No se conocían, pero se unieron para ayudar al hospital de Bariloche

Ocurrió en Bariloche. Más de 50 personas que nunca se habían visto entre ellos, se unieron para imprimir máscaras 3D, conseguir materiales y llevarlas al hospital y a aquellos lugares en los que son necesarias ante el coronavirus.

Nunca se cruzaron en las calles de Bariloche. Jamás habían dialogado entre ellos, ni siquiera se conocían. Pero la chispa de la solidaridad prendió de inmediato y generó una red que, en poco tiempo, congregó a unos cincuenta emprendedores. Todos se unieron detrás de un solo objetivo: ayudar en esta emergencia sanitaria.


Y lo hicieron con la herramienta que utilizan a diario: la tecnología. René Herrera contó que un mensaje en una cuenta de Facebook fue el disparador. La doctora Flor Duhalde, que trabaja en el hospital Ramón Carrillo de Bariloche, publicó un breve mensaje en el que preguntaba si alguien tenía una impresora 3D. René captó el llamado por un familiar. Allí, comenzó la historia.

René relató que por esos días se había podido contactar con personas de España e Italia que tenían la misma inquietud por colaborar en momentos difíciles causados por la pandemia del Covid-19 (coronavirus).

Contó que se comunicó con la médica que le explicó lo que necesitaban y empezó a tomar forma la idea, aunque hubo que hacer cambios en el camino.

Empezó la búsqueda en la red de personas que tengan impresoras 3D y estén dispuestos a poner su tiempo y materiales en la iniciativa de hacer máscaras protectoras para el personal de salud.


René explicó que con los primeros contactos abrieron la semana pasada un grupo de Whatsapp, que creció a un ritmo frenético con habitantes de Bariloche dispuestos a sumarse.

Explicó que las primeras máscaras se imprimieron días atrás y se entregaron en Pediatría del hospital Ramón Carrillo.

“Empezamos a recibir ayuda de varios lados”, comentó. La red estaba en marcha y tenía extensiones por toda la ciudad. La iniciativa trascendió y comenzaron a difundir el proyecto en medios locales.

El lunes entregaron otro centenar de máscaras en el Departamento de Enfermería de la Unidad de Cuidados Intermedios (UCI) del hospital local. René dijo que otras se asignaron al área de Patología y además al Departamento de Internación del hospital privado regional.

La doctora Flor Duhalde hizo el pedido por Facebook. Todos se engancharon. Foto: Alfredo Leiva

Uno imprime, pero tal vez no tiene el acetato; otro avisa que tiene material, y salta otro miembro que le pone los elásticos”.


También donaron al personal de la PSA, de la Policía Federal y de Gendarmería, que están expuestos en los controles en la ciudad. Estimó que hasta el momento elaboraron y entregaron alrededor de 260 máscaras en la ciudad.

Y en esa misión solidaria participaron unas 50 personas y comercios locales. Es un grupo muy heterogéneo, pero con intenciones afines. “Hay arquitectos, ingenieros, diseñadores gráficos, de muchos oficios y profesiones”, explicaron Luciano Altamirano y Agustín Romero, en el hall de acceso a UCI del hospital Ramón Carrillo.

Dijeron que esas 50 personas, organizadas en dos grupos, “que no se conocen realizaron tareas y roles definidos”, fabricaron en pocos días 260 protecciones para el personal de salud, que está en la primera línea. Cada uno desde su casa puso manos a la obra.

René Herrera, impulsor de la campaña solidaria por las máscaras 3D. Foto: Alfredo Leiva

“Todos trabajaron sin mezquindad, aportando su tiempo, electricidad y horas de trabajo porque no se pueden dedicar a sus empleos particulares”, enfatizaron Luciano y Agustín. Definieron al grupo como “emprendedores inquietos y entusiastas” y unidos por un objetivo solidario.


Informaron que están colaborando con grupos de El Bolsón y de Villa La Angostura, intercambiando experiencias.

Comentaron que hacer una máscara demanda una hora y media la impresión de la pieza (contorno) que sostiene la protección y una hora más el armado de la protección con acetato. También recibieron donaciones de dinero que desde el primer momento especificaron cómo se usaron esos fondos para la compra de materiales. Y la colaboración del CCT 1 que tiene un grupo de impresoras 3D y del colegio Dante Alighieri, personas del Conicet, de Invap. Un remisero y una taxista colaboraron con el traslado de las máscaras y para recolectar y distribuir materiales.

Hoy, los dos grupos están afianzados y hasta intercambian recomendaciones y repuestos. “Uno imprime, pero tal vez no tiene el acetato, entonces otro avisa en el grupo que tiene material y se ofrece para completar la máscara, y salta otro miembro que le pone los elásticos”, describió René.

El lunes en el hospital fue la primera vez que René vio a Agustín. Hasta ese momento solo lo conocía por los mensajes en el grupo de Whatsapp. Con Luciano se había cruzado en una ocasión.

Les dije que cuando termine esto nos juntemos a compartir una cerveza, a escuchar unas bandas”.


Afirmaron que la experiencia ha sido muy buena. “Les dije que cuando termine esto nos juntemos a compartir una cerveza, a escuchar unas bandas”, aseguró René, que es director ad honorem de la FM del barrio Virgen Misionera, una emisora comunitaria.

“Dicen que la tecnología hace que las relaciones sean frías, distantes, pero nosotros le encontramos la vuelta”, destacó René.


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