Viajar para sanar, compartir y detener el tiempo: un paseo por el 2025 y un felíz año viajero

Viajar como un gesto simple y sanador: salir sin ir lejos, compartir el camino, escuchar al paisaje y regalarle una pausa al cuerpo y a la mente en tiempos que siempre corren.

No hace falta llegar a ningún lugar en particular: un mate al costado del camino, el atardecer y la naturaleza alcanzan para recordar que viajar también es detenerse.

Terminó un año, empieza otro, y en este espacio, hecho de rutas, paisajes, propuestas e historias de viajeros, tenemos una certeza que se construyó con el tiempo: viajar no es llegar a un destino. Viajar es ese gesto mínimo y sanador de cebar un mate al costado del camino, compartir kilómetros, dejar que el atardecer encuentre su lugar en el horizonte y, sin anunciarlo, empiece a acomodar lo que venía torcido.

Hay viajes que se hacen en soledad y otros que se arman entre amigos o familia, pero siempre hay algo en común: se viaja para compartir. Compartir con los que elegimos, o con los que de manera fortuita encontramos en el camino. Se trata de vivir unos días en los que las obligaciones quedan en suspenso y lo importante vuelve a ser simple, el ruido del mar, el silencio de la montaña, el tiempo que por fin afloja y deja de correr como loco hacia ningún lado.

Desde acá, el deseo es que el 2026 los encuentre saliendo, no importa adónde. En ese viaje que no resuelve nada, pero alivia; en esa escapada que no paga cuentas, pero deja que la cabeza respire hondo. Para cruzar el mundo, alcanza con preparar un bolso liviano, elegir lo imprescindible y sentarse a contar estrellas a la orilla de un lago, de un río o del mar. No se trata de conseguir la foto viral del destino, lograr millones de likes, es entregarte a ese encuentro con la naturaleza, en ese intante en el que descubrís que el universo no nos exige nada y que quienes están a nuestro lado nos sostienen.

Poner en pausa los pensamientos, recordar que la vida a veces se pone patas para arriba, pero es parte de ella y se trata de esperar a que todo mejore. Porque viajar es eso, es detenerse. Dejar que el cuerpo y la mente descansen, se curen de los dolores. Regalarle un mimo al presente, tan necesario, tan valioso, tan sanador, que queremos seguir haciéndolo juntos.

En este último día del año, te invitamos a dar un paseo por alguna de las historias que nos llevaron a descubir otros mundos.


De Las Grutas al blanco infinito: viaje a las misteriosas Salinas del Gualicho


El Gualicho (en mapudungun, “alrededor de la gente”) es un espíritu esquivo, una presencia latente en las mitologías originarias. A 50 kilómetros de Las Grutas, en una salina infinita, ese demonio parece tomar forma. En el salar, esculpida sobre la tierra, una figura imponente observa el horizonte. Frente a ella, una niña de sal, de rodillas, la mira en un gesto eterno. La excursión a la Salina del Gualicho, un sitio envuelto en leyendas y misterio, estaba por comenzar.


Alejandra Heis, la fotógrafa que conquistó el mundo: la historia detrás de la imagen de la Vía Láctea


Fotografía quiere decir escribir con luz. Pero ¿qué pasa cuando la luz no está? ¿Cómo se escribe en la noche? ¿Qué vemos en la oscuridad? ¿Qué vio Alejandra Heis cuando en septiembre del año pasado tomó esa foto nocturna de la Vía Láctea en las Salinas Grandes en Jujuy? Esta semana fue noticia porque la imagen fue seleccionada entre las 25 mejores del mundo, por una prestigiosa publicación internacional.


El mosquetal que se convirtió en un campo de 4 millones de tulipanes en Trevelin: el pueblo que despierta en colores


En un determinado momento, al transitar por la ruta 259 conocida como «la ruta galesa», que une Trevelin con Chile, llama la atención una variada paleta de colores sobre un campo rodeado de montañas que mantienen algo de nieve. Un cartel advierte sobre el ingreso al campo de tulipanes. A pocos metros, la postal de los 4 millones de flores de 42 variedades distribuidas en 4 hectáreas, es atrapante.


