Así serán los juicios orales durante la pandemia: distancia y videoconferencia

El debate recorre todos los distritos del país. Está casi paralizada la realización de audiencias, y la videoconferencia genera resistencias en algunos ámbitos. Lo reflejó un foro de magistrados.

¿Es lo mismo ver una declaración por videoconferencia que de manera presencial? ¿Si se corta la conexión en medio de un interrogatorio queda todo anulado? ¿Corro riesgo de contagiarme si me convocan como jurado popular? ¿Cómo hace una persona detenida si le quiere confiar algo a su defensora en medio de la audiencia?

Las mismas preguntas que circulan en la ciudadanía se las hacen jueces y juezas en todo el país. Y en varias provincias empezaron a moverse para salir de la parálisis en la que se encuentra buena parte del sistema penal.

El 17 de junio pasado, por iniciativa de las juezas Ivana González de Chubut y Leticia Lorenzo de Neuquén, se realizó un evento por Zoom donde panelistas de varias provincias presentaron experiencias concretas sobre el uso de las tecnologías, y se debatió sobre posibles respuestas a los problemas concretos y el respeto al debido proceso legal.

Poco más de un mes después, el Tribunal Superior de Justicia de Neuquén autorizó un protocolo sanitario para realizar audiencias de juicio presenciales.

Audiencias por videoconferencias se realizan desde hace años, pero no en forma masiva. Y desde que se instaló la pandemia en la Argentina, y el decreto presidencial del 18 de marzo impuso el aislamiento preventivo, en los poderes judiciales hubo audiencias pero muy pocas de juicio.

“A medida que transcurre el tiempo, la necesidad de retomar la actividad judicial y no paralizar el trámite de los casos se hace más y más patente”, dijo Lorenzo al presentar la actividad. “Es allí donde surgen nuevas discusiones: ¿hasta dónde pueden utilizarse estas plataformas? ¿cuándo no es posible su uso? ¿cómo preservar valores, principios y garantías vinculados con las audiencias en un entorno que no implica la reunión en un mismo espacio físico de todas las personas intervinientes?”

Gustavo Oyarzún, defensor público en Chubut, planteó uno de los temas desafiantes: “¿hasta dónde llega el principio de publicidad?. ¿Es irrestricto para todas las personas que quieran conocer la imputación, la imagen del imputado, llegando a través de un link? ¿El imputado tiene derecho a oponerse a esa difusión irrestricta?”

Se preguntó si “esa es la misma publicidad de la que habla el Código”, y se respondió: “creo que no”. Allí hay un gran tema a debatir.

María Luisa Squetino, de la Oficina Judicial Zapala, aportó: “Hay que poner el foco sobre la forma de actuación de las personas que intervendrán. Esta situación conviene que no sorprenda a los litigantes en el comienzo de la audiencia”.

El juez Bernardo Campana, de Bariloche, opinó que “realizar un juicio oral a través de Zoom no entraña ninguna afectación a las garantías ni a la tarea de los jueces. Cada caso es diferente y como puede existir indefensión o falta de preparación en un debate presencial, también puede ocurrir ello en una audiencia virtual”.

Coincidió con él la jueza Alejandra Balcázar, de Tucumán: “Muchas veces en los debates presenciales la información que ingresa es de mala calidad por el modo de realización de interrogatorio de las partes, por las inconsistencias en el relato. ¿Les pedimos más a los juicios por videoconferencia que a los otros debates? Entiendo que sí, cuando no hay una razón para ello”.

Las cosas se fueron poniendo más claras. Nicolás Schiavo, juez de San Martín (PBA) dijo que “el virus desnudó las dificultades adaptativas de las viejas instituciones educativas, judiciales, administrativas, demostrando sus incapacidades para adaptarse a un mundo interconectado e inestable”.

El juez Juan Balderrama, de La Angostura, planteó que “las posturas conservadoras respecto de las prácticas judiciales, donde las formas y su representación en la sociedad parecen ser más importantes que el fin mismo de nuestra labor como operadores del sistema, impiden poner el centro de la atención en el conflicto que tienen las personas”.

Leonel González Postigo, del CEJA, lo dijo también sin rodeos: “Mejorar la calidad de los juicios no se vincula con el formato en que se desarrollan, sino con debates que ya tienen varios años, como el fortalecimiento de las técnicas de producción y control de la información en el juicio oral, y otros que resurgen en la actualidad, como la necesidad de desarrollar prácticas más rigurosas en los juicios de credibilidad”.


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