ser”, dice Pablo con una sonrisa al recordar aquellas enseñanzas de su padre a las que con el tiempo sumó sus propias experiencias. “Me enseñó, está conmigo y me ayuda siempre”, agrega.

¿Cómo llegaron hasta acá los Blasco? “Mi viejo a los 8 años me integró a su grupo y me transmitió la pasión por la pesca. Unos 11 años atrás navegamos 12 km con él para llegar a este lugar -relata Pablo-. Y me enamoré: otro mundo, otro paisaje, Patagonia pura al lado del ríoY esas truchas. Empezamos a venir con los amigos de campamento. Hasta que una vez dejamos una carpa armada y después dijimos vamos a armar algo. Y armamos el refugio”.  

También instalaron dos carpones donde hay catres y además el que quiere va con su carpa y su bolsa de dormir. No sobra el lujo, pero si la calidez, la camaradería y las anécdotas que levantan carcajadas alrededor del fogón. Ya se sabe, como dice una frase en la pared de la mítica hostería Chimehuín en Junín de los Andes, meca de la pesca con mosca«Dios, hazme pescar una trucha tan grande que no tenga que mentir».

El guía aconseja hacer tiros largos. @pabloblasco_fly/

¿Cuál es la receta para pescar una de estas grandes truchas? Estas son sus claves: “Leer el río para saber dónde intentar. Paciencia. Meterle horas, el gran profesor que no se compara con nada. Moscas grandes. Líneas pesadas que permitan distintos estilos en la superficie y en la profundidad, como tirar y stripear (traes con la mano la línea), tirar y derivar, tirar y dejar hundir”, describe.

La trucha récord de Pablo: 6,5 kilos, 88 cm. Fue en enero del 2017 en uno de los brazos del Limay Medio. Fue un día en que volvía con su amigo Diego con el motor roto y se detenían en cada corredera para probar una vez. Y en la última, cuando ya se iban, picó la gigante. Así son la historias de pesca: lo inesperado puede suceder en cualquier momento.

Esos tres movimientos son los primeros que hace, hacia la orilla y el medio del río. Eso es leerlo para detectar dónde están comiendo las truchas y con ese dato elegir el lugar y el plan, que tiene un detalle fundamental: saber hacer un tiro largo para llegar hasta los canales que se forman en medio del río, explica. Entre otros temas, hay que tener en cuenta las erogaciones de la presa Pichi Picún Leufú: todo puede cambiar en horas y entonces hay que repensar la estrategia. Ahora, los caudales están bajos.


Cómo pescar truchas en el Limay Medio


El último sábado, Pablo lo hizo de nuevo. Cayó una heladita que le hizo intuir que con ese cambio de temperatura podrían aparecer las grandes migratorias. Salió a pescar con sus amigos y tuvo uno de esos piques que no se olvidan. Después le cuenta a Voy los detalles.

Pablo, Andrés y la foto antes de la devolución de la trucha, el sábado pasado.

«Llegó abril y lo que todos los pescadores esperamos cada año, porque sabemos que las truchas vienen subiendo: la llegada de las grandes truchas migratorias que remontan el río desde el lago de El Chocón«, comienza.

«Veníamos pescando bien, lindas truchas de entre 50 y 62 centímetros. Sabíamos que se acercaba la posibilidad de pescar una de las más grandes. Y apareció una bestia, este ‘barco’ de unos 70 centímetros, un macho que había subido recién al río desde el lago, te das cuenta por el color bien plateado y la vitalidad: tremenda pelea fue. La pescamos con una mosca tipo bagre de torrente de entre 8 y 10 cm, un pez autóctono de esta zona, en imitaciones que hacemos nosotros, de color negro y marrón oscuro. Sabíamos que iba a picar una de las buenas, por la media heladita y por el frío. Buscamos, buscamos, la encontramos en un pozón y la devolvimos», describe.

La devolución.

Se despide con otro dato para los pescadores: «Los caudales siguen muy bajos, cuesta que pueda remontar las truchas. Seguimos esperando que suban más», dice mientras suena de fondo una buena cumbia de esas que le ponen ritmo al fogón y las anécdotas.

Podés ver más fotos y videos del guía en https://www.instagram.com/pabloblasco_fly/


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