Un día en busca de la gran marrón del Chimehuín: historias, rituales y la magia de sacar una trucha


Hay personas que se preparan todo el año y son buenos; otras llegan por casualidad sin saber bien de qué se trata, y hacen lo que pueden, pero están los que pescan desde siempre, esos son los imprescindibles. Y en un día cualquiera, sobre el río Chimehuin de Junín de los Andes, podés encontrarte con cualquiera de ellos y también comprobar, por qué dicen que este lugar es el mejor del mundo.


Caribe natural: Miches, playas vírgenes, familias felices y turismo responsable


Cuando uno piensa en el Caribe, la imagen típica es la de playas abarrotadas, arenas pisoteadas y hoteles que se suceden hasta donde alcanza la vista. Pero no siempre es así. En Miches, un rincón todavía poco conocido incluso para los dominicanos, la naturaleza recupera su protagonismo: arena dorada que parece no terminar nunca, kilómetros de playa sin otro complejo a la vista y un verde intenso que abraza cada esquina. Allí abrió sus puertas en diciembre de 2024 Viva Resorts Miches by Wyndham, el último proyecto de la cadena Viva, que ya cuenta con seis hoteles en República Dominicana, dos en Riviera Maya y uno en Bahamas.


«Pelusa», el motorhome más amado: kilómetros de pasión con Maradona como bandera


El colectivo asoma en una calle cualquiera de Mercedes, con la trompa curtida por los kilómetros y una inscripción pintada que lo nombra sin rodeos: Pelusa. Es un Mercedes modelo 61 y, desde hace casi tres años, también es la casa de Estefanía Zárate, “la China”, de 37 años; Lucas Artini, de 36; y sus hijos Azul Amarela (7) y Oro Índigo (5). Violeta, de 19, y Blanca, de 16, las hijas mayores, se suman de manera intermitente a esta vida rodante que arrancó después de la pandemia.


En familia, al encuentro de fauna marina en el Golfo de San Matías


El avistaje de fauna marina en Puerto del Este, sobre la costa atlántica de Río Negro, es una de esas experiencias que marcan un viaje en familia. Frente al imponente Golfo San Matías, la naturaleza se muestra en estado puro y regala momentos inolvidables. Hasta acá llegamos con Vicky, Ema y Luchi para embarcarnos junto a Rupestre Experiencia Patagonia y vivir una travesía que quedará guardada en nuestras retinas para siempre.


La Patagonia deslumbró en la FIT y el Banco Nación lanzó beneficios para potenciar el turismo



Buenos Aires amaneció ayer bajo una lluvia persistente que cubrió de esa humedad pegajosa de la capital, pero nada detuvo la fiesta en la Feria Internacional de Turismo (FIT). Miles de visitantes, llegaron para recorrer los cientos de stands llenos de música, sabores y colores, para conocer, a aunque sea en pocos metros cuadrados, los destinos más atractivos de 60 países y de todas las provincias argentinas. 


Viajeros de Neuquén en Albania entraron a un negocio, escucharon una canción y mirá lo que pasó


Rubén Yarza tiene 66 años, está jubilado, vive en Plottier y desde hace décadas cultiva una pasión: viajar. Lo hace junto a su esposa Alicia, de 64, con quien comparte una rutina de vida tranquila en la Patagonia, tres hijos, cuatro nietos y un mismo deseo: seguir conociendo el mundo mientras se pueda. Este año se embarcaron en un viaje de 70 días por Europa que los llevó por lugares menos habituales para el turismo argentino, desde Polonia hasta Albania. Y fue precisamente en este último país donde ocurrió una anécdota inesperada y emotiva.


El privilegio de vivir una cacería de trufas en El Bolsón: un tesoro bajo el bosque


La trufa se esconde bajo tierra y duerme entre las raíces de algunos árboles como los robles. Con ellos crece en simbiosis durante muchos años. Negras y de aroma intenso, complejo, de formas raras, la trufa negra, es un misterioso hongo al que muchos denominan “diamante negro” y encontrarlo, claro que es un privilegio. En algunos países de Europa como España, Francia e Italia, es un producto típico, pero a Argentina llegó no hace tanto. Un emprendimiento de El Bolsón las llevó a la Patagonia, y salir a cazarlas, puede ser una experiencia maravillosa.


