“La teoría del derrame”

Carlos Salomón Heller, exvicepresidente de Boca, fundador del Banco Credicoop y hoy titular de dicha entidad, es un confeso kirchnerista que sostiene como política para nuestro país la política del derrame, asociada a la teoría del reparto con justicia social que es cuasi equivalente en el modelo nacional y popular, sustentado en todo caso por la política económica llevada a cabo por el extitular de esa cartera, Axel Kicillof, y la fuerte influencia social de Horacio Verbitsky y Eugenio Zaffaroni, con el vale todo y la culpa de todo lo que le sucede a buena parte de la sociedad es de la sociedad, por la no inclusión, falta de trabajo, educación, etc.

Hoy la realidad, mal que les pese a muchos, condena estas políticas que acrecientan la famosa herencia pesada recibida y la brecha que nos divide como sociedad, resumida en la frase de Toty Flores, dirigente del Movimiento Social por la República: “Es indignante ver como se robaba utilizando la excusa de la justicia social”. Claro que el robo era contra el Estado, que somos nosotros, con la excusa de que les preocupaba eso de lo que después no se ocupaban por que estaban de espaldas a la sociedad, puliendo permanentemente la ingeniería de la matriz corrupta en la que día a día aparecen los nuevos socios, como el denunciado Mariano Recalde por el fraude en las contrataciones que realizaba como gerente de Aerolíneas Argentinas y Carlos Tomeo por el escandaloso hallazgo, en su propiedad del country Abril, de una abultada suma de dinero y otros valores suntuosos presuntamente producto de lavado de dinero o como testaferro perfecto de Aníbal Fernández bajo la figura de empresario exitoso y millonario.

Creo que todos, sin excepción, coinciden con Chiche Gelblung en que la corrupción siempre existió pero en forma más recatada y no en los niveles obscenos, escandalosos e inmorales que hoy, sumada a toda la actividad narco, ya instalada definitivamente en nuestra sociedad, nos destruyen con el serio riesgo de no tener retorno a menos que, en conceptos de Julio Bárbaro, se prospere en la grandeza y las ideas de lograr un acuerdo nacional y políticas de Estado para combatir estos flagelos.

Esta intención hoy parece lejana, habida cuenta de que el PJ está dividido y más que una renovación necesita una depuración. Hay una parte oscura que atraviesa todos los partidos políticos que, si se agranda, no queda nada. Hoy CFK es una carga muy pesada para el peronismo ortodoxo, porque, entre otras cosas, recuperó lo que Perón echó en el 73, y hoy son La Cámpora, Montoneros, Quebracho, y toda la izquierda, que tienen que ver más con la anarquía que con lo progre, es decir que no representan a nadie y, si no, basta con mirar a Hebe de Bonafini, personaje siniestro que se preocupa por sus hijos desaparecidos pero no lo hace y no lo hizo con sus marchas con las madres del dolor de los soldados de Malvinas, de los hijos y mayores que mueren todos los días a manos de delincuentes o de las fiestas clandestinas con menores, alcohol, drogas, armas y muerte. Hay un silencio y sumisión a estas prácticas que fueron y son producto de más de lo mismo –“corrupción”– que, como un castillo de arena, día a día se está desgranando. Miguel Maldonado, perito psiquiatra, se explayó con algunos conceptos al respecto, como que hoy los chicos, producto de las drogas y la búsqueda de sensaciones más fuertes, se acostumbraron a desafiar la autoridad de los padres y de todo tipo de control, no aceptan ningún tipo de consejo, ni siquiera cuando se les intenta hacer ver que ese mundo sólo tiene tres destinos: el psiquiátrico, la cárcel o el cementerio.

Sr. Heller, su teoría es para un país normal, ordenado, sin corruptos, sin droga, con seguridad, con justicia y fundamentalmente con un fuerte sesgo hacia la “educación”, algo que ustedes durante doce años no supieron hacer, y hoy reclaman por lo que se preocupaban y después no se ocupaban.

Silvano Giacolla Caruso

DNI 8.119.343

Silvano Giacolla Caruso

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