Percepción oficialista

Reunirán mañana a funcionarios para alentarlos a la militancia.

Redacción

Por Redacción

DE DOMINGO A domingo

ADRIÁN PECOLLO adrianpecollo@rionegro.com.ar

El oficialismo se aglomera y se hunde en la cruzada electoral. Quedan aplazadas discordias internas y urgencias estatales. Es tiempo de campaña. El FpV capturó rápidamente el sentido político de supervivencia en el Estado. “Hay que mantener el poder”, fue el convencimiento autoimpuesto frente a la incursión de María Emilia Soria en la lista para Diputados. Se valoró el poderío territorial del intendente Martín Soria. Esa prioridad converge hoy en cada operación. Así se reanimó la alianza entre el gobernador Alberto Weretilneck y el senador Miguel Pichetto. La suspicacia latente demanda faenas denodadas. El ascenso de Liliana Piccinini al STJ fue el más reciente esmero del mandatario. Lo logró pero, por minutos, lo perdía. Piccinini fue su única propuesta. Lo hizo por un pactado deseo de Pichetto y a demanda de Soria. Pero, si no salía, el fracaso lo golpearía directamente. No podía someterse a semejante daño. Antes de que el Consejo votara, una infidencia de un “opositor” lo alertó: una mayoría autónoma había unificado posturas a favor de Adriana Zaratiegui y Piccinini no ganaría. Frenó la votación y volvió a negociar. Era el abismo. “No puedo perder”, repetía. Su espanto siempre radica en la percepción interna. “Miguel no va a creer que no pude”, decía. Lo confirmó a los pocos minutos. “No es creíble”, respondió Pichetto. Su prejuicio se fundaba en que los votos de sus cercanos consejeros cipoleños no estaban en el recuento oficial. La encrucijada se dilató dos horas y la salida recién apareció cuando Weretilneck modificó su plan, mudando el apoyo de Gustavo Azpeitía a la fiscal Zaratiegui. Así recuperó lealtades de colegiados a favor de la procuradora. La contribución llegaría desde Bariloche. Ese colegio tendrá su recompensa. Seguramente, el futuro procurador tenga su iniciación en esa jurisdicción. Esa probabilidad se cerró para Cipolletti (también para Viedma) si es que existía, como dicen, un compromiso que alentaba el impulso de la camarista Alejandra Berenguer. Esa minuta se dinamitó. El gobernador culpa a los cipoleños de sus desvelos en ese escenario judicial. Un interrogante aparte es qué retos se imponen a la flamante conformación del STJ, desde revisar su estructura hasta la guarda de los plazos, pasando por la participación en la reforma del Código de Procedimiento Penal. Nada impuesto desde afuera. Fueron los planteos críticos de los hoy jueces volcados en la audiencia del lunes. Resta ahora su cumplimiento. En pleno proceso Weretilneck evidenció –otra vez– soledad operativa al construir consensos. Hay, además, dislates internos: el consejero César Miguel amagó ese día con no votar a Piccinini, lo cual desencadenó un apremiante llamado a la legisladora Tania Lastra (que estaba en Roca) para su eventual reemplazo. No fue necesario y, es más, Miguel luego acercó a los abogados barilochenses para el acuerdo. Hay una explicación. “No tengo tropa propia. Todo es prestado”, se sincera Weretilneck. En este presente optó por conciliar con Pichetto y no con otros. Aprecia dos cualidades. Primero: más previsible y confiable. Segundo: imagina que no habrá, finalmente, colisión de planes en el 2015. Como contrapartida, Soria siempre se ubica en un estado censor. Trabajó en el diseño del STJ y alentó la promoción de Piccinini pero luego se desentendió y, públicamente, reprochó la actuación gubernamental. Pichetto abriga todavía su sueño de mandar en la provincia. Sabe también que ese deseo está ligado al gobierno de Weretilneck. Soria diseña una aspiración autónoma, incluso a partir de mostrarse ajeno y fustigar a la administración