El 2022 será un año de “mucha lunaridad”: Qué hay que tener en cuenta al observar el cielo

Observar al satélite natural de la Tierra tiene su encanto. Habrá una “Superluna” en perigeo en abril, y dos eclipses en mayo y en noviembre

La Luna es el satélite natural de la Tierra y tiene sus “fases”. Esto significa que los seres humanos ven a la Luna un poco diferente cada noche durante su órbita de un mes alrededor del planeta Tierra. “Nos espera un año de buenísima lunaridad”, escribió el físico Guillermo Abramson en su blog “En el cielo las estrellas” con cientos de seguidores.

En abril próximo, adelantó, “las lunas llenas empiezan a ser Superlunas en perigeo (incluso en marzo, con un poco de ganas)”. El 16 de mayo, habrá “un supereclipse en perigeo, que desde nuestras longitudes y latitudes disfrutaremos íntegro, hora tras hora. Será casi tan largo como el de noviembre pasado, apenas 1 minuto menos en más de 3 horas, y además será total”, detalló el investigador.

Ese día de mayo se producirá un eclipse lunar total. Es un evento astronómico que sucede cuando la Tierra se interpone entre el Sol y la Luna. Será completamente visible en la mayor parte del Norte y Sur de América. Se podrá observar a “la Luna enrojecida altísima en el cielo”, según Abramson.

En tanto, habrá un segundo eclipse total de luna el 8 de noviembre de 2022. “En Bariloche veremos apenas su comienzo, sobre el horizonte occidental. Y también en el horizonte veremos ponerse el Sol eclipsado el 30 de abril. Este año no hay eclipses totales de Sol, después de una racha de tres años seguidos con eclipses totales en territorio argentino”, explicó.

El segundo eclipse solar será también parcial, el 25 de noviembre, visible desde Europa, cercano Oriente y parte de África.

Los eclipses totales son generalmente más largos que los eclipses parciales, porque la trayectoria de la Luna por la sombra de la Tierra es más larga.

El año anomalístico

En el blog, Abramson plantea que los seres humanos están “ante un año anomalístico nuevo”. Consultado por RIO NEGRO, el profesor del Instituto Balseiro explicó por qué lo afirma: “Hay muchas formas de describir el movimiento de la Tierra en su órbita y cada una tiene asociado un año. El año anomalístico es mi favorito, más vale que por el nombre. Es uno de los muchos años que tiene definida la astronomía”.

El 4 de enero pasado a las 03:55 hora argentina comenzó un nuevo año “anomalístico”. Se mide con respecto a un punto particular de la órbita de la Tierra: es el tiempo que transcurre de un perihelio al siguiente. El perihelio es el punto de mayor acercamiento al Sol en la órbita elíptica de la Tierra (en la figura el óvalo está muy exagerado para que se note mejor). Dura exactamente 365.259636 días, según el físico.

En cambio, el Año Nuevo que se festeja generalmente el 1 de enero es “el de los almanaques»: el año civil o año calendario, de 365 o 366 días. Es el calendario gregoriano. Es el único calendario que dura una cantidad entera de días, porque a la órbita de la Tierra no le importa cuánto dura un día, y es el que rige los aniversarios de todo tipo”.


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