Batea Mahuida, el mejor escenario para el deporte y la inclusión

Más allá del torneo, lo que cuenta en este encuentro que se realiza en Villa Pehuenia, por séptima vez, no son los trofeos sino el compartir y disfrutar.

La nieve, en Batea Mahuida, es el escenario perfecto para que la inclusión, la diversión y el deporte se den la mano.


Después de los actos oficiales del viernes, ayer, con una jornada cargada de emociones, comenzaron las primeras pruebas del Torneo Nacional de Invierno de Olimpiadas Especiales Argentina 2019.


Fue un día acorde a la fiesta: un sol radiante alternó con nubes que miraban desde arriba el desarrollo de las pruebas de esquí alpino, raquetas de nieve y snowboard.


Y allí, en el hermoso paisaje blanco, atletas y voluntarios disfrutaron el desarrollo de cada competencia, aunque no faltaron momentos de recreación.


En Villa Pehuenia y por este fin de semana, hay 150 deportistas de Río Negro, Mendoza, Chubut y Neuquén, que compiten para clasificar para los XII Juegos Mundiales de Invierno de Olimpíadas Especiales, que se llevarán a cabo en 2021 en Suecia.


Pero está claro que el encuentro va mucho más allá de ese objetivo. “Son momentos donde compartís con gente hermosa, hacés nuevos amigos y está muy bueno el torneo. Es una alegría para mi cada vez que vengo. Se viven muchas emociones “, relató Jael Jardinez, uno de los atletas del torneo nacional.


Jael es oriundo de Chos Malal y participa en las pruebas de esquí alpino. Hace siete años que practica este deporte. Llegó desde su ciudad a la Villa junto a otros siete compañeros y un profesor.

Lo más importante

“Es un torneo preselectivo para un mundial que se hace en Suecia. Pero igual, el programa está armado para que todos los atletas disfruten de la nieve. Nuestro objetivo principal no es el mundial, porque ahí llegan algunos pocos, sino los más de 100 atletas que están acá”, recalcó Claudio Jerez, Director de Torneos y Competencias de Olimpiadas Especiales Argentina.


Claudio Jerez fue el encargado de tomar juramento a los atletas durante la apertura del jueves: “Quiero ganar, pero si no puedo, quiero ser valiente en el intento”, reza el juramento de Olimpiadas Especiales.


Sobre cada nueva edición Claudio dijo que lo más importante que se llevan “es la sonrisa de cada atleta después de haber tenido su experiencia. Para muchos es la primera vez que están en un lugar como Villa Pehuenia”.
Los atletas participan desde los 12 años y sin límite de edad. “La idea es que todos puedan disfrutar más allá de su habilidad”, apuntó Claudio.


Destacó que el torneo en Villa Pehuenia cada año mejora: “Hay que difundir más que hay un programa que trabaja para mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual y que otros centros de esquí copien al Batea Mahuida”, pidió.

Agenda completa

Desde muy temprano, ayer comenzaron las primeras competiciones con la entrada en calor y la prueba de pistas.


Antes, hubo tiempo para un desayuno compartido entre los deportistas ,y luego los coordinadores se aseguraron que todos tuvieran sus equipos.
La jornada continúo con el testeo que permitió obtener los tiempos y armar el esquema de las finales de manera que los atletas compitieron frente a otros de habilidad similar.

Estas series equitativas permiten a los participantes desempeñar su máximo potencial en igualdad de condiciones.

Cada actividad fue acompañada por los 30 voluntarios que brindaron su ayuda durante todo el día (ver recuadro).

Hoy, último día de este encuentro, la acción seguirá con las pruebas finales en las tres disciplinas invernales y, luego llegará el turno del acto de cierre. Por la noche tendrá lugar el baile de la victoria, uno de los momentos más esperados por todos los deportistas.

Desde la organización señalan que mediante la participación de personas con discapacidad intelectual se contribuye a cambiar en su comunidad las percepciones acerca de lo que pueden hacer. El deporte “es uno de los medios para poder llevar adelante un proceso inclusivo real, como la que se vive acá y donde comparten todo en la nieve”, asegura Jerez.

Y estas Olimpíadas son una muestra objetiva y palpable de que se puede aprender, disfrutar y transformar vidas gracias a la enseñanza, el aliento y los apoyos necesarios. Y por supuesto, de los abrazos que son uno de los mejores trofeos de esta competencia.

En todo el fin de semana un grupo de 30 personas, jóvenes y adultas, entrega ad honorem su tiempo para ayudar en la competencia.

En todo el fin de semana , un grupo de 30 jóvenes y adultos entrega ad honorem su tiempo de manera desinteresada para dar una mano en la competencia, pero confiesan que terminan recibiendo mucho más.


“Me gusta compartir con ellos. Un voluntario viene a dar y termina recibiendo un montón de cosas. Me llevo el cariño, el amor y me llena. Lo hago por el amor que tengo por todos ellos y además ya me hice un montón de amigos”, reveló así Anabella Schinca, de 22 años, el motivo por el cual por cuarta vez se anota como voluntaria.


Entre sus tareas está la de “abrazadores”: “Cuando los atletas terminan su competencia hay personas que están para recibirlos, abrazarlos, felicitarlos y alentarlos. Abrazarlos porque vienen emocionados y contentos, y es un desafío para ellos”, comentó.


Al mediodía, Anabella fue una de las personas que coordinó los juegos para los atletas en una de las carpas instaladas en el cerro: “Mientras algunos compiten otros se quedan dando vueltas entonces pueden ir a la carpa y jugar”, explicó la voluntaria.


Contó que su día inicia ya en el cerro, pasadas las 7, cuando preparan el desayuno y sirven a los atletas que se acercan al comedor. “Se ve que todos tengan su equipamiento de esquí, después se ayuda en el almuerzo, en la cena, en los puestos de hidratación, cronometrando, o en todo lo que haga falta”, expuso y confesó: “Es muy emocionante todo lo que se vive acá desde el primer momento. No vienen solo por el mundial, sino que vienen a disfrutar, a conocerse y son muy abiertos”, dijo.


Ricardo Cotellessa es otro de los colaboradores y comparte la experiencia con su hija Lara, otra de las voluntarias.


“Es la primera vez que lo hago. Lo vi hacer y quería vivirlo personalmente. Me emociona muchísimo y lo estoy disfrutando”, dijo Ricardo.


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