Caso Bergliaffa: “La pena sigue como la sombra al cuerpo”

La frase salió del diálogo de «Río Negro» con el vicario judicial del Arzobispado de Córdoba, Dante Simón. El funcionario de la cúpula católica en esa región fue quien confirmó a este medio la gravedad del abuso cometido por el cura Luis Bergliaffa. Ratificó además que el «huésped» del obispo del Alto Valle, Marcelo Cuenca, se había tomado libertades dentro de las restricciones de su condena, que le prohíbe ejercer el sacerdocio por 10 años.

Predispuesto, después de varios intentos por conseguir su palabra, el presbítero conversó, se explayó y fue contundente. Afirmó que compartía todo esto «con todo sentido de colaboración, por el bien de todos».

Tal como publicó «Río Negro» en su edición de domingo, la investigación realizada en torno a Bergliaffa confirmó que existía «certeza moral suficiente» para señalar que «cometió el delito del pecado contra el sexto mandamiento del decálogo (“No cometerás actos impuros”), con menores, en innumerables ocasiones, por un período de seis años en perjuicio de la víctima». Ella tenía 16 años para cuando los folios del expediente eclesial lograron respaldar lo que se animó a denunciar años antes, delante del arzobispo y por consejo de su acompañante espiritual, según relató el vicario Simón.

Matienzo es un barrio de clase media y para ese entonces, Bergliaffa era el párroco del templo donde la niña asistía, quizás a catequesis, como cualquiera de su edad, en una familia de fe. Él también se desempeñaba dentro de la escuela privada que la iglesia tenía en esa zona, donde los chicos pueden pasar desde la salita del jardín de infantes hasta el aula de nivel terciario. Allí se ocupó de las celebraciones, confesiones, relató Simón, explicando «la tarea pastoral que tiene todo sacerdote en las escuelas que están dentro de su jurisdicción».

«Por ahí se dijo algo totalmente equivocado, no se si con buena o mala intención», planteó el vicario retrocediendo en el tiempo, a 2017, cuando el alojamiento del cura abusador en Roca se supo por varios medios, incluído este diario. Los dichos se referían a que Bergliaffa «no fue considerado culpable, porque de ser así ‘se lo hubiera dimitido del estado clerical’. No es verdad, no es así, hay muchos casos de abuso que la Santa Sede condena con penas temporales, porque también es una manera de controlar a la persona. El padre Bergliaffa ha sido condenado por el abuso de un menor, con la posibilidad de que esa pena sea prolongada».

Esas declaraciones que Simón cuestionó salieron del obispo Cuenca, en su entrevista al canal Somos Noticias, y en la carta que envió a todas las parroquias, para instalar su postura sobre el tema.

¿Por qué no lo expulsaron?


Cuesta entender cómo un delito de este calibre es respondido con una pena temporal y no la máxima. Es en las consideraciones donde se desdibuja la «tolerancia cero» que se proclama desde Roma. «El hecho de que no se haya dado la perpetua todavía es como tener una ventana abierta al posible cambio de actitud, pero puede venir la dimisión, no se olvide que la Iglesia no tiene cárceles», dijo Simón al respecto.

400 páginas, en total, tiene el archivo con todo el proceso penal de este caso, aseguró el vicario. «Le rechazan todo lo que él apeló, es muy serio esto», insistió. Pero como especialista que es en la cuestión jurídica, argumentó: «la posibilidad de disciplinarlo ó dimitirlo del clero depende del Tribunal y de las pruebas que tuvieron, el criterio de los jueces que analizaron, o de los asesores».

«La pena prevista para el delito, que no ha prescripto, es una pena justa», sostiene el proceso administrativo realizado por el Obispo de Córdoba. «Para el Derecho», explica Simón, «es justo lo que marca la ley o también se puede resolver aplicando la benevolencia (…) la aplicación de la benevolencia, ya no depende de nosotros«, se excusó.

¿Qué pasará cuando Bergliaffa cumpla la condena?


Luis Bergliaffa lleva cinco años sujeto a la condena interna que le prohíbe ejercer el sacerdocio. “Tiene que vivir como laico, aunque no lo sea (…) tiene que llevar el anonimato sacerdotal. Si yo acompaño al obispo, no lo estoy haciendo como laico”, cuestionó Simón haciendo alusión a las libertades que el acusado se tomó en su estadía en Roca.

Hubo quienes lo acusaron en Córdoba por participar en reuniones internas de curas y religiosas, en retiros espirituales y hasta deslizaron que celebró la Eucaristía, todas actividades que le están negadas. Tampoco acreditó un trabajo independiente para mantenerse.

Cuando llegue el 2024, el plazo terminará. En ese caso, «vuelve al ejercicio del ministerio, siempre y cuando el obispo crea conveniente volver a darle las facultades», afirmó el vicario judicial. «Ningún obispo está obligado a dar las facultades, lo único que está obligado, de acuerdo al derecho, es a darle la posibilidad de que subsista. Eso se va a evaluar de acuerdo a la conducta que ha tenido en el cumplimiento de la pena. Hablando en general, se le puede asignar tareas restringidas. Es muy común que se les restrinja el contacto con chicos», aseveró.

En lo que lleva de sanción, Bergliaffa aún no cumplió acreditando un trabajo independiente para obtener su sustento.

El trato hacia la víctima


«En un primer momento, la persona daminificada, la víctima, iba a hacer la denuncia penal, después decidió ella con sus abogados no hacerlo«, recordó el presbítero sobre la reacción de la joven, hoy ya mayor de edad.

«Yo no se si ella sigue con la intención de no denunciar o podría hacerlo, cuando ella quiera. Si ella lo desea hacer y la Justicia a nosotros nos pide, le daremos la colaboración que merece», concluyó.








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