YPF, Cristina y Vaca Muerta

Por Federico Aringoli

No existe jugador más determinante para que Vaca Muerta abandone el estado de promesa permanente que YPF. También lo son el gobierno nacional y, más decisivo aún, el partido gobernante de Neuquén, el MPN. Lo que hagan unos y otros beneficia o empantana el sueño de la soberanía hidrocarburífera.


La salida del presidente de la compañía, Guillermo Nielsen, fue interpretada por algunos sectores como un asalto de la vicepresidenta, Cristina Fernández, sobre la conducción de YPF. La versión sirvió para agitar el fantasma de una estatización que sería ruinosa para la compañía. Sin embargo, el dato soslayado es que la expresidente ya tenía una posición dominante sobre la compañía.


Tuvo su aval la llegada del actual CEO, Sergio Afrontti, y sectores claves de la conducción de la petrolera están ocupados por dirigentes del kirchnerismo y La Cámpora. Pero, por sobre todo, el rubro que tomó YPF tiene trazos (corregidos) de aquella petrolera que fue durante su última gestión presidencial: de un perfil de actividad intensiva y eje de la política energética nacional.


La petrolera nacional es una, sino la principal, herramienta de política energética para el país. Fue el presidente Alberto Fernández quien aseguró que durante la anterior gestión nacional, en el mandato de Mauricio Macri, la operadora “sufrió mucho”. Ese fue el diagnóstico que volvió a poner a YPF en el centro de la estrategia energética nacional.


La oposición no guarda un buen recuerdo de la gestión energética de la expresidenta. Incluso muchos objetan aún el proceso, que con seguridad tuvo más grises que claros, y la nacionalización del 51% de YPF. Sin embargo, es llamativo que un sector del oficialismo también solapa la injerencia que tiene la vicepresidencia en el rumbo de la petrolera.


Pero hay algo más irritante para los sectores opositores que el pulso de la vicepresidencia en la principal empresa argentina: su estatización completa. ¿Existen datos para creer que el gobierno puede avanzar en ese sentido? Por ahora, no. Pero lo que sí existe es una oportunidad.


Está dada por el bajo valor bursátil de la empresa, alrededor de los 2.000 millones de dólares, y, pese a los problemas de divisas que tiene el país, ir con una Oferta de Adquisición Pública (OPA) podría ser accesible.


Existe una disociación entre el valor de mercado y el valor real de YPF. Solo un dato para retratarlo: la petrolera tiene 12.000 kilómetros cuadrados sobre Vaca Muerta que, traducidos a la unidad de tierra en el sector, son unos 3 millones de acres. El valor del acre es muy difícil de estandarizar porque varía en cada yacimiento de acuerdo a productividad, instalaciones y otros conceptos, pero un precio promedio podría ser 7.000 dólares. Solo en estos activos tiene 21.000 millones de dólares, diez veces su valor bursátil.


La salida de Nielsen se interpretó como una intervención de la vicepresidenta que, en realidad, ya tenía una posición dominante en la compañía.



Fuentes del sector entienden que ir por el 49% de las acciones que no controla el Estado no tiene sentido porque no le agregaría resorte que hoy no tenga. “El dinero que sea (el costo de las acciones) sería preferible destinarlo, más en el actual contexto de restricciones, a las operaciones”, analizó uno de los consultados.


De todos modos resulta extraña la fobia a la estatización. Sobran los ejemplos del mundo, con sus bemoles, de petroleras estatales: Pemex (México), Petrobras (Brasil), Ecopetrol (Colombia), Petroamazonas (Ecuador), Saudi Aramco (Arabia Saudita) y Equinor (Noruega), por citar algunas.


Hay algo más irritante para los sectores opositores que el pulso de la expresidenta en la principal empresa argentina: su estatización completa.



El rumbo de YPF estaba tomado antes de la salida de Nielsen que, se vio, nunca encajó. La llegada del santacruceño Pablo González, a diferencia de su antecesor que era un hombre de los mercados y experto en economía, reforzará el barro de la política con las provincias que, como él mismo conoce bien, son las dueñas del recurso. El MPN sumará un frente más al que ya tenía con el secretario de Energía, Darío Martínez.


De todos modos, el camino de la petrolera está signado en el corto plazo por la tarea encomendada por el ministro de Economía, Martín Guzmán, que busca dar un mensaje a todo el sector privado para que, por la falta de dólares, renegocien los vencimientos de sus deudas.


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