Francisco Oliveros Rojo, inmigrante español


Trabajo y esfuerzo en tierras de Colonia Valentina. Don Francisco nació en el pequeño pueblo de Moncalvillo de la Sierra, provincia de Burgos, España, austera tierra castellana, en octubre de 1882. En ese lugar formó su familia con Juana Elvira. Tuvieron a Fidela, Francisca y Modesta. En 1913, Francisco se embarcó con veintinueve años a Buenos Aires: en el pueblo quedaron su esposa e hijas.

En Argentina trabajó como labrador en campos de la provincia de Buenos Aires y luego se fue a Viedma. En 1917 obtuvo la ciudadanía argentina. Tres años después viajó a España para buscar a su esposa e hijas para instalarse definitivamente en el país. En abril de 1921 nació otra hija, Inés. Cuando ya estaban listos para viajar, Juana falleció al dar a luz un quinto hijo, que también falleció. A pesar de todo, el viaje se realizó. Se embarcaron en Portugalete, Bilbao, en mayo de 1923. Arribaron al puerto de Buenos Aires y se alojaron en el Hotel de los Inmigrantes.

Luego llegaron a Neuquén por ferrocarril el 29 de junio de 1923. Francisco trabajó como guardiacárcel, Fidela como niñera de la familia del doctor Plottier primero y de la familia Pérez Caviglia después. Inés, la menor, estudió en la escuela n° 2. En 1926 Francisco logró comprar tierras en Colonia Valentina: cuatro hectáreas para dedicarlas a la agricultura. Era necesario desmontar, emparejar, trazar cuadros, abrir surcos. Todo con escasas herramientas: cavar el pozo para extraer el agua potable, levantar la vivienda y más. Pero pudieron sobreponerse y lograron construir lo necesario, ya que eran colonos de gran laboriosidad y tesón que no se iban a dejar vencer por la hostilidad de la naturaleza. La casa se fue completando con la caballeriza, gallineros, galpón.

Se abrieron acequias y se fueron plantando álamos, pasto, perales, manzanos, vid, cerezos, higuera, ciruelo, nogal, castaño y la infaltable huerta. Cuando se fueron a vivir a la chacra, las chicas estudiaron en la escuela 101 hasta 1935. Don Francisco se dedicaba al cultivo de la tierra, mientras que Modesta vendía los productos, hacían el reparto en la zona con una “jardinera”. La primera en casarse fue Fidela, con Juan Carlos Turner. En 1933 Modesta se casó con Constantino Todero y se afincaron en Colonia Confluencia. Don Francisco, como todo inmigrante, mantuvo vivas sus ideas socialistas abrazadas en su España natal, que por aquellas épocas era “un movimiento de los que no tenías más que su fuerza de trabajo”. Se agrupó con otros propietarios de tierras de Colonia Valentina con el fin de formar una cooperativa.

Así surgió la Cooperativa Vitivinícola Limay Limitada el 4 de junio de 1933: entre marzo y abril del año siguiente se hicieron las primeras entregas de vid para elaborar el vino que alivió la tarea, pues anteriormente, se hacía artesanalmente en una gran pileta. En 1936 un hecho conmovió a la sociedad argentina y a la comunidad española: la Guerra Civil Española. Don Francisco compraba el diario Crítica de Capital Federal para mantenerse informado. Debido a que don Rojo -como se lo conocía- era de espíritu inquieto e interesado en los acontecimientos que se producían en el resto del país y en Europa, decidió en 1937 comprar una radio a batería.

Mientras tanto las señoritas de la casa tejían crochet a dos agujas, bordaban: en el fuego se asaban castañas que, con nueces, eran las delicias de los vecinos. Se alumbran con farol a kerosene, ya que la luz eléctrica llegó recién en 1957. Realizaban reuniones de camaradería que mantenían vivas las tradiciones. La comunidad organizaba bailes, romerías, encuentros sociales abiertos que atraían la atención de los vecinos de los alrededores y de la población urbana. Inés, la menor de la familia, conoció a Benjamín Ambrosio, joven sastre de una familia numerosa del “pueblo”, y se casaron. En la foto podemos observar a don Rojo y sus hijas.

Éste se quedó en la chacra con Francisca doña Paquita, la segunda de sus hijas, la que aún perdura en nuestros corazones. Francisco fue un ferviente animador de los encuentros futbolísticos de los domingos. Compraron una casa con terreno grande en el centro y desde allí recorría las calles de la ciudad, se lo podía encontrar conversando y disfrutando de los hechos cotidianos en la entonces Avenida Eva Perón, hoy Avenida Argentina. En el Día del Inmigrante nuestro homenaje y en su nombre a todos nuestros ancestros que con trabajo y tesón transformaron estas tierras de la Norpatagonia en vergel.

Fe de errata

Necesito realizar una aclaración: por un error involuntario, publicamos mal el nombre anterior de la actual Avenida Argentina en Neuquén capital. Mis escritos se nutren de la historia oral o de la búsqueda en los archivos: en este caso, del Archivo Histórico Municipal. La resolución 37 del 28 de septiembre de 1955 dejó sin efecto el nombre “Eva Perón” que se le había impuesto a la arteria central al ser derrocado el presidente Juan Perón. El documento fue firmado por el Sr. Carlos J. Sobisch, secretario, y Héctor Martínez, comisionado municipal.

En junio de 1973 la Ordenanza 860 quiso imponer nuevamente el nombre de Eva Perón, pero el Decreto 518 del 15 de junio/73 vetó la Ordenanza 860 debido -entre otros argumentos- que el nombre Argentina tiene una tradición y una historia innegable que no puede olvidarse, por cuanto la palabra Argentina es el símbolo de la nacionalidad.

Beatriz Carolina Chávez.


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