El disparador: Caricias y respeto

Datos

“Mamá, Claudio me acaricia la pierna”, me dijo Owen. No hizo falta que hablara más. Los hijos, cuando son chicos, a veces exageran o se inventan historias. Como madre de tres varones, esto lo tengo muy claro. Pero si algo no voy a tolerar es la falta de respeto.
A Owen le pasa algo. No sé bien qué y tal vez hasta me da temor imaginarlo. A Claudio lo conocemos hace muchos años, es macanudo y muy cariñoso, pero no deja de ser el chofer. Así que, sin que Owen lo supiera y sin mayores explicaciones, le pedí a la celadora que mi hijo no se sentara más en el primer asiento. Me pareció lo más lógico, porque al final es ella la que se ocupa de la coordinación de la camioneta escolar.
Creía que con ese simple movimiento ya estaría todo resuelto. Pero Owen siguió angustiado. Él no me dijo nada, pero una madre se da cuenta. Le pregunté cómo le había ido en el colegio y charlamos, hasta que confirmé mi intuición. “Mamá, tengo miedo de que la celadora me haga preguntas otra vez”, me confesó.
Lo vi tan mal que le dije: “Papá, ¿querés faltar mañana al colegio?”. Total, falta poco para que se terminen las clases. Ahí Owen me contó que no le gustó que la celadora le preguntara dónde se iba a querer sentar esta semana. Le dije que no se preocupara, que no pasaba nada.
Pero sí pasaba. La llamé a la celadora y le aclaré que si tenía algo que hablar, que lo hiciera conmigo, que no pusiera a un adolescente en una situación tan incómoda. “Owen se quiso sentar adelante y le tuve que explicar que no podía porque usted, que es la madre, no quería”, argumentó la celadora. Le recomendé que fuera más hábil para tratar a los niños y, también, que no le revelara las conversaciones de los adultos.
Owen, que siguió bajoneado, esta mañana me preguntó si podía volver a sentarse adelante. Se siente como culpable y me pide perdón a cada rato. No entiendo por qué y no sé cómo ayudarlo. Me angustia mucho. Es como que él le tiene miedo a la celadora y la quiere dejar conforme. Le dije que esté tranquilo, que estoy para protegerlo, y que se puede sentar donde quiera. Pero que la celadora no le falte el respeto.

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios