Abel Pintos y un regreso al pago

Hacía mucho que Abel Pintos no pisaba la tierra en donde vivió parte de su infancia. En Cutral Co el cantante habló sobre la actualidad del folclore, su último disco y sus proyectos.

Abel Pintos no cree en el concepto de «folclore joven».
CENTENARIO (ACE).- «Cada vez que toco en el sur es muy emotivo», dijo Abel Pintos, quien vibró con la gente en el escenario montado en la ExpoCentenario días atrás. Abel vivió parte de su infancia en Cutral Co, y toda vez que lo convocan para tocar en el Alto Valle «tiene un aditamento especial», aseguró.

Fue revelación Cosquín cuando tenía 12 años, un año después que Soledad Pastorutti se llevara el galardón. Ahora con 18 cuenta con tres discos editados y en el último de ellos se dio el gusto de cantar con su artista admirada: Mercedes Sosa.

En ese trabajo, «Cosas del corazón», también participaron otros grandes como León Gieco -su padrino musical-, Domingo Cura y hasta los rockeros Martín Carrizo y Andrés Giménez, integrantes de la banda A.N.I.M.A.L.

El cantante destacó que el disco fue producido por «gente del palo del rock» como Martín Carrizo, al tiempo que aseguró que con ese aporte logró darle la fuerza a las grabaciones «para que sonara con el mismo empuje que teníamos en el vivo y que se perdía en el estudio», dijo.

Según describió, el trabajo incluyó clásicos del folclore y temas inéditos, además de una canción de Los Abuelos de la Nada que grabó junto a Mercedes Sosa y Andrés Giménez, el cantante de A.N.I.M.A.L.

«Desde los cuatro años que soy fanático de Mercedes», confesó Abel Pintos quien explicó que en este disco cumplió con su sueño de cantar junto a ella. «Tengo el honor de poder contar con su apoyo y tener una relación fluida con ella», dijo con orgullo Pintos.

Con sus 18 años, ya tiene en su haber cinco años de giras con Gieco, una artista del que habla con mucho afecto y respeto. «Arriba del escenario es un líder impresionante», describió.

Su contacto con el artista rosarino vino de la mano de Raúl Lavié, quien lo vio personalmente en el teatro de la ciudad de Ingeniero White y no le convencía que con 13 años pudiera ser un buen intérprete.

«El demo llegó a las manos de Gieco a través de un productor en común con Lavié y fue entonces que, de la mano del artista «comencé a tocar en todos los shows de León como promoción», señaló.

Abel Pintos vive en Ingeniero White -donde empezó a cantar- porque no cree que sea aún su tiempo de trasladarse a Buenos Aires, donde giran todos los contactos y las oportunidades para continuar con la carrera.

«No me tira», reconoce en una sonrisa pícara que fue habitual en la entrevista.

Su próximo proyecto ya está en marcha y se trata de un disco que todavía no tiene nombre, pero en el que buscará incluir temas de su autoría. Sin aires de grandeza ni falsas humildades, Abel Pintos explicó que la mayoría de sus discos surgieron así: en piezas de hotel, de gira en gira.

Abel se prepara con entusiasmo para participar el 22 de este mes como solista en la «Misa Criolla» en la puesta que se va a llevar a cabo en el club de Estudiantes, de Bahía Blanca.

«Nunca había cantado un solista tan chico, y yo voy a hacer el tenor. Es un sueño cantar la «Misa Criolla», dijo entusiasmado Abel al tiempo que detalló que lo hará bajo la dirección del director José María Ulla, que a su vez contará con 120 voces en tres coros sobre el escenario y la percusión de Marián Farías Gómez y sus músicos.

El espectáculo, en el que se espera la concurrencia de más de 3.000 personas, será gratuito y a beneficio de Cáritas.

La veta de los jóvenes folcloristas

Abel Pintos no está de acuerdo con la concepción del fenómeno de «camada joven» o «renacimiento del folclore». «Nunca me comí esa idea, ni Soledad ni ninguno de los que formamos parte de esto; nosotros veníamos desde antes haciendo folclore, lo que pasa es que ahora (los productores) le vieron la veta», aseguró.

Abel fue revelación de Cosquín una temporada después que el premio se lo llevara Soledad, cuando el nombre de la joven comenzaba a ser parte inclusive del marketing mediático.

«A mí, como a Soledad, nos costaba mucho salir a un escenario. En Bahía me acuerdo que íbamos a los festivales con mis padres y mis músicos, pagábamos la entrada y esperábamos hasta las seis de la mañana cuando se acababan los músicos contratados y seguía la gente en el lugar para que nos invitaran a subir al escenario. Ahí nos daban la oportunidad», describió.

Explicó que cuando a Soledad se le dio la oportunidad para subir al escenario mayor de Córdoba «subió con toda esa garra y ese talento que tiene y destruyó todo; la gente flasheó con ella y vio que lo hacía con tanta seriedad… entonces los productores y las compañías discográficas comenzaron a darle más bolilla a los jóvenes. Se vio la veta en ella y en muchos artistas más porque la gente respondía. Así se nos metió a todos en una frase de la camada nueva; pero nosotros veníamos desde antes haciendo folclore», criticó.

El intérprete insistió en que «no existe esa idea del renacimiento del folclore. Nunca desapareció, no se dejó de editar folclore; antes de que apareciéramos nosotros, Cosquín se llenaba todas las noches igual; antes de que salgan personas de menos de 25 años -unos vestidos de gauchos y otros no- los festivales se llenaban siempre, se llenaban teatros y se editaban discos como hoy. No es que no había jóvenes, sino había una especie de encierro de que si eras pibe, no podías salir a cantar», reafirmó. (ACE)


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