Ante una crisis de desenlace incierto

La interna en el gobierno -eso que apasiona a políticos y periodistas por igual, cualquiera sea el gobierno- se pudo ver con toda crudeza el miércoles pasado en la sesión de Diputados. No es frecuente que esto suceda. El jefe del bloque del Pro, Nicolás Massot, cerró la reunión con una fuerte exhortación al gobierno a que, si hay futuro, abandone la estrategia de polarización y recupere el poder de negociación con la oposición para poder formar mayorías y volver a legislar. “Una particularidad que ha llegado para quedarse durante al menos un par de mandatos es la cuestión de las minorías de las urnas”, sostuvo Massot.

“Esta casa no puede funcionar en minoría. Necesita mayoría hasta para iniciar una sesión. Lo que no nos brindan las urnas nos lo debe dar la política. No tener mayoría es no tener gobierno”, dijo. Su destinatario, sentado a algunos metros, era el jefe de Gabinete Marcos Peña, que acababa de concluir su habitual informe de gestión. Puede verse en el canal de Youtube de la Cámara.

Massot pertenece al ala que perdió la pulseada en Cambiemos. Su jefe político es el titular de la Cámara Baja, Emilio Monzó, quien presidía la sesión. Por lo que han anticipado, ambos están de salida y no renovarán sus bancas este año. Massot, un economista de 34 años, acaba de obtener una beca en una prestigiosa universidad de EE. UU. De Monzó se ha dicho reiteradamente que su destino será una embajada. Reconocido por todos los bloques, también el del otro polo, la imagen de Monzó en el último tiempo es sombría.

Lavagna ratificó ante senadores del PJ que no participará de una interna para definir las candidaturas. Sergio Massa mantiene su posición irreductible en favor de las primarias.

Se podrá decir que el episodio en Diputados es el estertor de una pelea vieja y saldada. Se sabe que los que ganaron son Peña y el consultor Jaime Durán Barba. Pero la muestra inusualmente explícita de la interna revela en realidad el estado de la alianza oficialista en medio de una crisis de desenlace incierto y a escasos meses de que juegue su destino en las urnas.

La situación reflejó incluso un costado patético en medio de las ásperas negociaciones en Cambiemos en torno al plan para frenar la inflación. El gobernador de Jujuy Gerardo Morales reclamó desde un programa de TV a Durán Barba “que cierre la boca o se presente como candidato”.

Tampoco se presenta demasiado homogéneo el escenario opositor. Cristina Kirchner viene de dos duras derrotas en Neuquén y Río Negro, distritos desde los que preveía encarrilar su candidatura presidencial, y ha decidido desarticular armados en otras provincias para evitar nuevos reveses. Otro frente ocupa sin embargo a la senadora: pidió autorización para volver a visitar a su hija Florencia, que permanece en Cuba desde marzo bajo tratamiento médico. “Hasta que no tenga garantías, la piba no vuelve más”, arriesgó el viernes un candidato de peronismo alternativo.

En ese espacio se apuesta al tiempo para resolver una cuestión aún insalvable. Roberto Lavagna ratificó ante senadores del PJ que no participará de una interna para resolver las candidaturas. Sergio Massa mantiene su posición irreductible en favor de las primarias. Esa relación se resintió y no se ve una salida a ese dilema.

Después de que las recetas ortodoxas parecen haber fracasado para frenar la inflación, el gobierno intentará con las que sin duda ya fracasaron. Macri no cree en ellas.

El presidente Macri anunciará este miércoles el programa negociado con sus contumaces socios radicales y con el que el gobierno busca contener la suba de precios. Esa dinámica parece haber atravesado un umbral y algunos economistas han advertido ya acerca del riesgo de una espiralización de la inflación, una palabra del pasado que como otras regresa. No está claro cuál va a ser el contenido del mensaje de Macri, que se conocerá al día siguiente de que el Indec difunda el índice de precios de marzo, estimado en 4%.

Apenas trascendieron medidas aisladas, para nada innovadoras en medio de un clima de creciente ansiedad en la Casa Rosada. Llamó la atención que el paquete fuera cerrado después de una primera ronda técnica y una segunda política sin la presencia de los ministros de Hacienda y de Producción.

Después de que las recetas ortodoxas parecen haber fracasado para frenar la inflación, el gobierno intentará con las que sin duda fracasaron en el pasado. Será como con las retenciones: Macri no cree en las medidas que va a anunciar.


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