El verano no acompañó a los vendedores de comida

Las ventas cayeron fuerte en los balnearios neuquinos. Aseguran que la gente compra cada vez menos cantidad y que la oferta de alimentos se redujo de forma considerable.

La venta de comida en los balnearios de Neuquén Capital vive una de sus peores temporadas. La caída en el consumo preocupa a quienes “tiran todo el año” con las ganancias de la temporada.

El saldo en los primeros meses de verano es negativo y los comerciantes esperan un “milagro” para salvarse. A pesar de que las costas se muestran repletas de bañistas, la situación para el sector no mejora. Incluso, varios ya desistieron de ir para no tener pérdidas.

“Está durísima la mano”, respondió sin dudar “Pajarito”, vendedor de churros y tortafritas desde hace años en las costas del río Limay. “Estamos todos preocupados. Entre los vendedores nos hablamos y viene muy complicado”, señaló.

“Pajarito” trabaja hace años en el rubro y considera que “esta temporada es la más dura para nosotros que vivimos de esto”. Para dar un ejemplo, las 40 docenas diarias que se vendían en el 2016 pasaron a ser entre 10 y 15. “La gente compra menos. De a tres o media docena, para que no lloren los nenes”, indicó el vendedor.

Además de la caída de ventas, a diferencia del 2016 la oferta bajó de forma considerable. “El heladero y el de las gaseosas ya no vienen todos los días porque no venden”, detalló el vendedor, y señaló que antes se veían ensaladas de frutas u otras ofertas que desaparecieron. “Se mantiene la venta de churros, panchos y tortas fritas como se puede”, admitió.

Para “Pajarito”, “la realidad viene complicada. Los cambios vienen afectándonos y mucho”, y precisó que “veo menos colegas vendiendo en los días de semana y eso es un síntoma de que estamos mal. Antes aparecían jóvenes queriendo emprender, ahora ya no”.

“La gente que sabe dice que la temporada es muy floja, que es la peor de los últimos tiempos”, confesó una vendedora de panchos. Según señaló, su recaudación diaria pasó de 5.000 a 1.000 pesos en el último periodo. “Gente hay, mucha gente. El tema es que bajó el valor adquisitivo. Ya no se gasta como antes”, sostuvo la vendedora, y agregó: “la inflación quedó muy por arriba. Hace cuatro meses frenamos los precios porque priorizamos mantener el trabajo”.

Las esperanzas del sector estaban puestas en enero, mes que consideran fuerte, y donde históricamente registran un gran aumento en sus ventas. “Muchos pensábamos que había que esperar. Pero no sabemos si esto se va a revertir”, concluyó.

“Estamos todos preocupados. La gente compra menos. De a tres o media docena de churros, para que no lloren los nenes”,

señaló “Pajarito”, uno de los vendedores más antiguos de las costas del Limay.

El número

Datos

“Estamos todos preocupados. La gente compra menos. De a tres o media docena de churros, para que no lloren los nenes”,
de 40 a 10
docenas de tortafritas por día pasó la venta entre 2016 y este año, según los ambulantes en el río.

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