Viaje en una taza de té: la huella galesa se convirtió en ruta turística


Con el vapor de una tetera sobre la mesa, una rodaja de torta en el plato, melodías celtas y un relato dicho en voz baja mientras cae la tarde sobre las chacra de Chubut, la cultura galesa late, no como reliquia, sino como costumbre. Cada 28 de julio, las casas, las escuelas, las capillas y hasta los gimnasios de Trelew, Gaiman, Dolavon, Esquel o Trevelin se abren al festejo. Es feriado provincial y las familias se preparan desde temprano, porque ese día se celebra algo más que una fecha: la historia viva de quienes llegaron desde el otro lado del mundo, para empezar de nuevo.


A las Capillas de Mármol, por la Carretera Austral, desde el valle, un viaje mágico


El viaje comenzó con una decisión: tomar la Ruta 6 hacia Bariloche. Esta elección sumaba 150 kilómetros y tramos sin pavimentar, pero garantizaba un trayecto tranquilo. El paisaje desolado de la estepa patagónica se extendía como un océano de tierra seca, interrumpido solo por pequeños pueblos. Pasaron por Los Menucos, Maquinchao, Jacobacci y Pilcaniyeu, hasta salir en Dina Huapi. En su mapa, tenían marcado un recorrido por la gran Ruta Austral de Chile, con las Capillas de Mármol como destino final.


Desde la Patagonia a Perú: un viaje lleno de contrastes


“Perú es un país donde pueden tener experiencias de naturaleza, aventura, cultura y gastronomía que van a marcar una experiencia inolvidable en su vida”, resume Silvia Seperak, directora de la Oficina Comercial de PromPerú. La funcionaria cuenta cómo el país trabaja para atraer al público patagónico: “Queremos que quienes aman la montaña, el mar o la estepa descubran también el contraste de nuestros paisajes y el calor de nuestra gente”.


Turismo de cercanía: una granja para que los chicos salgan a jugar y a conectar con la naturaleza


Hay una granja en el Alto Valle que, entre vacas, pollos, ovejas, gansos y la gran gallina, que desde hace más de 30 años propone otro vínculo con la naturaleza. Una pausa de ciudad en la que los niños aprenden y los grandes se conectan con las casas de sus abuelos en las chacras del valle, la fuente de alimentos sanos y la buena onda de la familia de Bruna y Jorge Larrigaudiere. Una burbuja verde en medio del avance gris.


Copahue, las termas bajo la nieve baten récords y se viene un fin de semana de fiesta en Caviahue


En lo alto de la cordillera neuquina, donde el vapor dibuja figuras efímeras sobre la nieve y el volcán Copahue duerme con un ojo abierto, el invierno se vive distinto. No hace falta ir a Islandia, Japón o Alaska para sumergirse en aguas termales calientes mientras afuera la temperatura está bajo cero: en Copahue, esa experiencia única se llama Termas Nieve y este año bate récords.


Cuatro días en Buenos Aires no vienen nada mal: un plan diferente de otoño


“Dos días en la vida nunca vienen nada mal. De alguna forma, de eso se trata vivir”, dice la canción de Fito Páez, y siguiendo su consejo partimos hacia el aeropuerto de Neuquén para ir a disfrutar de “la gran ciudad argentina”. Semana Santa está a un paso, y el feriado largo parece ser una oportunidad para ir a descubrir Buenos Aires y disfrutar unos días de paseos, naturaleza, cultura y buena gastronomía.


En un Citroën del 74, viajan con su iguana y sus dos perras por la Patagonia: son una «Manadaencitro»


Salieron el 21 de agosto de 2024, como lo habían planeado. San Telmo quedó atrás. La furgo, un Citroen 3cv Ak350 del año 1974 , cargada hasta el techo, el corazón también. Y una manada poco convencional en marcha: Agustin Rodríguez Pons Y Daiana Gómez, Nala y Cloe, sus perras, y Andrómeda, una iguana verde de un metro quince que viaja mirando por la ventana los paisajes más hermoso de la Patagonia.


No hace falta llegar a ningún lugar en particular: un mate al costado del camino, el atardecer y la naturaleza alcanzan para recordar que viajar también es detenerse.

Terminó un año, empieza otro, y en este espacio, hecho de rutas, paisajes, propuestas e historias de viajeros, tenemos una certeza que se construyó con el tiempo: viajar no es llegar a un destino. Viajar es ese gesto mínimo y sanador de cebar un mate al costado del camino, compartir kilómetros, dejar que el atardecer encuentre su lugar en el horizonte y, sin anunciarlo, empiece a acomodar lo que venía torcido.

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