Albóndigas de pechuga de pollo

Platazo de verano indiscutido. Si no querés pollo, podés reemplazar por carne de vaca. La propuesta es de @pietrosorba.


Se necesita pechuga de pollo (sin huesos ni piel) bien molida o picada, una idea (pero una idea en serio, nada más) de ajo (fresco o en polvo), pimienta blanca, muy poca sal, 1 huevo grande, perejil y ciboulette frescos picados, una cantidad muy generosa de queso rallado fino y la mitad del peso del pollo de mortadela de buena calidad, también molida.

Se mezcla todo hasta lograr una textura agradable. Se arman albóndigas de 3-4 cm de diámetro, se pasan por harina, se sacude el exceso y se doran con paciencia, a fuego muy suave, en una sartén antiadherente con poco aceite hasta que resulten totalmente doradas.

Casi al final se agregan semillas de sésamo. Se mueve la sartén para que adhieran a la superficie de las esferas. Finalmente se incorporan tomates secos (previamente hidratados y escurridos), aceitunas negras y hojas de albahaca fresca. Se saltea un minuto para que los sabores se integren y el asunto se terminó. Uso tomates secos para no empapar y destruir la costrita dorada de las albóndigas y para contrastar la delicadeza de su sabor. Para mí quedan estupendas así, con un buen pan y una ensalada de hojas verdes.


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