Anabólicos políticos para la economía

Mirando al sur

A medida en que se acercan las PASO del 13 de agosto y las elecciones legislativas del 22 de octubre, el gobierno de Mauricio Macri está recurriendo a instrumentos menos ortodoxos para que se haga sentir “en la calle” la reactivación de la economía que aparece en las estadísticas (oficiales y privadas) y que, a raíz de los altibajos inflacionarios, muestra hasta ahora un pálido reflejo en el consumo.

La decisión con mayor alcance fue la autorización del uso de fondos de la Anses por unos 50.000 millones de pesos para ofrecer préstamos personales directos a los casi 4 millones de beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH), de los cuales alrededor de 1,5 millón se concentra en la provincia de Buenos Aires, la de mayor número de votantes. También alcanza a quienes reciben pensiones no contributivas (PNC) por invalidez y la nueva Pensión Única a Adultos Mayores (PUAM), creada en el 2016 por la ley de Reparación Histórica para quienes deberían jubilarse con el haber mínimo y no cuentan con aportes laborales. En otras palabras, la medida apunta a un universo de alrededor de 6 millones de personas que integran la base más vulnerable de la pirámide social, no tienen acceso al crédito ni capacidad de ahorro y reciben pagos regulares del Estado con fines de subsistencia. Precisamente, esta descripción aparece en el proyecto de ley que la Casa Rosada envió a comienzos de este mes al Congreso y que la propia Anses detalló en sus aspectos operativos.

Sin embargo, resulta inocultable que esta iniciativa forma parte de la campaña electoral del oficialismo y está destinada a ofrecerles plata –en este caso prestada– a los interesados, para que antes de los comicios puedan aumentar su nivel de consumo o bien cancelar otras deudas más caras. Una prueba de ello es que, ante el primer cortocircuito la semana anterior en el Senado (donde debía discutirse este proyecto junto con el DNU que suprimió los reembolsos a exportaciones por puertos patagónicos), la presidencia de la Cámara Alta levantó la sesión al argumentar disidencias dentro del bloque peronista. Y luego la Jefatura de Gabinete confirmó que el programa de préstamos se habilitará por DNU con las mismas características del proyecto de ley, probablemente esta misma semana. No era cuestión de dejar pasar el tiempo.

Según precisó en su momento la Anses, los préstamos personales se instrumentarán del mismo modo en que ya otorgaron casi
$ 10.000 millones a jubilados y pensionados del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), a través de la tarjeta Argenta emitida por el Banco Nación. En el caso de las madres titulares de la AUH, los montos a solicitar pueden ser de hasta $ 3.000 por hijo a reintegrar en 12 cuotas mensuales, o hasta $ 5.000 por hijo, si se devuelve en 24 cuotas. Para los titulares de PNC, madres titulares de AUH con siete hijos y PUAM, los montos disponibles serán de $ 12.000, $ 20.000 y $ 30.000, según se reintegren en 12, 24 y 36 cuotas respectivamente, cuyo monto no podrá superar el 30% del haber percibido. En todos los casos, la tasa nominal anual será del 24% (sin contar con el costo del seguro y gastos administrativos) y el préstamo se depositará directamente en la cuenta-sueldo de cada solicitante, quien podrá extraer hasta el 100% del efectivo o realizar compras con la tarjeta de débito en cualquier comercio.

Desde el punto de vista económico, la expectativa oficial es que estos préstamos, de otorgamiento virtualmente automático, se vuelquen rápidamente al consumo ya que su monto mínimo ($ 3.000) equivale a 2,4 veces la AUH por hijo menor de 18 años, actualmente fijada en $ 1.243 mensuales, y su devolución se descontará en cuotas inferiores a $ 300. Sobre todo, después de que el repunte de precios en julio (debido a los aumentos en combustibles, prepagas, cigarrillos y expensas) debilitara la incipiente recuperación del poder adquisitivo de los salarios registrada el mes anterior por la combinación del aguinaldo y los ajustes salariales fraccionados en paritarias. Según un índice que elabora la consultora económica FyE, el poder de compra de las familias aumentó apenas 0,2% este mes, tras una mejora de 4% en junio, y se ubica en niveles similares al de un año atrás.

Pero desde el punto de vista político es evidente que tiene el propósito de contrarrestar las consignas electorales de las tres vertientes del peronismo bonaerense (Cristina Kirchner, Sergio Massa y Florencio Randazzo) que, con matices, tienen como eje el deterioro de los ingresos de buena parte de la población más pobre en el distrito con más votantes. En esta misma línea del oficialismo hay que agregar el acuerdo impulsado por el Banco de la Provincia de Buenos Aires con las principales cadenas nacionales de supermercados, a través del cual los consumidores que realicen compras con las tarjetas Bapro tienen un descuento de 50% (con un tope de $ 1.500 que se deduce de los resúmenes de cuenta) en las compras que realicen el segundo miércoles de cada mes. Sugestivamente, este acuerdo tiene vigencia hasta octubre inclusive y hace una semana el “premio” implícito en esta promoción (del cual el Bapro absorbe 30%) provocó largas colas de clientes, especialmente en sucursales del conurbano bonaerense.

En tren de insuflar “anabólicos” a la actividad económica, hace algunos meses el gobierno había decidido que tres bancos oficiales (Nación, Ciudad y Bapro) extendieran a 30 años el plazo de los créditos hipotecarios por UVA (o sea, con saldos que se ajustan en función de la inflación), a fin de que las cuotas iniciales sean similares o inferiores a un alquiler. Si bien esta operatoria está reactivando la construcción de viviendas y el mercado inmobiliario en varios centros urbanos, su impacto no es tan inmediato como el de los préstamos personales y prendarios, que las mismas entidades ofrecen ahora con ajuste por UVA, seguidas a más distancia por distintos bancos privados.

De todos modos, no deja de resultar llamativo que mientras el Banco Central endurece la política monetaria con altas tasas de interés para enfriar las expectativas de inflación, el volumen de crédito total al sector privado (en pesos y dólares) viene mostrando un alza que en junio llegó a 38% interanual. Esta variación equivale a un crecimiento de nada menos que casi 14% en términos reales, que se repite en los créditos comerciales (más de un tercio del total, con una suba de 13,8%) pero es ampliamente superada por los prendarios (34,8%) y los personales (24,9%). Detrás se ubica el aumento de los hipotecarios (11,1% real) y muy lejos (2,6%) con tarjetas de crédito. Probablemente porque los consumidores aumentaron su endeudamiento y las actuales tasas no aconsejan la refinanciación de saldos.

La expectativa oficial es que los préstamos, de otorgamiento virtualmente automático,

se vuelquen rápidamente al consumo.

Es llamativo que, mientras el BCRA endurece la política monetaria con altas tasas de interés, el volumen de crédito total al sector privado viene mostrando un alza.

Datos

La expectativa oficial es que los préstamos, de otorgamiento virtualmente automático,
se vuelquen rápidamente al consumo.
Es llamativo que, mientras el BCRA endurece la política monetaria con altas tasas de interés, el volumen de crédito total al sector privado viene mostrando un alza.

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