“¿Artistas exitosos o artistas mercenarios?”

Artista: el que hace o produce obra de arte. Mercenario: el que trabaja exclusivamente por dinero. El tema de Horacio Guaraní “Si se calla el cantor”, considerado un himno popular y censurado en el tiempo del Proceso, dice: “Si se calla el cantor calla la vida / (…) Si se calla el cantor mueren de espanto / la esperanza, la luz y la alegría. / (…) Qué ha de ser de la vida si el que canta / no levanta su voz en las tribunas / por el que sufre, por el que no hay / ninguna ley que lo condene a andar sin manta. / (…) Que no calle el cantor porque el silencio / cobarde apaña la realidad que oprime / no saben los cantores de agachadas / no callarán jamás de frente al crimen”. En estos tiempos a muchos artistas, actores, cantores, etcétera, les es más fácil y lucrativo trabajar y facturar para el Estado (a cambio de no opinar sobre la realidad) que armar sus propias presentaciones, invertir y arriesgarse a someter a consideración del público sus espectáculos, opinar libremente y ganarse la aprobación y la recompensa de los que pagan las correspondientes entradas voluntariamente. El resultado es el mismo: obtener cuantiosas sumas de dinero, para eso legalmente trabajan. Pero los medios utilizados marcan la diferencia, mientras que facturándole al Estado tienen, primero, el pago anticipado y segundo, un mercado cautivo y no importa si concurren cien o miles de personas, igual la paga está asegurada mientras que por otro lado hay que invertir, arriesgar, y las ganancias dependen mucho de que la gente concurra y pague voluntariamente la entrada. Existe una creencia popular de que el cantor, el actor, el artista, es libre e independiente porque tiene la capacidad de autofinanciarse y lo hace con el acompañamiento de su público, que lo va a ver y paga la entrada, razón por la cual de alguna manera pretende que el artista conozca sus necesidades, las haga públicas desde un escenario y las defienda, como dice Horacio Guaraní: “Que no calle el cantor porque el silencio cobarde apaña la realidad que oprime”. Sobre el tema hay para todos los gustos. Recientemente en Facebook apareció una factura por una suma nada despreciable abonada por el Estado a León Gieco. Y en otro medio de prensa el humorista Alfredo Casero expresó: “Yo nunca haría un programa bancado por el Estado”. Los artistas, si quieren difundir su arte y ser solidarios con el público que no puede pagar una entrada, tendrían que buscar la forma de actuar gratis o con precios más accesibles, porque resulta incoherente pretender reconocimiento popular y a la vez enriquecerse. Después de todo lo expuesto, me pregunto: ¿tenemos artistas exitosos o artistas mercenarios? Agustín Orlando Bonillo DNI 11.232.289 San Antonio Oeste

Agustín Orlando Bonillo DNI 11.232.289 San Antonio Oeste


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios