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Análisis: Carlos Menem, la década negada

El expresidente que estuvo diez años en el poder fue un símbolo de la Argentina en los años 90, un proceso en el que hubo ganadores y perdedores.

“El menemismo no existe. Es una moda, una manera de vestir”, dijo una vez Carlos Corach. Menem representa sin embargo en la Argentina los años ‘90.

Fueron los años de la reforma del Estado, la reconversión de una economía de base industrial a una de servicios, la apertura al mundo. Un nuevo contrato social y un contexto global favorable trajeron la modernidad de regreso a la periferia.

Durante ese largo proceso hubo perdedores y ganadores. Los sectores populares perdieron: desempleo; pérdida de la cultura del trabajo y de identidad, descenso social, exclusión y marginación.

Parte de la clase media llegó en cambio a estándares de vida desconocidos: ingresos dolarizados, acceso a bienes de calidad, viajes a destinos insospechados, casa propia y en cuotas.

Sin embargo, también estos sectores tendrían a su tiempo que rendir cuentas. Los ‘90 no se completaron sino con la explosión de 2001, cuando develaron su cara oculta hasta alcanzar a (casi) todos.

Década maldita, ocupa un lugar vergonzante en la memoria colectiva. Años de estabilidad que buena parte de la sociedad alentó y disfrutó. A un precio que con el tiempo se revelaría insostenible.


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