Dos amigos que se conocieron entre piruetas y equilibrio

El día a día de los artistas que viven en tráileres dotados de calefacción y televisión por cable. Mantienen viva la magia nómade y aseguran que ningún día es igual al siguiente.

El circo es una de las atracciones antiguas que siguen vigentes. Por las carpas suelen pasar familias enteras y varias generaciones. La vida no es fácil entre carromatos, pero para los artistas circenses es la mejor vida que eligieron y elegirán siempre. “Somos como un barrio, cada uno hace su vida pero también nos juntamos a cenar y compartir algún momento de ocio, fuera de la función”, contó Evelyn, la acróbata del Circo Mundial, que llegó a la ciudad a pasar las vacaciones.

Su dueño, Gustavo Yovanovich, es quinta generación de circenses y es el mago del show. Aseguró que el circo sigue vigente como en los viejos tiempos. En la empresa participan 80 personas, de las cuales casi 30 son artistas. Quince familias viven en el circo y son parte del espectáculo. En la compañía hay brasileños, colombianos, mexicanos, uruguayos e italianos. Recientemente llegó un motoquero desde Alemania, es parte del globo de la muerte. Comentaron que la especialidad que realiza cada uno durante la función la descubren por el contacto con otros artistas y contaron sus vivencias detrás del telón. “La vida de un circense es como la de cualquier otra persona. La diferencia es que estamos en una ciudad hoy, en otra mañana. Vivimos dentro de nuestra casilla rodante, que tiene todas las comodidades (directv, calefacción, agua, todo lo que tiene el ser humano común). Nuestra casa nosotros la tenemos en nuestros trailer”, afirmó Juan Pablo, representante del circo.

Yovanovich comentó que hace unos años cuando se prohibió los animales afectó en la concurrencia de público pero luego la gente se fue adaptando. “Imaginate que uno llegaba a una ciudad que no tenía zoológicos y vos prácticamente traías un zoológico con el circo, con leones, tigres, osos, camellos, búfalos, llamas, ponys, caballos y monos. Afectó muchísimo, pero gracias a dios la gente se fue adaptando”, aseguró.

Antes de salir a escena hay un arduo trabajo en el que todos colaboran. Armar la estructura del circo que tiene capacidad para 1.200 espectadores lleva alrededor de 10 días. Se desarma en un plazo similar.

El Circo Mundial se creó hace 6 años y su primera función fue en Tucumán. Su dueño nació y se crió en Buenos Aires. “Me tocó nacer ahí porque pasó justo por ahí el circo. Somos todos nacidos de diferentes lugares. Mis dos hijas trabajan en la función y mi nene también. En la empresa somos 5 con mi señora y mis tres hijos”, dijo. Con emoción recordó que en su reciente gira por Las Grutas este año nació una de sus nietas.

El recorrido siguió por Comodoro Rivadavia, Esquel y Bariloche. Tiene previsto permanecer en Neuquén hasta el Día del Niño y luego continuar por otras localidades del Alto Valle. La estadía en cada lugar puede ir de dos semanas a más de un mes.

El espectáculo de dos horas y cuarto ofrece un show con trapecistas, acróbatas, magia, el globo de la muerte, el péndulo, malabares, payasos y bailes.

Yovanovich aseguró que una de las cosas agradables del circo es que “no es una rutina. Acá te levantás y no sabés con qué te vas a encontrar”.

“Hay cosas que lleva tiempo aprender. El equilibrio es muy difícil. Te puede llevar dos, tres o cuatro años poder lograrlo”,

aseguró David Da Silva, el equilibrista y malabarista del show.

“Viajamos y conocemos lugares y gente nueva. Es una vida nómade. De cada lugar que vamos nos llevamos algo”,

dijo Evelyn, que realiza acrobacias en tela y colabora con el mago.

“Soy nacido y criado en circo; mis hijos también. Somos quinta generación de origen yugoslavo-serbio. Toda mi familia tiene circos”,

comentó Gustavo Yovanovich, dueño del circo y mago.

“Yo tengo mi familia. Mi señora es trapecista y tengo dos chicos. Ellos también están acá en el circo. Ellos son tercera generación”,

contó Michel Escobar, uno de los malabaristas de la compañía circense.

Una acróbata que aprendió el oficio

Una de las artistas en escena es Evelyn, oriunda de Mendoza, que realiza acrobacias en telas y participa en el show de magia.

“El día varía según las funciones. A la mañana vamos a comprar y después de comer nos empezamos a preparar, a maquillar, y media hora antes de la función ya estoy calentando el cuerpo para salir en escena. Practico cuando tenemos días libres. A veces vamos a entrenar después de la función”, contó Evelyn.

Vive sola en una de las casillas junto a su mascota. “ Yo elegí esta vida y la voy a seguir eligiendo hasta que el cuerpo me dé”, agregó.

David Da Silva y Michel Escobar se conocieron debajo de una carpa de circo cuando eran adolescentes. Hoy comparten su pasión por en el Circo Mundial.

Da Silva que se incorporó a la compañía el año pasado, contó que generalmente ensaya por la mañana. “Después de practicar descanso en la casa un poco hasta la hora de la comida al mediodía. Después seguro viene una siesta. Yo particularmente me quedo mirando tele un rato. Es una casa amoblada. Por ahí salgo al centro con mis amigos, jugamos al partido de fútbol”, detalló.

Rememoró cómo fue que comenzó con la actividad que actualmente ofrece en el show ante cientos de espectadores. “Una de las ventajas del circo es que ves pasar mucha cantidad de artistas. Y uno siempre va viendo lo que le va gustando. Por ahí alguna cosa te llama más la atención que otra, a mí me llamaba la atención el equilibrio. Y empecé a practicarlo desde los 7 u 8 años. Lo empecé a hacer jugando, pero en realidad estaba ensayando”, narró.

Michel Escobar, que es malabarista y oriundo de Perú señaló que es segunda generación y recalcó que se conoce con David desde muy chico cuando coincidieron hace unos años en el circo de Osvaldo Terry. “Recorrimos casi todo Sudamérica juntos”, expresó.

Expuso que es malabarista desde más de 10 años y que también es acróbata y trapecista.

Datos

“Hay cosas que lleva tiempo aprender. El equilibrio es muy difícil. Te puede llevar dos, tres o cuatro años poder lograrlo”,
“Viajamos y conocemos lugares y gente nueva. Es una vida nómade. De cada lugar que vamos nos llevamos algo”,
“Soy nacido y criado en circo; mis hijos también. Somos quinta generación de origen yugoslavo-serbio. Toda mi familia tiene circos”,
“Yo tengo mi familia. Mi señora es trapecista y tengo dos chicos. Ellos también están acá en el circo. Ellos son tercera generación”,

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