¿Antipatía o egoísmo?

¿Usted escuchó hablar alguna vez de tratamiento sobre tablas, mociones de preferencia, labor parlamentaria? ¿Sabe qué significa cada término?

Si la respuesta es negativa, está en problemas.

Quédese tranquilo, no por eso le van a aumentar las tarifas ni los precios en el supermercado, pero tenga en claro que usted es uno más de la inmensa mayoría roquense que poco y nada de importancia le da al funcionamiento del Concejo Deliberante. Y eso no es ningún privilegio.

Antes de que esta columna saliera a la calle el cuerpo legislativo local realizó su sesión número 342.

Lo triste es que no hubo un solo vecino común en el recinto.

Los ocho ediles roquenses estuvieron acompañados sólo por el personal empleado en el gabinete del Concejo y cada uno de los bloques, un par de familiares y dos periodistas.

Vale aclarar que el martes pasado no hubo una excepción. Siempre es así.

Cuando hay presencias adicionales al «elenco estable», están representadas por actores a los cuales se les afectará un interés personal en la sesión.

Ahí sí asisten a la reunión. Critican o aprueban, de acuerdo al resultado del debate sobre la cuestión que les incumbe. Después se van y regresan a lo cotidiano, es decir, a no tener idea sobre los temas que analiza el Concejo.

Es cierto que muchas veces los concejales roquenses contribuyeron -con creces- a la antipatía de los vecinos.

Discusiones estériles, avasallamientos a la Carta Orgánica y el reglamento interno, «chicanas», expedientes que llegan al recinto sin haber sido analizados todo lo necesario en las comisiones. Pueden darse muchas ejemplos más.

Pero qué pasó: el tema salió en los medios, la calle lo comentó un par de días y después… que siga la función.

Porque la información que acercan los medios intenta ser lo más completa y objetiva posible, pero nunca podría superar el efecto que produce observar y escuchar una sesión para luego reflexionar y sacar una conclusión personal.

Entonces, ¿qué afecta a los vecinos para que evidencien un total desprecio hacia el poder que dicta las normas por las cuales se rige toda la sociedad?

Responder con las mismas palabras que aplican los acérrimos opositores a la política y los políticos tiene poco sentido.

La frase «que se vayan todos» se aplica desde hace poco tiempo y el recinto del Deliberante de Roca vacío es algo común desde hace varios años.

Para encontrar una explicación coherente hay que mirar más adentro de cada uno.

Son pocos, muy pocos, los que guardan en su interior un espacio para la conciencia cívica.

Los que poseen esa característica se muestran interesados en saber qué hacen, dicen, muestran o esconden los concejales de la ciudad.

El resto sigue su camino alejado del control que está autorizado a hacer sobre la función de aquellos elegidos para dictar leyes en el ámbito local. Y es ahí donde puede apreciarse quién está realmente interesado en un crecimiento comunitario o sólo ejercita su egoísmo.

No se trata de asistir a todas las sesiones. Se trata de no ir sólo cuando el tema en debate afecta el interés personal.

De nada sirve quejarse cuando las cosas ya se hicieron mal, porque la oportunidad de participar y contribuir al correcto funcionamiento de las instituciones públicas está al alcance de la mano.

Hugo Alonso

halonso@rionegro.com.ar


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