Tim Burton homenajea al cine y a sus monstruos

Es una película muy autobiográfica.

El pequeño Victor Frankenstein “resucita” a su querido perro Sparky.

Romain Raynaldy

LOS ÁNGELES (AFP) – Siete años después de “El cadáver de la novia” Tim Burton vuelve a la animación con “Frankenweenie”, un filme decididamente autobiográfico en el que a se sumerge en sus recuerdos de infancia para crear un bello homenaje al cine y sus monstruos. La película, que se estrena mañana en la zona, encuentra sus orígenes en el cortometraje del mismo nombre, filmado por Tim Burton en 1984, cuando trabajaba como animador para Disney. Ironías del destino, este primer “Frankenweenie” le supuso a Tim Burton ser despedido de los estudios creadores de Mickey, donde encontraban que el universo del cineasta era demasiado sombrío y espantoso para el joven público. Sin embargo, algunas décadas más tarde, y luego de que Tim Burton hiciera ganar a Disney una fortuna con su “Alicia en el país de las maravillas” -con 1.020 millones de dólares en ingresos mundiales- el estudio dio carta blanca al cineasta para volver a trabajar en “Frankenweenie”. La historia no ha cambiado: Victor Frankenstein, un pequeño niño solitario y apasionado de la ciencia ve morir ante sus ojos a su perro Sparky, aplastado por un auto. Inspirado por los cursos de física de un profesor excéntrico, consigue devolverle la vida al animal. Un “milagro” que no podrá disimular durante mucho tiempo, especialmente ante sus compañeros de clase, tan curiosos como celosos de su descubrimiento. Si el cortometraje fue rodado con tomas reales, esta versión larga es “stop-motion” (animación en volumen, foto a foto o cuadro a cuadro), en blanco y negro y en 3D. “Hacía falta que fuera en stop-motion y en blanco y negro. Es difícil de explicar, pero eso hace la película más emotiva”, explica Tim Burton. Esto “era tan importante para mí, que si el estudio hubiera querido hacerla en color habría renunciado”, añade. Los personajes son muñequitos desplazados imagen tras imagen par recrear la ilusión del movimiento. Hacen falta 24 imágenes y 24 reposicionamientos de la figura, para obtener un segundo de filme. Con “Frankenweenie”, Tim Burton rinde también homenaje a las películas de terror, a los monstruos y actores que ilusionaron su infancia en Burbank, un barrio a las afueras de Los Ángeles: a Frankenstein, por supuesto, con un Sparky surgido de entre los muertos y remendado de todas partes, pero también a Godzilla o actores como Boris Karloff y Peter Lorre, de quienes encontramos trazos en ciertos personajes de la cinta. El cineasta reconoce que en su película “todo es personal” y “basado en muchos recuerdos”, por ejemplo sus relaciones con sus compañeros de clase. “Crecí con la impresión, probablemente compartida por numerosos niños, de que estaba solo, que nadie me comprendía, que me encontraban diferente. Y sin embargo, yo me consideraba una persona normal. No tenía la impresión de ser un tipo extraño”.


El pequeño Victor Frankenstein “resucita” a su querido perro Sparky.

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