¿Los asteroides pueden causar catástrofes ambientales sobre la Tierra?

Se han encontrado 800 asteroides que preocupan, según investigadores del Conicet

Grandes, medianos, pequeños, cercanos o lejanos, amenazantes o invisibles a los telescopios, con órbitas estables o caóticas. Todos los asteroides son significativos para la humanidad y hay que prestarles atención según investigadores en astronomía del Conicet.

Los asteroides son residuos de la formación del Sistema Solar que deambulan por el espacio. Tienen formas y tamaños irregulares y pueden ser de composición metálica, rocosa o incluso contener hielos. Los hay de tipo monolítico, es decir como una roca maciza, o formados por acumulación de escombros.

La mayoría de los asteroides se encuentran entre las órbitas de Marte y Júpiter, en un sector llamado “Cinturón de asteroides”, donde se calcula que hay más de un millón, de los cuales casi seiscientos mil se conocen y están designados con nombre y número. Dentro de ese grupo, están los asteroides “NEOs”, que quiere decir objetos cercanos a la Tierra. Actualmente unos treinta mil que se monitorean permanentemente. “Los fundamentales son aquellos asteroides que tienen un tamaño superior a un kilómetro de diámetro, porque su impacto podría causar un desastre apocalíptico, y actualmente hay contabilizados ochocientos cincuenta, que se cree es casi el total existente”, explica Romina Di Sisto, investigadora del CONICET en Instituto de Astrofísica de La Plata (IALP, CONICET-UNLP).

Pero la mayor preocupación no son estos gigantes espaciales, sino los otros miles de asteroides que tienen volúmenes menores pero son difíciles o incluso imposibles de detectar, y por eso no pueden ser predichos ni controlados, señaló.

Uno de ellos devastó un área de más de dos mil kilómetros cuadrados en Tunguska, Rusia, el 30 de junio de 1908. Se desintegró en la atmósfera baja a pocos kilómetros del suelo.

Los asteroides se mueven siguiendo una órbita, aunque no necesariamente tiene que ser una elipse perfecta, uniforme y continua. “Al haber planetas, satélites y otros objetos, la acción gravitatoria de cada uno afecta la órbita de los asteroides modificándola, a veces cambiando las trayectorias y volviéndolas caóticas”, comentó Patricio Zain, becario del Conicet. Cuando la órbita de un asteroide se acerca a menos de veinte distancias lunares (8 millones de kilómetros), pasa a ser considerado “potencialmente peligroso”.

Para estudiar qué pasa con los asteroides, se trabaja en la detección a través de noches de observación de una misma región del cielo. El paso siguiente es determinar la órbita. Con esta información, comienzan a hacerse simulaciones de la evolución de la órbita del asteroide, que son predicciones de su comportamiento futuro para ver las posibilidades de un eventual choque con la Tierra. “El riesgo se elimina o reduce recién cuando ninguna de las numerosas simulaciones realizadas muestra un impacto, por ejemplo, en los próximos cien años”, apuntó Zain.


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