“Cometierra”: adolescencia y tragedia en una novela

Dolores Reyes, con una construcción narrativa que gana en potencia sin caer en el dramatismo en su primer libro, mezcla en su historia una mirada especial de un mundo de marginalidad con personajes que expresan dolor, tristeza y bronca.

Dolores Reyes construye en “Cometierra”, su primera novela, la historia de una adolescente que tiene el don de visualizar el destino de personas que han desaparecido víctimas de la trata o han muerto por femicidios, como sucedió con su madre.
La obra, que transcurre en un universo de pérdidas, ausencias y marginación de una mujer que ingiere tierra para develar el destino de personas desaparecidas, se afirma no solo en la solidez de la trama, sino además en la riqueza de los personajes.
En diálogo con Télam, Reyes (Buenos Aires, 1978) sostuvo que escribir durante cinco años esta novela, editada por Sigilo, le significó “un aprendizaje enorme” y le permitió encontrar su “método de escritura”.
“Quería que los personajes principales hablaran como los adolescentes que atravesaron circunstancias durísimas de femicidios y que en la representación de sus voces estuviera ese dolor, esa tristeza, esa bronca”, explicó.

P- ¿Qué hechos o experiencias de femicidios desencadenaron esta historia?
R- El tema del femicidio cruzado con la literatura me viene sacudiendo hace un montón: pienso en “La intrusa”, de Borges, el cuento “La pesquisa” de Saer, así como en su novela “Cicatrices”. En cuanto a femicidios reales, hay dos casos centrales, los de Melina Romero y Araceli Ramos, que están enterradas en el cementerio de Pablo Podestá, a 150 metros de la escuela donde trabajo con niños y adolescentes. Fueron casos emblemáticos por el tratamiento en los medios, en especial el de Melina, ya que se trató de despreciar su vida, diciendo que era una fanática de los boliches y había abandonado la escuela como forma de estigmatizarla, y de invisibilizar una vida tan valiosa como las que se van perdiendo en este oleaje de violencia machista. La historia de Araceli fue movilizadora para mí porque su muerte ocurrió cuando fue a buscar trabajo en Caseros, que es donde yo vivo y tuvo que hacer el trayecto que hago todos los días para ir al trabajo, pero ella lo hizo una vez y terminó asesinada por la persona que la entrevistó.
El caso de Ángeles Rawson fue otro hecho que me conmovió en relación con esos cuerpos que terminan en la basura una vez ejecutado el femicidio, como si fuesen descartables.

P- ¿Cree que pese a los avances de la modernidad y la laicización de la sociedad las personas necesitan buscar respuestas en aquello que está más allá de lo científico?
R- En cuanto a las instancias científicas pienso en las investigaciones: cómo las instancias estatales, la policía y demás, no hacen demasiado por buscar esos cuerpos.
Muchas veces la policía les dice a los familiares que deben pasar equis días para iniciar una búsqueda; otras veces, los cuerpos aparecen donde supuestamente la policía ya había buscado, por lo que es una constante el tema del desinterés, el menosprecio hacia la familia.
Todas estas instancias previas están muy marcadas en la novela, e implica que cuando el familiar agotó esas instancias de búsqueda se acerca a una vidente para ver si consigue esa respuesta que el Estado no le da para nada.

P- Hay un tema que sobrevuela la historia y es el del sacrificio de Cometierra para ayudar a otros, ¿Piensa que hay algo del sacrificio ligado a la mujer?
R- Culturalmente la figura de la mujer está relacionada al sacrificio. Pienso siempre en el sacrificio de Ifigenia en Áulide, que da origen a la guerra de Troya. En cuanto a Cometierra pienso que más que sacrificio tiene un enorme costo por el don con el que cuenta. Costo en el cuerpo, en las relaciones sociales, familiares, con sus pares, y su primer novio, Hernán, y a medida que avanza la novela ese costo se le hace más patente.

El tema de la muerte me resulta muy productivo a la hora de escribir”

Dolores Reyes.

P- ¿De qué manera la interpela un tema como la muerte para el abordaje literario, y también en lo personal? 
R- El tema de la muerte me resulta muy productivo a la hora de sentarme a escribir, por eso la utilicé como material propio para la ficción. La novela se inicia en un cementerio y ese otro lado, el de la muerte, está acompañando todo el tiempo a los protagonistas. Además, pienso la muerte en relación con la tierra y en cómo más allá de esta historia chiquita en el continente los fenómenos históricos que terminaron en matanzas están relacionados con la tierra y con fosas comunes, con cuerpos no identificados en los lechos de los ríos, sin los funerales, sin el duelo y sin la participación de la familia. Cuerpos robados hasta en esa instancia última que es la muerte.


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