provincial. Así, el gobernador refuerza su sociedad con Pichetto. Allí también está Carlos Peralta. Ya comprobó la estrechez en el trato con Soria. La grieta entre ambos se reveló cuando el jefe roquense desechó un diseño para el 2015 que le acercó el vice, centrado en la fórmula Weretilneck-Peralta. El intendente piensa y perfila su postulación. Hoy Weretilneck está entusiasmado por un sondeo de ECO Consultores, su histórica y preferida encuestadora. El informe resulta de un relevamiento de 3.413 consultas telefónicas en 17 ciudades durante la primera quincena de este mes. Pichetto reúne un 39%. Segunda está Magdalena Odarda, con un 9,7%, y los tres radicales –Horacio Massaccesi, Miguel Saiz y Fernando Chironi– acumulan un 23%. Otro cuarto figura como indeciso. Se completa con Norma Dardik del PO y Ovidio Zúñiga del PPR, que se reparten ocho puntos. Las conclusiones se concentran en cuatro carillas. Su lectura contribuye con rasgos interesantes, sabedores de su origen. Un repaso de ciertos puntos: • El sostén al radicalismo está “atomizado, dividiendo su intención de voto en tres partes casi equivalentes”. Anticipa “una segura dispersión” en octubre, en apoyo a un candidato de otro partido. Odarda sería “un recipiente probable”. • “Oscilante pero persistentemente”, Cristina Kirchner “va perdiendo su base de sustentación política” (supera el 39%). • Weretilneck “logra una elevada ratificación de gestión” (llega al 46%). Se lo valora en Educación y Salud mientras Seguridad es la “piedra en el zapato”. • No sorprende que Viedma y Roca figuren entre los círculos más críticos. La aceptación llega al 42 y 33%. • Dos apuntes aislados más. Un 55,6% estima que se “cumple con el voto de la gente” y un 69% entiende que “pasará mucho tiempo” para que se vuelva “a confiar en la UCR como partido de gobierno”. En conclusión, ese retrato vaticina una fuerte ventaja al senador. Se profundizará igualmente la actuación militante del gobierno. Otra vez, Weretilneck no quiere alentar sospechas y, por eso, reunirá mañana al mediodía a sus funcionarios con Pichetto, para comprometerlos. Juzgó la utilidad de ahondar la participación del senador. Detectó como error suyo y a costo exclusivo el monopolio de las charlas con los abogados para la complicada elección de Piccinini. Los funcionarios se sojuzgarán al campo proselitista. Un racimo de problemas del Estado seguirá pendiente de resolución: Tres semanas después, Gobierno sigue ajustando el demorado traslado de los policías presos en el caso Solano mientras desempolvó y reactivará el debate de la reforma de la ley policial. Su elevación parlamentaria correría el foco de conflicto, creen. Proseguirán ciertos apremios en los servicios y desoídos encargos del gobernador. Prometió que la recategorización estatal se completaría este mes pero Educación no llegará con su liquidación (¿saldrá por planilla complementaria?) y Desarrollo Social acopia trámites para el pase de becas a contratos, a pesar de que Weretilneck cerró en junio con un listado de 279 transferidos. Ya hay otras casi 200 becas para su autorización. ¿Quién se hará cargo? En lo estructural, la renegociación petrolera vaticina un buen resultado pero, en cambio, se perpetúa la indefinición de la nueva relación contractual con Edersa, a pesar de que los planes de su estatización parecen desactivados. Esa morosidad agranda la política de desinversión en el servicio. No bastan las múltiples multas del EPRE, que terminan en los juzgados. Estos desenredos no están próximos. Weretilneck aspira a gobernar una provincia feliz en un gobierno, fiel reflejo del país, con muchas confusiones, desalineado y fugaz. La felicidad del oficialismo, por ahora, tiene plazos electorales.


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