Carrera contra el default

PANORAMA NACIONAL

La realidad es que tendrá que haber cortes de cabello significativos”. El martes habló en Davos Joseph Stiglitz y la figura del premio Nobel puso en contexto la presentación del proyecto de ley para renegociar la deuda que iba a hacer algo más tarde ese día el ministro Martín Guzmán en el auditorio de Economía. Todo el mundo pareció entender que habrá que esperar una quita para los tenedores de bonos argentinos.

En la Argentina parece que las recetas finalmente siempre vienen de afuera, no importa de dónde. Junto con la incertidumbre sobre el pago de un bono en la provincia de Buenos Aires, cuyo vencimiento opera hoy, con diez días de gracia hasta el 5 de febrero, la novedad signó el comportamiento de los mercados en toda la semana. Hubo una fuerte demanda de dólares, cayeron bonos y acciones y el riesgo país trepó el viernes por encima de la barrera psicológica de los 2.000 puntos, en niveles de default.


Guzmán se ha caracterizado hasta el momento por evitar las precisiones. El ministro sin embargo defendió la estrategia de Axel Kicillof en la provincia, ratificó que no habría rescate y recomendó a los bonistas bonaerenses aceptar la oferta del gobernador de postergar el pago de US$ 250 millones hasta mayo. “Esperamos que haya voluntad para una solución ordenada”, dijo. “Si no, se van a perjudicar todas las partes”.

La frase de Guzmán aplica a la deuda de la Nación, a la que se refirió en los Alpes su guía y consejero Stiglitz. Es una señal clara de endurecimiento en la estrategia del gobierno. Muy lejana de la promesa del candidato Alberto Fernández, en septiembre, de hacer una propuesta amigable, “a la uruguaya”, con alargamiento de plazos pero sin quita. Muchos dudaban ya entonces de que una solución de ese tipo fuera posible.


El oficialismo busca dar media sanción esta semana a una ley que otorga amplios poderes al Ejecutivo –en la línea de la ley de Emergencia– para “restaurar la sostenibilidad de la deuda”, como promete el proyecto enviado a Diputados. Contempla la posibilidad de modificar plazos, tasas y monto de capital, según el anuncio vago del ministro. La oposición aspiraba a que Guzmán asistiera al tratamiento en comisiones, el martes. Lo más probable es que vaya el secretario de Política Económica Haroldo Montagu: el ministro viaja hoy a Nueva York, donde participará el lunes de la reunión del Council of the Americas, en lo que será su primer contacto con inversores.


Él mismo admitió que llevó su preocupación por la crisis de la deuda a sus intercambios informales con los líderes que asistieron al foro por el Holocausto, en Israel.


Será también el primer viaje del ministro al exterior, previo al seminario de economía en el Vaticano en el que coincidirá con la directora gerente del Fondo Monetario, Kristalina Georgieva, y también con Stiglitz.


¿Hay un programa económico detrás de estos movimientos? Por el momento parece haber apenas un plan de estabilización, en el sentido en el que lo elogió semanas atrás Alejandro Werner, responsable del FMI para la región. Cuidado de las cuentas fiscales, por la vía tributaria y el ajuste de los privados.


En su carrera contra el default, Fernández se impuso un primer plazo para fin de marzo. Él mismo admitió que llevó su preocupación por la crisis de la deuda a sus intercambios con los líderes que asistieron al foro por el Holocausto, en Israel, su inesperado viaje inaugural. Dijo además que pidió “comprensión” en su reunión con el primer ministro Benjamín Netanyahu en Jerusalén.


La apuesta a Netanyahu es una diagonal de Fernández para llegar a Trump, al estilo de la que ensayó en México con López Obrador, de resultado también incierto.


Israel tiene voto en el Fondo Monetario, el principal acreedor de la Argentina. Netanyahu se reunirá el martes en Washington con el presidente de los Estados Unidos Donald Trump, quien es su aliado clave y amigo. Es una diagonal de Fernández para llegar a Trump, al estilo de la que ensayó en México con López Obrador, y de resultado también incierto. Fernández volverá a apostar a la diplomacia presidencial en la gira europea que iniciará esta semana por Roma, París y Madrid y que lo llevará además a un encuentro con el papa Francisco en la Santa Sede.


El presidente está ejerciendo sus conocidas virtudes de equilibrista. Ella sigue en silencio.


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