Los ladrillos cerámicos siguen dando batalla

Según define la sociología, la tradición es el conjunto de saberes y conocimientos culturales que se trasladan de generación en generación. Es el legado de cultura, costumbres y valoraciones que se mantienen arraigados en el statu quo pese al paso del tiempo, y que las nuevas generaciones en general abrazan sin demasiados cuestionamientos.

Al hablar de métodos constructivos, la tradición está directamente ligada a los ladrillos. En una época en la que los sistemas de construcción en seco acaparan la escena por la versatilidad de los materiales, la posibilidad de reducir los tiempos de obra, y sobre todo por su capacidad de generar viviendas sustentables y eficientes, los ladrillos siguen dando pelea. Lo hacen sustentados en la calidad que todavía ostenta la construcción húmeda en la percepción de la mayoría de la población, y sobre las distintas innovaciones que las fábricas introducen en la conformación de los bloques, a fin de lograr un mayor ahorro energético.

El ladrillo cerámico, vulgarmente conocido como “ladrillo hueco”, nace originalmente como una alternativa al ladrillo común, con la idea de lograr un bloque mas liviano, más versátil y menos cosotoso. Es decir que el ladrillo cerámico, fue una de las primeras reinvenciones de la construcción tradicional.

Un ladrillo de estas características se compone de una mezcla de arcillas rojas especialmente seleccionadas. Las mismas son primero molidas y amasadas, más tarde extruídas en una máquina ladrillera, y luego secadas para conformar un adobe. El proceso termina con la cocción a una temperatura de entre 900 °C y 950 °C, donde se termina de conformar el ladrillo cerámico de color rojizo que habitualmente se ve en la obra.

A su vez, existen dos tipos de ladrillos. Los no portantes son aquellos ladrillos que contienen los tubos de forma horizontal, mientras que los ladrillos portantes son los que contienen los tubos verticales, de forma que toda la masa del ladrillo es la que soporta la presión de las cargas normales. En base a distintos ensayos realizandos en la Universidad del Comahue y en el INTI, está probado que los ladrillos portantes soportan has 140 Kg por centímetro cuadrado.

Son varias las ventajas que aun hoy mantiene la construcción con ladrillo en relación a otros materiales. Un primer elemento, es el grado de conocimiento que tiene el ladrillo en relación a los nuevos sistemas. Para iniciar un proyecto, no son necesarias herramientas específicas ni mano de obra especializada. Un segundo factor es la durabilidad de la vivienda. Los ladrillos son resistentes a los rayos solares, vientos, abrasión,insectos, roedores, agua o humedad. Está probado que una construcción emplazada con ladrillos cerámicos tiene una excelente vejez, y mantiene las mismas propiedades por décadas, pasando incluso de generación a generación.

Por último, hay que considerar los costos. Los constructores que se aferran al método tradicional, afirman que no existe un material perfecto, y que el ladrillo sigue siendo el que produce una mejor combinación de costo, eficiencia y prestaciones. En especial si se tiene en cuenta que dentro del monto total de una obra, el material necesario para levantar paredes y mortero de asiento, implica solo del 5%. Dada la escasa incidencia, y teniendo en cuenta que las paredes son lo único que no se puede modíficar una vez levantada la casa, vale la pena utilizar un material noble y de probada firmeza.

Pero así como evoluciona la disponibilidad de materiales y métodos de construcción, también lo hacen la concepción y composición de los ladrillos. La necesidad de atender la eficiencia energética hizo que los nuevos bloques cerámicos también incorporen ese concepto. El aire es el mejor aislante térmico. Por ello, la innovación es lo que se conoce como ladrillo “doble muro”. El mismo incrementa el grosor y permite un mejor rendimiento energético de la vivienda. A diferencia del ladrillo convencional, el doble muro tiene mayor cantidad de huecos. Ello multiplica las cámaras de aire, cortando el puente térmico, y permitiendo mejor control de la temperatura interior y del intercambio de energía con el exterior.

Quienes mantienen el arraigo con la construcción húmeda, encuentran así muchos motivos para seguir apostando a lo conocido, sin resignar el diseño de un proyecto que incluya el ahorro energético y la sustentabilidad como pilares fundamentales de la vivienda.

“Las aberturas, los pisos o los revestimientos, se pueden cambiar. Pero las paredes son algo que queda para siempre en la vivienda”.

Arq. Gustavo Martinez

Cunmalleu

“La sustentabilidad no solo se relaciona con los sistemas de construcción en seco. El sistema tradicional también se adapta para incluir ese concepto en la vivienda”.

Arq. María Florencia Martinez – Cunmalleu

Datos

Datos

“Las aberturas, los pisos o los revestimientos, se pueden cambiar. Pero las paredes son algo que queda para siempre en la vivienda”.
“La sustentabilidad no solo se relaciona con los sistemas de construcción en seco. El sistema tradicional también se adapta para incluir ese concepto en la vivienda”.
15%
El ahorro energético que se logra reemplazando ladrillo hueco común por el nuevo ladrillo “doble muro”.
140 kg
Los que soporta por cada centímetro cuadrado un ladrillo de tipo “portante”.

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