“Chappie”: otro robot adorable

El director logra que todos simpaticemos con Chappie, pero se olvida del filme.

CRITICA

¿Qué pasaría si mezcláramos tres películas como “Cortocircuito “, “RoboCop” y “Sector 9”? La respuesta: nos encontraríamos con “Chappie”.

Es el año 2016 y el crimen en Johanesburgo es casi incontrolable. La policía decide comprarle a la empresa Teravaal, fabricante de armas, robots para tratar de paliar la situación, que resultan todo un éxito.

El inventor de estos androides, Deon Wilson (Dev Patel), va más allá y está intentando crear un prototipo de inteligencia artificial que pueda sentir emociones. Deon lo logra, pero la directora de la compañía (Sigourney Weaver) le niega la posibilidad de probarla en uno de los robots policías. El inventor se roba a uno que quedó muy dañado tras una redada -el Número 22-, que está a punto de ser destruido, para llevarlo a su casa y probar si su creación funciona. Por otro lado tenemos a un trío de delincuentes muy particular que necesita muchísimo dinero para saldar una deuda y necesitan dar un golpe. El problema es que los robots policías son muy efectivos y se hace casi imposible delinquir. No tienen mejor idea que secuestrar a Deon para que les invente un “control remoto” para apagarlos, pero se encuentran con el Número 22. Ninja (Ninja), Yolandi (Yo-Landi Visser) y Amerika (Jose Pablo Cantillo), el grupito de malhechores, le piden entonces que lo programe para que los ayude a robar. Y así “nace” Chappie (Sharlto Copley), el primer robot inteligente de la historia capaz de sentir y expresar emociones. Y, como cualquier chico, Chappie absorberá de este mundo todo lo que lo rodea a su entorno, lo bueno y lo malo.

Es una característica en el cine de Neill Blomkamp tratar el tema de las castas sociales, sus diferencias, la marginación, el surgimiento de un individuo que cambia el status quo establecido: lo demostró con su ópera prima Sector 9 -filme que le sirvió a él y al actor Sharlto Copley para aterrizar en Hollywood-, continuó su mensaje con “Elysium” y lo volvió a ratificar con ésta.

Pero, particularmente en “Chappie”, Blomkamp va un poco más allá. El miedo al diferente, el acoso, el aprovechamiento del sujeto por parte de los demás para su propio beneficio, la falta de humanidad; estos tópicos están como demasiado exacerbados. Y el resultado final, la resolución, es como muy “volado”, por decirlo de alguna manera. Es como si el largometraje perdiera el rumbo al final y se convirtiera en otra cosa.

Blomkamp también tiene a personajes como el de Weaver o Hugh Jackman, que personifica a un ingeniero rival al que no le dejan utilizar su robot de ataque Moose (casi una réplica del ED-209 de Robocop), muy poco desarrollados.

Es como si el director sólo se focalizara en que nos encante Chappie -que lo logra- y todo lo demás le importara poco, salvo la maldad y discriminación que lo rodea. Tampoco se entiende mucho los personajes de Ninja y Yolandi, que en la vida real forman parte de la banda de música Die Antwoord, que prácticamente terminan haciendo de ellos mismos, auto referenciándose.

Si tienen dudas sobre el “homenaje”, por ejemplo, a Robocop, la voz de los robots policías al comienzo de la película es la del actor Peter Weller. Ah, y sin son curiosos, busquen los cortos Tetra Vaal ) y Tempboot , dirigidos por Blomkamp, en la que ya se pueden ver los diseños de los robots policías.

R2-D2, Robby, WALL·E, C-3PO, Johnny 5… Bienvenido Chappie al panteón de los robots adorables, tu lugar en esta hermosa lista está asegurado y perdurarás para siempre en el recuerdo. No podemos decir lo mismo de tu película.

Leo González


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