Ante la crisis, regresaría una histórica herramienta K

El rumor se hizo fuerte con el correr de la semana, y se confirmó más tarde. Para contribuir a lograr el equilibrio de las cuentas públicas y como parte del plan de reducción acelerada del déficit, el gobierno echaría mano de una de las herramientas más denostadas durante la década kirchnerista: las retenciones a la exportación de granos.

El plan que el Ministro de Hacienda Nicolás Dujovne le acercó al Presidente, contempla la suspensión de la reduccción progresiva en las retenciones a la soja, y la aplicación de una alícuota del 10% para la exportación de trigo y maíz. La soja tributa actualmente un 27,5% y recibe una reducción mensual del 0,5% desde el inicio de 2018, mientras que el trigo y el maíz quedaron exentos en diciembre de 2015 cuando asumió la gestión Cambiemos.

La noticia cayó como un baldazo de agua fría entre las entidades rurales, que manifestaron públicamente su malestar, y solicitarón una audiencia de urgencia con el Presidente. “Hay gente que está asesorando mal al Presidente. El campo viene poniendo el hombro históricamente. Con retenciones no se va a construir nada, se va a paralizar”, manifestó el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Daniel Pelegrina.

La medida sería uno de los pedidos explícitos que desde el Fondo Monetario Internacional trasladaron al Ministro Dujovne. En Washington exigen que el campo sea uno de los sectores que contribuya fuerte a obtener el faltante de recursos para cubrir las necesidades del fisco.

Desde la AFIP ‘trascendió’ que el costo fiscal de la reducción de las retenciones a la soja es de u$s 1.000 millones al año. La entidades replican que el sector no podrá soportar económicamente el regreso de las retenciones, dado el efecto negativo de la sequía en la presente capaña, y los costos crecientes en combustible.

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